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Las creencias son afirmaciones, ideas, pensamientos, conclusiones sobre nosotros mismos, las personas de nuestro entorno, del mundo que nos rodea en general, que determinan nuestra realidad, es decir “la realidad que percibimos según nuestro patrón de creencias”.

Nuestras creencias filtran lo que captamos a través de nuestro sistema sensorial, de manera que determinan la interpretación de nuestras vivencias, condicionando los comportamientos como respuesta ante los acontecimientos y la emisión de los juicios frente a la vida en general. Se forman durante nuestro desarrollo y proceden de muchas fuentes: experiencias propias, el entorno familiar, cultural, el sistema educativo, el inconsciente colectivo…

Las vamos acuñando de manera inconsciente y configurando de ese modo toda una red neuronal, un mapa de creencias condicionantes que se activa de manera mecánica ante ciertos sucesos. Y dado que a la larga todo lo que no es consciente puede llegar a interferir, lo no consciente puede alentarnos o sabotearnos.

Hay creencias que “juegan a nuestro favor”, nos impulsan, nos dotan de seguridad, sin embargo, no somos conscientes de ellas para potenciarlas. Y menos aún lo somos de todas aquellas que nos merman, nos limitan y sabotean nuestros objetivos. A pesar de no darnos cuenta, están ahí influenciando nuestras vidas. A éstas últimas que suponen un obstáculo las llamaremos “creencias limitantes”.

Cada vez que nos escuchemos diciendo “yo creo…” estamos poniendo en evidencia una creencia personal y subjetiva.

Pongo un ejemplo: un individuo es incapaz de aprender idiomas por mucho esfuerzo y medios que emplee. Si miramos en su infancia posiblemente hay todo un abanico de “sentencias” que de niño ha escuchado de manera reiterativa de sus progenitores que siendo puntales de referencia máxima para él, ha hecho suyas sin ponerlas en duda. “Si mis padres me dicen que soy un torpe, inútil, e incapaz para aprender idiomas, simplemente, me lo creo”. CREER Y CREAR.

Con esta creencia grabada a fuego en el inconsciente por mucho que de adulto quiera convencerse que es capaz de lo que se proponga le va a costar sudor y lágrimas aprender con facilidad aquello que se haya propuesto, ya que una voz interior que ni siquiera percibe, pero afecta de manera dramática, está ahí dentro de su cabeza diciendo que NO ES CAPAZ de hacerlo. Uno puede hacerse idea de qué manera absolutamente todo está condimentado con nuestras creencias en asuntos de mayor índole y la vital importancia que tiene por tanto, observarse e identificar cuáles son las que determinan nuestro mapa para des-automatizarse.

¿Qué ocurriría si identificamos la creencia saboteadora, la desprogramamos y la volteamos en positivo?

Sin duda, la situación cambiaría drásticamente. Pero la gran mayoría de personas ni se plantea la importancia que tiene ni han identificado las propias, siendo a menudo, una de estas creencias el foco responsable de alguno de los mayores conflictos y uno ni se da cuenta porque está automatizado.

No es sencillo atrapar creencias profundas arraigadas en lo no consciente, y por tanto la ayuda terapéutica puede ser fundamental en el proceso del cambio ya que El DARSE CUENTA es la clave. Una vez vistas y comprendiendo su procedencia, con herramientas enfocadas a la nueva programación, en pocas sesiones uno puede revertir aquellas que estén efectivamente limitando. Mediante la kinesiología y en comunicación directa con el inconsciente la persona puede saber mediante los testajes qué creencias tiene grabadas y decidir en qué modo hacer el cambio haciendo los balances oportunos.

 

Mayla J. Escalera
Terapeuta Transpersonal -Expansión de Conciencia
Hipnosis Regresiva. Desprogramación Creencias Limitantes.
Sendadeluz.com

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