El tratamiento facial Kogo ha surgido de la combinación de técnicas milenarias japonesas como Kobido, a las que se aúnan toda una serie de técnicas ancestrales rusas de liberación fascial y linfodrenaje. Todas ellas han sido recuperadas y transmitidas por su auténtico maestro. En el caso de Kobido, el Dr. Shogo Mochizuki (26 generación del linaje familiar). Y, por otro lado, las técnicas de la Dra. Tatiana Shubina, médico rehabilitador en Moscú que ha recorrido numerosos países como la India, China, Tailandia, Marruecos…, en búsqueda de las mejores técnicas faciales.
La belleza en estos momentos en la sociedad está tomando un papel consumista que no tiene nada que ver con la verdadera belleza, que es la natural.
De esta fusión de técnicas extraordinarias surge Kogo, un tratamiento terapéutico-estético completamente novedoso que consigue que cuerpo y espíritu sumen fuerzas en un maravilloso masaje facial que producirá un efecto en el rostro completamente sorprendente, imposible de repetir con aparatología o con cualquier masaje al uso que se esté utilizando en cualquier parte del mundo.
Masajes faciales hay muchos, pero ninguno tan efectivo como Kogo
Surgió del amor hacia la vida y hacia las personas.
¿Por qué lo llamamos terapia? Muy sencillo, porque es un tratamiento que va mas allá de una simple rutina estética. La suavidad de sus movimientos y a su vez la velocidad con que se ejecutan es de vital importancia para no perder el camino de la linfa y del sistema nervioso, diferentes aspectos que trabajamos a la vez en el tratamiento.
¿Qué conseguimos a nivel estético? Recuperar unos rasgos en el rostro perdidos durante las batallas de la vida. Esas facciones permanecen ocultas debajo de inflamaciones reflejas de los órganos que tenemos representados en el rostro. Nuestros bellos rasgos perdidos comienzan a aparecer cincelados por las manos del terapeuta.
¿Qué conseguimos a nivel orgánico? Conseguimos un reequilibrio orgánico a todos los niveles, activamos zonas reflexológicas de órganos que se encuentran debajo de cada zona del rostro y los reequilibramos.
¿Qué conseguimos a nivel emocional? Conseguimos una paz profunda que nos proporciona el tratamiento Kogo.
Quizá el aspecto más impactante lo conseguimos a nivel estético-emocional. El rostro parece descansado y lleno de una juventud olvidada hacía ya tiempo.
La piel se vuelve más jugosa y resplandeciente. El cambio en el color de la piel es muy llamativo: pasa de un color cetrino que ningún maquillaje puede esconder a conseguir una piel que no recordábamos haber tenido.
Creamos todas las sustancias que vamos perdiendo con la edad y las agresiones, nuestro propio colágeno y nuestra propia elastina, imposibles de generar, si no es con el tratamiento Kogo.
No hace falta recurrir a esos métodos invasivos que nos están bombardeando en esta sociedad de consumo antinatural. Nos hacen creer que son métodos naturales una inyección en el surco nasogeniano o en el ángulo exterior del ojo, para inocular una toxina botulínica.
El tratamiento Kogo no ha nacido por casualidad, sino porque es una necesidad alternativa a esta sociedad consumista que tan pronto te vende un ácido, o una toxina que siempre se utilizaron en la medicina para bloquear nervios o paralizarlos por algún motivo grave como podría ser un dolor fuerte en el trigémino.
Todavía no sé quién fue el mago que vendió a los centros de estética que ese era el camino natural a seguir. ¡Qué disparate!
¿Y las personas que apuestan por una belleza natural pero efectiva?
Pues esas son personas como usted y como yo, que no se dejan llevar por esas corrientes antinaturales que lo único que pueden añadir a un rostro es una deformidad. Pero eso no es rentable y acabaría con la industria cosmética y estética tal como se está entendiendo en este momento la belleza.
De esta necesidad surge Kogo, y la investigación de técnicas manuales aunadas a productos totalmente naturales como los que utiliza en sus tratamientos. Es el último bastión de la naturalidad de la belleza conseguida con tratamientos no invasivos y sí exquisitos para los sentidos.
Kogo es el imperio de los sentidos; su propia palabra lo dice, “Emperatriz” de tu propia belleza. El tratamiento facial se complementa con unos productos completamente nuevos y extraordinarios, productos biológicos, cuyos ingredientes han sido elegidos por sus propiedades medicinales; activación en algunos casos, en otros calma y serenidad, ya que cada piel es un mundo.
Nuestro cuerpo a través de la piel reconoce las sustancias que le son afines y desarrolla una relación con estos ingredientes de puro amor. Los ingredientes biológicos que Kogo desarrolla para la piel se unen en comunión con la terapia manual de tratamiento facial más potente del mundo.
Kogo apuesta, y muy fuerte, por la naturalidad, pero trabajada manual y naturalmente. Desde la naturaleza y la conciencia hemos creado un producto único.
La terapia Kogo es una alternativa pensada y buscada por personas conscientes, que no miedosas, por personas que quieren tener alternativas diferentes en la belleza, que discriminan lo que es bueno para la naturaleza humana de lo que esta sociedad, a través de técnicas invasivas, le está proponiendo. Personas coherentes con los valores naturales.
Kogo ha nacido como una necesidad de las mujeres que buscan alternativas a la belleza actual. La imposición de cánones de belleza artificial no puede vencer a la naturalidad.
Las personas nunca deberíamos de olvidar que, como ser con alma, poseemos una gran belleza que viene del interior. Kogo acompaña en la búsqueda de esa belleza, apoyando con hechos y conciencia ese estado físico y emocional.
Kogo es el contacto con la naturaleza que habíamos olvidado.
Natacha de Cortabitarte
Facialista certificada por KOBIDO Japón
Espacio Kogo
http://www.kogo.es