Apuntes sobre Arteterapia

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La expresión de nuestras imágenes internas a través de la pintura sigue siendo lo nuclear de mi enfoque arte-terapéutico. Ha habido cambios en la forma de practicarlo y en mi manera de entenderlo, modificaciones que tienen que ver con el tiempo y con la experiencia, sin embargo, las herramientas principales siguen siendo las mismas: Pintura, manos, pinceles y papel.

Ha pasado bastante tiempo sin que haya publicado nada acerca de mi trabajo arte-terapéutico. Durante este tiempo mi manera de hacer y de entenderlo se ha ido transformando poco a poco, de la misma manera que se transforma un cuadro conforme vamos añadiendo colores y formas.

Los cuadros, la expresión de nuestras imágenes internas a través de la pintura, siguen siendo el centro de mi enfoque arte-terapéutico. Se han producido cambios en la forma, en el alance y en mi manera de entenderlo. Estas modificaciones tienen que ver con el tiempo y la experiencia, sin embargo las herramientas principales siguen siendo las mismas: Pintura, manos, pinceles y papel. A esto se le añade un entorno adecuado para la expresión artística que facilita la tarea y un acompañamiento del proceso creativo que se basa en el respeto, en el apoyo y en el interés por el universo plástico del otro.

Arte 1b

 Desde mi punto de vista nuestra expresión individual y genuina nace de nuestras manos, y los trazos que dejamos sobre una hoja nos van acercando, cuadro por cuadro, a nuestro mundo interior. Este lugar íntimo donde anidan nuestros deseos y temores, nuestros límites y todo nuestro potencial, nuestros sueños y pesadillas. Durante el proceso de creación podemos establecer un diálogo con nuestro mundo interior a través de la imagen emergente y abrirnos a la historia que nos cuenta pincelada a pincelada.

La escucha del cuadro es muy importante, como en cualquier diálogo. Cuando nos expresamos artísticamente «escuchar» significa mirar la obra, estar atenta a sus ritmos, sus colores y a su temática. Atendiéndolos podemos descubrir lo que necesita y se lo damos mediante colores y formas. De esta manera un cuadro nos puede «coger de la mano» y enseñarnos cosas de nosotros mismos que esperan ser descubiertas. La expresión creativa entendida de esta manera necesita un acto de entrega y confianza por nuestra parte, más que destreza aprendida.

Esta escucha atenta a lo que pide o necesita la obra es crucial para el desarrollo interior que puede tener lugar a través de la expresión artística. Los actos de tapar, de agrandar, de achicar, de cambiar, de transformar etc. se convierten en un acto de transformación interna gracias a que nuestra manera de percibir y nuestra manera de expresar están íntimamente relacionadas. Son las dos caras de la misma moneda. Cuando nos expresamos con conciencia, es decir entregados a la tarea de crear, y nos atrevemos a modificar algo en el espacio de nuestras obras, se puede modificar algo en nuestra manera de percibir, de comprender y de sentir.

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Podemos ver en el proceso de la botas de agua como un cuadro va creciendo poco a poco desde el color marrón inicial con el que la pintora empezó en la parte baja de la hoja. Ella tuvo una fuerte asociación con tierra mojada y añadió gotas de lluvia. Pintar la lluvia le daba una sensación de mucha libertad y le surgió el recuerdo de unas botas de lluvia que tuvo de niña. Pintar las botas y las piernas era el siguiente paso que no le resultaba fácil y le producía dolor de estomago. Pero este malestar se diluía conforme pintaba a una niña chapoteando en el agua y se transformaba en placer. Las modificaciones en los cuadros pueden ser muy sutiles como en este ejemplo. Al quitar la hierba debajo de las botas y poner el color verde en el vestido la pintora notaba un bienestar que se acrecentaba conforme la lluvia inundaba todo el cuadro.

De la misma manera que podemos experimentar cambios interiores durante la creación de un cuadro podemos vivir transformaciones más profundas a lo largo de un proceso que ha podido desarrollarse a lo largo de una serie de cuadros. El proceso de creación es como cualquier proceso vivo, como el crecimiento de una planta, necesita su tiempo para desarrollarse en su totalidad. De esta manera nuestras imágenes son por un lado el soporte de nuestra expresión y por el otro lado el medio para nuestra transformación interior.

En este sentido la obra creada en arteterapia es como la punta de un iceberg. Una parte grande de la masa de hielo está debajo del agua, invisible a la vista. De la misma manera el alcance profundo del trabajo con las imágenes internas, independientemente si las pintamos, esculpimos o modelamos, hunde sus raíces en el cuerpo y deja su rastro en él. Gracias a la parte que se puede hacer visible en el trabajo creativo tenemos acceso a nuestro interior y podemos apoyar los cambios y las transformaciones que tienen lugar a lo largo de nuestra vida. A menudo estos cambios vitales son más llevaderos con ayuda del arte.

Las prácticas arte-terapéuticas tienen un potencial preventivo muy grande porque gracias a la expresión de nuestro mundo interior podemos revisar nuestras maneras de pensar, de sentir y de estar en el mundo, podemos sanar nuestras imágenes internas, curar heridas antiguas y podemos perder el miedo al futuro. En resumidas cuentas la práctica del arteterapia nos ayuda aceptar más plenamente nuestro presente: este momento en nuestra vida del que nos alejamos continuamente en pensamientos hacia el pasado o hacia el futuro. Pero la acción creadora nos ancla necesariamente en el aquí y ahora por el hecho obvio que solamente puedo expresarme en el momento presente. Y nos conecta con el presente independientemente de la temática que expreso o del enfoque arte-terapéutico que estoy practicando.

Si tenemos en cuenta que la expresión sólo se puede dar en el momento presente, también es obvio que lo hacemos de la única manera en que somos capaces de hacerlo en este mismo instante. No puede ser de otra forma. De esta manera encontramos en el cómo nos expresamos también un terreno de aceptación propia y de entrenamiento para la transformación personal. Porque poco a poco se va a desarrollar nuestra destreza manual, la confianza en nuestra forma de expresarnos, nuestro atrevimiento para la experimentación etc.. La actividad creadora transciende de esta manera los muros del taller y alcanza nuestra forma de estar en la vida.»

Katharina Widmer

Arteterapeuta gestáltica

[email protected]

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6 minutos de lecturaActualizado: 20/08/2017Publicado: 29/03/2013Categorías: Estilo de VidaEtiquetas: , ,

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