El Legado de las Sortijas: Reflexiones sobre la Impermanencia y la Serenidad en la Vida

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2,3 minutos de lecturaActualizado: 07/12/2024Publicado: 07/12/2024Categorías: Ramiro CalleEtiquetas: , , , , ,

Un hombre que poseía dos hijos falleció, dejando entre sus bienes dos sortijas únicas. Una lucía un excepcional diamante, mientras que la otra, modesta, era de plata.


El hermano mayor, al vislumbrar las sortijas, exclamó, colmado de ambición:
   – Como soy el hermano mayor, es obvio que la sortija con el diamante ha sido destinada para mí.
   El hermano menor respondió:
   – Está bien, que sea para ti. Yo me conformo con la sortija de plata, no me importa.

Ambos se colocaron sus sortijas y siguieron caminos distintos. Días después, el hermano menor, jugando con su sortija, se percató de una inscripción en su interior: “Esto también cambiará”.
   – Este debe ser el mantra de mi padre – reflexionó.


Con el paso del tiempo, cada hermano enfrentó los altibajos de la vida. Sin embargo, el hermano mayor, atrapado por la avaricia, comenzó a desgastarse emocionalmente. Su fortuna, aunque deslumbrante, no le ofreció paz. Se dejó arrastrar por los altibajos, padeciendo agotamiento mental y físico, buscando consuelo en pastillas y terapias.
   Por otro lado, el hermano menor, enfrentando igualmente los desafíos de la vida, se adhirió a su mantra “Esto también cambiará”. A través de esta perspectiva, mantuvo una actitud equilibrada y serena ante las incertidumbres y adversidades, disfrutando de una vida plena y saludable.

REFLEXIÓN:
   Un antiguo adagio reza: “Todo fluye, nada permanece”. La palabra vicisitud, denota alternancia. La vida es dinámica y su naturaleza es el cambio. Aceptar este hecho nos libera del sufrimiento y nos permite vivir con más gratitud y estabilidad emocional.

El ciclo de la vida… todo se manifiesta y se disipa; todo lo que nace tiende a desaparecer. Esta es la ley de las dualidades. Nos corresponde desarrollar la ecuanimidad y la aceptación consciente ante lo inevitable. Así, podremos navegar por la vida sin añadirle más sufrimiento y mantener una actitud firme y resiliente durante el aprendizaje continuo.

Piyadassi Thera, un querido amigo y monje budista, compartió: “La persona que cultiva la serenidad mental rara vez se desconcierta ante las vicisitudes de la vida. Intenta ver las cosas en su justa perspectiva, comprendiendo cómo surgen y desaparecen”. En Yoga Vasishtha, aprendemos que un yogui es quien observa con ecuanimidad el flujo de los eventos.


Integremos el mantra: “Esto también cambiará”. Aprender a recibir y soltar desde la armonía mental, nos permitirá vivir en paz. Más que aferrarnos a lo que creemos conservar, aprender a abrir la mano, justo como lo haríamos para abrazar todo el universo.

Ramiro Calle

Director del Centro de Yoga Shadak y escritor

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