El síndrome dela madre/mujer maravilla
“…Hay una tejedora que habita en el ánima de toda mujer para enseñarle a mirar su tiempo como un enorme rollo y sus dones como las agujas con las que entregar formas a su vida. La tejedora del ánima enseña a deshacer las zonas fallecidas y hacer alquimia con ellas transformándolas en abono para continuar adelante..”
La tejedora de vidas. Cuentos para sanar el alma femenina. Elena García Quevedo
Ser madre, esposa y profesional a día de hoy es casi como obtener el título de malabarista, es decir una persona que mantiene con equilibrio y habilidad los quehaceres domésticos, la educación y cuidado de los niños, la administración y mantenimiento de la casa, su faceta profesional y además, gestionar una relación saludable con su pareja, si la hubiera.
Pero a veces esta estupenda coordinación corporal, poner en alerta todos los sentidos, la variable cognitiva y la gestión emocional no genera la serenidad y la satisfacción de las mujeres con o sin niños, con o sin trabajo, con o sin pareja…
La mujer de este siglo que ha desarrollado una buena carrera profesional y decide tener hijos se encuentra con inputs sociales y personales que a veces hacen tambalear sus propósitos y sus anhelos, se encuentra con la desconfianza del entorno empresarial por creer que es incompatible ser madre y ser profesional y desarrollar ambos cometidos sin que uno de ellos (casi siempre el lado de las competencias profesionales…. O no) vea mermado llegar a objetivos.
Y nosotras nos lo creemos… ¿por qué?
Quizás sea porque existe una falta de confianza en los recursos propios que manejamos, porque dudamos de nuestra capacidad para llegar a lo que queremos, lo vemos lejano y hasta casi imposible o quizás también porque tenemos unas profundas creencias limitantes que hemos heredado, adquirido y/o aprendido del entorno y que “compramos” desde el principio sin hacer una valoración previa.
¿Quién nos ha dicho que hay que llegar a todo? Tenemos la sensación y la necesidad de atender a todos los ámbitos y además de estar presente hacerlo todo bien; desde la exigencia de la búsqueda de la excelencia, nos sometemos a un chequeo constante de nuestro trabajo (lo llamamos trabajo o lo llamamos responsabilidad) para ver si cumplimos con los estándares. Disculparme si soy el Pepito Grillo de este cuento pero, ¿quién ha establecido los baremos que miden nuestra eficiencia y nuestra eficacia en nuestra casa, en nuestro trabajo, en nuestra pareja? ¿Quién nos ha dicho lo que sí vale y lo que sí “está bien”?
Nuestro discurso interior siempre está en funcionamiento. Nos hablamos, nos decimos, nos criticamos y nos justificamos en nuestras acciones diarias; casi siempre estamos en modo ON. Esto lo tenemos y además lo hacemos bien, muy bien. Y a lo mejor lo que nos falta es resetear y empezar con una hoja en blanco, volver a creer y volver a crear, imaginar una nueva versión de nosotras mismas: Mujer 2.0. Darnos el tiempo y el espacio para poder hacerlo y encontrar la posibilidad de hacerlo junto a otras mujeres, para generar una energía de compañía, de intercambio, de intimidad y de amor.
Quizás falta parar para ver y sentir cómo nos comunicamos con el mundo, cómo establecemos relaciones y de qué tipo son. Qué vínculos nos dan la fuerza y la energía y nos elevan y cuáles son las relaciones que nos hacen echar raíces, que nos anclan a la vida o que nos impiden hacer la transición y dar ricos matices a nuestro día a dia… Cómo entablamos relaciones, cómo generamos vínculos y cómo son nuestras conversaciones nos permite expandir nuestra ventana al mundo o limitar las experiencias y vivencias en nosotras y para nuestro entorno.
Hace pocos días me comentaba una mamá que tiene un hijo y está separada que a veces se siente culpable cuando piensa que le gustaría tener alguna tarde libre para hacer sus cosas o para hacer nada: simplemente sentarse a leer o ver un capítulo «The Big Band Theory»… y terminaba la frase diciendo… pero yo quiero mucho a mi hijo, ¡eh!.
A lo mejor tenemos en nuestro cerebro un muro tipo Facebook con la lista de obligaciones bien presente: la tenemos grabada a fuego, nos la sabemos desde hace mucho y también hace mucho que no la revisamos para ver lo caduco o lo que ya no vale. Ahora es el momento de hacerlo. Ahora es presente, es darse la oportunidad de ver otras opciones, de generar nuevas posibilidades, de descubrir-te y volver a conectar con tu niña interior que sigue en ti y que guarda la inocencia y la sencillez de lo que eres y siempre estará.
En definitiva a la mujer de hoy… a la que vive en un entorno social donde es fácil poner etiquetas y evaluar conductas según patrones y creencias aprendidas por cultura o tradición, donde hay una familia de origen que arrastra un modo de vida de ancestros y de educación pasada y no permite que algún elemento del árbol elija ser una rama nueva, a la que para ser pareja ha de estar disponible y monísima para cumplir con los cánones establecidos, a la que su identidad de género la limita y la incluye en el saco de lo general, de lo estándar y de lo que “hay que ser” y no se le permite parar, respirar, rectificar, quitar, añadir, cambiar… y todos aquellos verbos que llevan a la reflexión, al cambio y a la acción.
La mujer de hoy se plantea un sinfín de preguntas con un deseo de descubrir otras respuestas no conocidas hasta ahora; respuestas que valgan para la vida, para dar valor a la propia vida, para poner límites a lo tóxico y a lo inútil, para generar la capacidad de decidir desde el ser esencial de cada una, para descubrir que las emociones se gestionan y no se controlan o se bloquean, que cuando toca llorar se llora pero que cuando toca reir se disfruta y eso también suma en la vida, que el “Yo Puedo” no es un cartel de una página de mantras sino que forma parte del poder personal de cada una y que siempre está presente aunque a veces esté oculto.
AHORA, YO PUEDO, CONFIANZA, AMOR Y VALOR son las palabras que tocan para este otoño, para el nuevo curso académico, para SER MUJER auténtica.
Carolina Barranquero y Teresa Solís
Coaches Ontológicas y Facilitadoras del método LEGO SERIOUS PLAY
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