El eneagrama de las virtudes

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Para conocer y valorar el eneagrama de las virtudes hay que tener en cuenta varios aspectos. Una frase representativa y destacada es la siguiente:

«Peregrino del mundo, si miras con todos los ojos, amarás con todos los corazones»

Ramón del Valle Inclán

Mirar con todos los ojos, amar con todos los corazones es el estado natural del bebé: un infante sin ego ES, aunque no tenga conciencia de ello. En el proceso de maduración, de construir un «yo» diferenciado, la inmensa mayoría de las personas llegamos a olvidar el Ser al identificarnos con la personalidad que vamos construyendo para obtener amor y huir del dolor. Las bellas palabras de Buda en su célebre «Sutra del Diamante» describen ese falso yo «como una estrella errante, una burbuja en el torrente, una llama al viento, escarcha bajo el sol, un destello de luz… un sueño fugaz».

Sin embargo, sin esta construcción artificial no podríamos relacionarnos, crecer, desarrollar nuestro potencial. El continuo roce de los egos lima las aristas, pero nos hace sufrir. El noventa por ciento de las personas que deciden acudir a una terapia atraviesan momentánea o permanentemente crisis en las relaciones de pareja, padres e hijos, jefes, subordinados o compañeros de trabajo; también en relaciones con vecinos, proveedores y clientes. A veces, el descontento lo provoca el no poderse adaptar a un sistema que se ha vuelto neurótico… Una paradoja de toda terapia consiste en que si no logra un cierto grado de funcionalidad del consultante, este acaba en el manicomio o en los márgenes de la sociedad; pero quienes se adaptan totalmente a esta enajenación colectiva que nos rodea se convierten en hormigas dormidas o estresadas de este gran hormiguero enloquecido.

Hay quienes atraviesan estos ríos de relaciones a nado. Unos se ahogan en el intento; otros son arrastrados por la corriente y se golpean hasta que se agarran a una rama… ¡que está en la misma orilla de la que partieron! Hay quienes toman una barca de remos, encuentran un vado o un puente, un terapeuta o un maestro. Son muchos los que consiguen atravesar el río… para encontrarse en su caminar con otros ríos más anchos y caudalosos.

Algunas personas van sin mapas; otras confunden el mapa con el territorio y, en vez de caminar y nadar, dan vueltas alrededor de su ombligo mirando el «único mapa verdadero que les conducirá a la salvación». Suele ocurrir con muchas vías espirituales y con numerosas escuelas y filosofías terapéuticas. Sobre todo al principio, cuando el neófito cree haber descubierto la piedra filosofal que le alejará del sufrimiento. Lo más grave es que hay barqueros que, identificados con su barca, su río, sus orillas y sus pasajeros, pasan su vida pegados a los remos, incapaces de ponerlos en manos de otros remeros, por creer que solo su barca es segura y solo ellos saben manejarla.

La primera vez que oí hablar del eneagrama, como mapa de carácter basado en nueve tipologías y en veintisiete subtipos, me produjo cierto rechazo. Para mí, eran marcianos hablando en jerigonza marciana. Cuando Antonio Pacheco, organizador y terapeuta del programa SAT, me invitó a hacer el protoanálisis, o curso introductorio, me convertí en un neófito entusiasta; una especie de predicador laico de un instrumento capaz de revolucionar el conocimiento de sí. A partir de entonces, completé tres años más de SAT con Claudio Naranjo. Pasé años intentando hacerme una idea del carácter de todos mis consultantes. Escribí artículos de divulgación. Empecé a escribir un libro, que se alargaba indefinidamente, porque no me valían todos los puntos de partida. Seguí leyendo todo lo que me caía en las manos. Participé en foros y congresos. Me abrí a nuevas hipótesis y escuelas. Me introduje en otros mapas, como las constelaciones familiares, el genograma, la «astrología psicológica», el «diseño humano» o el «Mat21» (véase el artículo del número anterior de Espacio Humano). Este manuscrito parecía el sudario de Penélope, que tejía de día y destejía de noche, mientras esperaba a su marido Odiseo. Sigo investigando otras hipótesis, como que en cada centro –mental, emocional e instintivo- podamos corresponder a tipologías diferentes.

Eneagrama y trabajo sobre sí. Virtudes y Mudras.

Ahora sé que necesitaba haber leído este libro recién aparecido de Antonio Pacheco (Editorial Hermes, Vitoria 2013). Tengo casi todo lo que se ha publicado sobre eneagrama en castellano y varios en inglés que no han sido traducidos. Nunca me encontré con un resumen tan conciso y claro, que va a lo esencial, desde la teoría y la experiencia. Y, sobre todo, muy atractivo por las exquisitas ilustraciones. Y por encima de todo novedoso. Por primera vez se publican los mudras ilustrados y comentados de las virtudes. Pero lo más importante es que no se centra en tipificar neurosis, sino en salir de ellas, admitiendo algo tabú para los eneagramistas: que no se construye uno una cruz egóica de carácter hasta la muerte, como si fuera un destino ineludible.

Jerry Wagner.

Ppsicólogo y profesor de la Universidad Loyola de Chicago, dijo: «Cuando al principio aprendí el Eneagrama de Bob Ochs, S.J., en los primeros años 70, él recién lo había aprendido de Claudio Naranjo. Lo que obtuvimos fue en su mayor parte las peores desventajas de los nueve estilos… El Eneagrama habla de la esencia y del ego/personalidad. Winnicott habla del ser verdadero y el falso ser. Horney escribe acerca del ser verdadero y la auto-imagen idealizada… Fromm escribe acerca de caracteres productivos y caracteres improductivos. Rogers habla acerca de la auto-realización o de hacer realidad la auto-imagen. Shostrom habla de la persona realizada y de la persona manipulada. Se me ocurre que todas estas teorizaciones intentan describir un fenómeno muy parecido, pero están utilizando para ello palabras diferentes. Quizá haya que proponer una nueva terminología…».

Mi experiencia.

Todo viene de una mentalidad patriarcal que ha impregnado la mayoría de las tradiciones espirituales: la vía masculina del ascenso desde la materia al espíritu, desde la energía a la conciencia, desde conciencia planetaria a la conciencia solar… Vía de esfuerzo, de conseguir lo que no se tiene o se ha perdido. En un nuevo paradigma integrador, todo está ya aquí y ahora. Basta con abrir las grietas, la vulnerabilidad, el corazón, los sentimientos, para que penetre la luz al fondo del inconsciente individual y colectivo. Es lo que muchas mujeres iniciaron hace años con lo que llamaron «la vía de la Diosa». Una forma con tintes feministas de volver a empapar el cuerpo de conciencia, de que la naturaleza sea respetada en su plena irradiación.

En parte, solo en parte, es lo que propone el autor de «Eneagrama y trabajo sobre sí». Espero que, en una segunda vuelta de tuerca, pueda publicar un segundo libro en donde quede claro que desde una perspectiva transpersonal y espiritual, (y no solo humanista), Tú eres ya Eso, la Esencia, un solo Cristal. Ese único Sabor. Esa única Vibración. Esa única Luz. Y un cristal no es completo sin sus nueve caras y sus 27 cortes al igual que el arrecife de coral no es completo sin la estrella de mar, el pulpo, el pez payaso o el tiburón. Formas de vida de una sola Vida. Actores del Gran Teatro del Mundo. Jugadores del mismo Juego Cósmico.

Ya está bien de seguir neurotizándose dando vueltas a las pasiones dominantes, que recuerdan mucho a los pecados capitales del cristianismo: ira, orgullo, envidia, avaricia, gula, lujuria y pereza. Ha llegado el tiempo de centrarse en actitudes y recursos –muy bien expuestos en el libro comentado- como atajos hacia el propio don. Resumo y amplío a mi manera:

1. Tendré paciencia conmigo. Mantendré la serenidad con los demás.

2. Daré sin esperar nada a cambio. Los demás son tan especiales como yo.

3. Soy valioso aunque no logre. Los demás me ven y me aprecian por mí mismo.

4. Agradezco lo que tengo. Los demás también tienen carencias.

5. Me arriesgo a actuar sin tener toda la información. El mundo es abundante

6. Confío en los demás, porque confío en mí. Puedo decidir actuar aunque me equivoque.

7. Disfruto en el presente de una sola cosa. Acepto que el dolor forma parte de la vida.

8. Ser vulnerable no es el fin del mundo. Me dejo proteger.

9. Atiendo primero mis necesidades. Llevo a cabo lo importante sin posponerlo.

Y no se trata de repetir, como en el catecismo de la infancia: «Contra la ira, paciencia; contra el orgullo, humildad; contra la envidia, caridad; contra la avaricia, generosidad; contra la gula, templanza; contra la lujuria, castidad; contra la pereza, diligencia». (No entraba la vanidad, que confundía con el orgullo, ni el miedo, pues sin «el santo temor a Dios y a las penas del infierno», todos seríamos «pecadores»). Sin embargo, cuanto más trata nuestro yo consciente de lograr una meta, más la boicoteará nuestro inconsciente con lo contrario.

La propuesta es más simple: aumentar y reforzar aquello que a cada cual le es más fácil de manera natural, porque es su competencia, talento y vocación con las que ha nacido. Cada personalidad podría contribuir al mundo afirmando alto y claro: YO APORTO AL MUNDO

1. Verdad, justicia y perfección.

2. Libertad, generosidad y empatía.

3. Energía, eficacia y transparencia.

4. Esencia, autenticidad y creatividad.

5. Sabiduría, objetividad y concentración.

6. Solidaridad, lealtad y responsabilidad.

7. Visión, entusiasmo y sinapsis.

8. Inocencia, liderazgo y protección.

9. Amor, mediación e integración.

Con esta perspectiva, las relaciones se hacen más fluidas, porque entendemos que cada persona tiene una visión diferente del mundo y una misión personal. Y todas ellas son complementarias y coherentes dentro del mismo Agua que fluye por cada una de nuestras células.

Escritor, terapeuta gestáltico y consultor transpersonal

Alfonso Colodrón

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8,5 minutos de lecturaActualizado: 27/06/2024Publicado: 28/08/2013Categorías: Desarrollo PersonalEtiquetas: , , ,

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