Redescubramos el Esencia del Hatha-Yoga: Más Allá de la Superficie

¿Quieres más?

¿Te gustaría estar siempre al día con las últimas tendencias, consejos y secretos?  Suscríbete a nuestro boletín mensual y sé parte de una comunidad exclusiva.

2,6 minutos de lecturaActualizado: 26/10/2024Publicado: 26/10/2024Categorías: Ramiro CalleEtiquetas: , , , ,

Hace veinte años inicié en la práctica del hatha-yoga a María Luisa Jiménez Marqués, que ya era asidua practicante de meditación. Ella se formó a fondo para ayudarme como monitora en el espacio que, a lo largo de tres años, creamos en TV, casi a diario y para numerosos países, además de España, impartiendo en directo clases de asanas, respiración, relajación y meditación. Lleva más de quince años ofreciendo clases diarias de hatha-yoga en el Centro de Yoga Shadak, y es una extraordinaria profesora.

Su testimonio, como experiencia personal (un punto clave ya que el yoga es fundamentalmente experiencial – los yoguis han verificado por sí mismos las técnicas a lo largo de milenios), es de máxima relevancia y me identifico plenamente con él. Por ello, lo comparto como una reflexión iluminadora:

«Al observar la adulteración que rodea al genuino hatha-yoga, he llegado a una conclusión: muchas informaciones sesgadas no hablan del verdadero hatha-yoga, sino de yogas desnaturalizados que han ganado popularidad, así como de formas más agresivas que se practican en Estados Unidos y se han expandido a otras naciones. Los yoguis del pasado no estudiaban anatomía en libros; la descubrían dentro de sí mismos, a través de su experiencia directa. Su trabajo era metódico, regular y progresivo, lo que difícilmente podía resultarles perjudicial.

El yoga genuino es un viaje de auto-descubrimiento: se trata de sentirse, vivirse y experimentarse; está más allá de conceptos, teorías o figuras maestras, pues, desde el primer momento, la práctica se torna en algo personal e intransferible, aunque el espacio donde se realiza se comparta.

Lo que realmente falla no es tanto el conocimiento en sí, sino el método. Cuando un método de autodesarrollo se convierte en un culto superficial al cuerpo, o se busca la meta sin disfrutar del camino, se producen distorsiones. La práctica del yoga se convierte en una competencia hacia afuera, en lugar de un viaje hacia adentro. Es válido seguir un camino que se elija, pero debemos ser conscientes de que los métodos y objetivos pueden variar sustancialmente. ¡El discernimiento es fundamental!

Nunca deberíamos permitírselo convertir en un medio para cultivar una imagen superficial, un orgullo espiritual que se traduce en narcisismo, fomentando la competencia o el deseo de ser más flexible que otro, obteniendo satisfacción al convertirse en un contorsionista. Sin embargo, muchos se ven atrapados en una vorágine que demanda lo que vende, lo que esta sociedad caracterizada por el ego busca, priorizando lo aparente sobre lo verdadero.

El yoga es un patrimonio espiritual de la humanidad, y la confusión causada por quienes se presentan como ‘mercaderes’ en este ‘mercado espiritual’ es desalentadora. Pregunto: ¿por qué le llaman yoga si no es yoga? Es lo mismo que afirmar que el juego de damas es el ajedrez; son prácticas completamente distintas que no deben confundirse.

Ramiro Calle

Centro de Yoga Shadak

Comenta este artículo

Haz tu buena obra del día ¡Compártelo!