El mensaje de la ansiedad

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4,1 minutos de lecturaActualizado: 20/09/2024Publicado: 18/05/2017Categorías: Salud NaturalEtiquetas: ,

La ansiedad se define como un estado mental caracterizado por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad. Se basa en los miedos subyacentes de fondo relacionados con la anticipación del futuro y las recreaciones del pensamiento en relación a él.

Si bien tiene una función como mecanismo adaptativo natural que permite ponerse en alerta antes ciertos sucesos que lo requieren, la respuesta suele ser en ocasiones desmesurada jugando un importante papel en situaciones de desbordamiento y descontrol emocional, llegando incluso en algunos casos a auténticos ataques de pánico, donde la persona que lo sufre siente un miedo irracional, incluso con ideas de muerte inminente. Puede resultar agotadora y desesperante.

En periodos continuados, cuando la ansiedad supone un problema para la vida cotidiana de la persona que la padece, se considera un trastorno y como tal, se recomienda detenerse a mirar hacia dentro y localizar las raíces emocionales del asunto que lo provoca.

Algunas hechos circunstanciales traumáticos pueden generar estrés postraumático si no han sido bien elaborados y “digeridos”. Otras experiencias relacionadas con los cambios vitales, tales como un embarazo, un despido, una mudanza, pueden producir ansiedad en diferentes grados.

¿Qué síntomas pueden señalarla?

La ansiedad tiene síntomas físicos, mentales y emocionales. Dependiendo de la intensidad del trastorno, la situación que se vive, y el modo de atenderlo, la persona puede sufrir cansancio, irritabilidad, dificultad para concentrarse, insomnio, preocupación constante con pensamientos recurrentes, ataques de angustia que se retroalimentan con la elevación de la sensación corporal de algunas evidencias como las palpitaciones, la elevación de las pulsaciones, la tensión muscular, las contracturas, temblores, mareos, conflictos digestivos, indigestión, diarrea, sensación de ahogo. No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni la misma intensidad. Cada persona, según su predisposición biológica y/ o psicológica, se muestra más susceptible a sentirlos. Sea como sea los síntomas en conjunto o por separado parecen alarmantes y son generadores en bucle de un aumento de la ansiedad.

¿Qué hacer?

El primer paso es reconocer que estamos padeciendo ansiedad. Darse cuenta que es una alteración emocional mal gestionada que “esconde” una causa y que el cuerpo expresa lo que a veces uno mismo no se permite expresar. La ansiedad trae un mensaje que entregar y fiel a su propósito insiste hasta que la escuchamos. Viene a ayudarnos, a mostrarnos algo que recolocar en el interior, una incoherencia entre lo que decimos, sentimos y hacemos traduciéndose en desequilibrio y desconexión.

La medicación, si bien puede ser ayudar en momentos extremos puntuales, enmascara y camufla los estados internos saboteando el mensaje que la ansiedad que “se hace callar” no logra entregar.

Quien padezca flores de Bach que armonizan vibratoriamente el campo emocional, así como la atención de un profesional que pueda entrenarnos en ejercicios de relajación, meditación, coherencia cardiaca, conciencia emocional y gestión del estrés, y que, sobre todo, acompañe en ese proceso de darse cuenta para poder desmontarla y extraer de ella el aprendizaje. Se recomienda la terapia transpersonal que atiende y contempla a la persona desde una visión holística amplia y cuyo objetivo es la reconexión con el Ser.

Mayla J. Escalera
Terapeuta Transpersonal
Conciencia emocional. Gestión de la Ansiedad.
Sendadeluz.com

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