La salud está en las colmenas

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4,9 minutos de lecturaActualizado: 20/09/2024Publicado: 08/03/2018Categorías: Nutrición

Los productos de la colmena son productos naturales, y la naturaleza ha aportado siempre muchos remedios para los principales males que padecemos. Estos productos son concentrados activos con numerosas virtudes; algunas se han descubierto de forma empírica, pero probablemente hay muchas otras todavía por descubrir.

La miel

La miel es, ante todo, el primer alimento dulce de la historia de la humanidad. Tiene un poder endulzante superior al azúcar blanco, por lo que puede perfectamente sustituirlo permitiendo evitar los problemas que conlleva el consumo de azúcar refinado a largo plazo. Es un alimento muy nutritivo adecuado también para los deportistas.

Las mieles más oscuras son ricas en minerales y polifenoles, lo que les confiere un interesante poder antioxidante, y otras también presentan una notable acción antitusiva (es decir, que calman la tos).

Se estima que en el mundo existen unas 300 mieles monoflorales diferentes, que van de un color muy claro a muy oscuro y de una textura líquida a cristalizada. Estas diferencias dependen principalmente de su relación entre glucosa y fructosa (cuanto más rica en fructosa, más líquida es la miel) y del contenido en minerales y polifenoles (cuanto más oscura, más rica en estos). Por lo tanto, cada miel tiene propiedades especiales.

Los equipos científicos empiezan a estudiar sus propiedades y algunasse van comprobando, pero se necesita confirmarlas y validarlas. Las mieles deben responder a unos parámetros muy estrictos, pero que por desgracia no incluyen la búsqueda de contaminantes. Aunque los laboratorios pueden identificar fácilmente su presencia, rara vez se hacen estos análisis. Además, el etiquetado no da una garantía demasiado grande sobre la trazabilidad del producto.

Por lo tanto, yo recomiendo siempre que se compre la miel a un apicultor local; miel cuya calidad de fabricación, así como su frescura, se puede apreciar fácilmente.

 

Propóleo y jalea real

Puede ser interesante tomar propóleo en los cambios de estación, ya que refuerza el sistema inmunitario. Y, si es necesario, también se puede tomar durante períodos más largos.

La jalea real, por su parte, es mejor reservarla para momentos de gran cansancio físico y mental, o para períodos de convalecencia. No obstante, no es recomendable hacer más de tres o cuatro tratamientos de jalea real fresca al año.

Además, por supuesto hay que tener cuidado con la calidad de estos productos. La jalea real hay que tomarla fresca, nunca congelada, y conservarla en la nevera.

En cuanto al propóleo, debe asegurarse de que su origen botánico está claramente indicado, ya que cada especie contiene polifenoles diferentes y en cantidades variables. Precisamente por eso puede resultar interesante alternar tratamientos de propóleo de origen botánico diferente, ya que cada uno tendrá acciones complementarias. Pero el contenido en principios activos debe estar siempre indicado claramente.

En cuanto a la jalea real, se habla de sus efectos antienvejecimiento, hipocolesterolemiante e hipoglucemiante, aunque no se han confirmado; las dosis, la frecuencia y la forma de administración necesitan ser validadas.

El propóleo, por su parte, es un verdadero antiséptico natural, ya que refuerza las capacidades antibacterianas, antivirales, antifúngicas y antioxidantes. Dos trabajos han mostrado que su consumo podría ayudar en la lucha contra el síndrome metabólico, para aliviar los efectos secundarios de las quimioterapias y en caso de trastorno depresivo leve. Pero todo esto está sin confirmar.

Respecto a la jalea real, lo mejor es apostar por productos que no hayan sido congelados y que cumplan con la normativa vigente de elaboración y distribución. En el caso del propóleo existen numerosas formas galénicas, pero, de forma general, hay que elegir productos cuyo origen botánico esté claramente identificado, al igual que su contenido en principios activos (a ser posible).

Hay que comentar que los niños de más de un año y las mujeres embarazadas (estas siempre en caso de que no presenten riesgo de diabetes gestacional) pueden consumir miel sin miedo. También pueden utilizarse en esos casos propóleo en dosis moderadas y bajo una forma sin alcohol. En cambio, es preferible que las embarazadas sean prudentes en el consumo de jalea real. Por otro lado, el polen, si no hay riesgo alérgico grave y conocido, es recomendable en ambos casos. De hecho, algunos pólenes frescos como el de sauce asegurarán un aporte esencial en vitamina B9 durante el embarazo.

Apiterapia

De todo esto surge la apiterapia, que consiste en utilizar los productos biológicos procedentes o extraídos del propio cuerpo de la abeja para tratar o prevenir enfermedades humanas o veterinarias. De hecho, ya se están utilizando en ciertos países. Por ejemplo, en Asia, se recurre a esta en asociación con la acupuntura para prevenir los reumatismos.

En Estados Unidos los médicos inyectan dosis muy altas para frenar la progresión de enfermedades autoinmunes, especialmente la esclerosis múltiple. Y en Rusia un servicio de psiquiatría lo utiliza incluso para disminuir la adicción a las drogas.

En España el veneno de abeja sólo se utiliza en entornos hospitalarios para desensibilizar a las personas alérgicas a la picadura de estos insectos, pero nunca con un fin curativo frente a otras dolencias. De forma general, el veneno de abeja refuerza el sistema inmunitario y tiene propiedades antiinflamatorias, lo que lo convierte en una herramienta eficaz frente a las enfermedades crónicas.

En una época en la que la industria farmacéutica está en un callejón sin salida a nivel terapéutico, los productos de la colmena podrían tener buenas perspectivas de futuro.

Sergio García Calvillo
Licenciado en CC Químicas y diplomado en Naturopatía
sergiogarciacalvillo.simplesite.com

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