¿Qué es la Firmeza Amorosa?
Una exigencia con uno mismo (yo prefiero llamarla firmeza amorosa), que parte de las responsabilidades que como adultos tenemos, es algo sano. Nos ayuda a mejorar como personas, a avanzar, a adquirir nuevos hábitos que nos ayuden, ser disciplinados, etc.
La Importancia de la Autocrítica Amorosa
Lo mismo ocurre con una autocrítica amorosa, ya que es importante saber ver nuestros errores, las cosas que podemos mejorar y las que no. Aceptar nuestros fallos y aprender de ello.
El Peligro de la Autoexigencia Exagerada
Pero lo que no es sano es una autoexigencia exagerada que crea estrés, ansiedad, culpa… y que surge de ese Niño-a interior herido.
El Lado Oscuro de la Autoexigencia
En ese lado oscuro de la autoexigencia, en el fondo, lo que hay es una sensación de no valer y de que, por mucho que se haga, nunca es suficiente.
Este tipo de reacciones son muy frecuentes en adultos que han sido “niños perfectos”. Los buenos estudiantes de los que sus padres estaban muy orgullosos, por ejemplo, niños que se sentían aceptados solo si jamás cometían un error.
Características de una Autoexigencia Insana
1. Exageración de los Errores
Señalar los errores de forma exagerada, poniendo en duda todas nuestras capacidades por un error. (“soy tonto, no hago nada bien, ya me equivoqué otra vez… no valgo para nada”).
2. Expectativas Exageradas
Las expectativas también son exageradas: buscamos la perfección o el no equivocarnos. Un listón siempre demasiado alto, porque nadie es perfecto.
3. Menosprecio de Logros
Menospreciamos nuestros logros, no los valoramos ni les prestamos atención. Si hacemos 10 cosas bien y una no tan bien, la atención la pondremos en lo que no hemos hecho bien, fustigándonos por ello.
La Felicidad Según Harvard
Hay una asignatura académica en la Universidad de Harvard sobre la felicidad. Tal Ben Shahar, doctor en psicología y quien enseña la asignatura sobre la Felicidad en esta universidad, hace hincapié en la importancia de “aceptar el fracaso”:
“Fracasar es necesario para el éxito. Hoy las escuelas y compañías no permiten el fracaso. Pero, estoy convencido de que es preciso aprender a fracasar, y fracasar para poder aprender”.
Ejercicio Práctico: La Lista con Tres Columnas
Paso 1: ¿Qué Tienes Que?
Te voy a pedir que tomes un papel y hagas tres columnas. ¿Cuántos “tengo que” te repites al día? Cuando hayas acabado, vuelve a leerlos. ¿Sientes ansiedad, agobio?
Paso 2: ¿Qué Quieres?
Ve ahora a la segunda columna y escribe lo mismo, pero sustituyendo el «Tengo que» por “quiero”. Todo lo que “tienes que hacer” ¿lo quieres hacer?
Paso 3: ¿Qué Necesitas?
Todo eso que quieres hacer, ¿es lo que necesitas hacer? Si todos esos “tengo que” no estuvieran ahí, ¿qué estarías haciendo? Apúntalo todo en la tercera columna. Observa cómo te sientes al conectar con tus deseos más genuinos.
Reflexiona y Actúa
¿Qué es lo que vas a hacer ahora? No se trata de convertirse en un adulto irresponsable, tenemos responsabilidades, pero reflexiona si no hay cambios que puedes hacer, si puedes hacerte la vida más fácil. ¿Todo es prioritario? ¿Todo es para mañana? ¿Puedes introducir más momentos de descanso? ¿Más momentos lúdicos?
Consecuencias de la Autoexigencia Exagerada
No se puede vivir solamente en la obligación y en una obsesión por ser “perfecto”.
Adicionalmente, estos altos niveles de autoexigencia pueden conducirnos a la inacción. Es posible que, ante el carácter inalcanzable de nuestros deseos de perfección, terminemos paralizados, incapaces de actuar por el miedo a fallar. Esto, al final, hará que perdamos oportunidades.
Por último, incluso es posible que se vea afectado nuestro cuerpo. El estrés que suele acompañar a la autoexigencia puede causar malestares como insomnio, problemas gastrointestinales, cansancio constante y tensión muscular.
Aprende a Quererte y Valórate
Comienza a relajar con acciones tu autoexigencia exagerada, observa todo lo que has conseguido y felicítate por ello. Acepta que nadie es perfecto, que todos podemos cometer errores y lo importante es ir aprendiendo en el camino.
Aprende a quererte, valorarte y sé compasivo contigo.
Psicóloga, Escritora y pionera en difundir la técnica de Ho’oponopono