Conexión con la Vida

¿Quieres más?

¿Te gustaría estar siempre al día con las últimas tendencias, consejos y secretos?  Suscríbete a nuestro boletín mensual y sé parte de una comunidad exclusiva.

6,5 minutos de lecturaActualizado: 19/09/2024Publicado: 01/06/2015Categorías: Desarrollo PersonalEtiquetas: , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

El Ser Humano es Vida, es la esencia de nuestro Ser. Puedes visualizar, si cierras un momento tus ojos, un manantial de agua cristalina que surge a raudales de tu interior conectándote claramente con tu esencia como persona humana. Cuando nos sentimos conectados a esa fuente la vida vive a través de nosotros, los retos parecen fáciles, la alegría acompaña nuestros espacios de soledad, nuestros encuentros y la sensación de vivir es ligera y gozosa.

La realidad es que en muchas personas ésta no es la vivencia más frecuente en sus vidas. El dolor es un dato de la vida, uno de los grandes retos para la madurez aunque a veces viene acompañado de una profunda soledad. Ser maduro pasa siempre por integrar el dolor y el gozo que la vida nos depara irremediablemente.

El dolor es una experiencia vital que abarca desde lo físico, lo psíquico, lo social, lo emocional, lo moral, lo familiar y lo religioso. Nos puede doler un desamor, una pierna, el paro que vive nuestra sociedad, la injusticia, la mentira, el pueblo que sufre por una catástrofe, el sin sentido de muchas situaciones.

Puede sorprendernos que para muchas personas la experiencia del amor y y conexión a la vida sea mayor, más fuerte y más decisiva que la de dolor y muerte. Podemos llegar a creer que no es posible que ambas realidades puedan coexistir e incluso que la alegría pueda coexistir si existe el dolor a nuestro alrededor.

El hecho de que el dolor sea una fuente de maduración no nos legitima a buscarlo y mantenerlo desde un insano masoquismo o desde un tortuoso, torturante y torturado sentido de la vida hacia mí mismo y hacia los demás.

Ante el dolor quizás nos ayude estos apresurados y simplificados pasos a recorrer:
Reconocerlo, identificarlo, nombrarlo, hacernos cargo de que está ahí.
Dialogar con él, saber de dónde viene y a dónde va, qué mensaje tiene para nosotros, a qué sabe ese dolor, de qué nos habla y avisa.
No permitir que se convierta en sufrimiento cuando sólo, y de momento, es dolor. Nada más, y nada menos, que dolor. No le vamos a dar ni le vamos a quitar más poder del que ya tiene. No lo vamos a generalizar, ni proyectar en el futuro, ni proyectar a otras áreas de nuestra vida. Sólo lo vamos a acompañar hasta que pase o se transforme.
Podemos investigar con las creencias y pensamientos que subyacen tras ese dolor, tomar distancia de ellas y cuestionarlas para observar cómo sería mi vida sin esos pensamientos.
Liberarnos de él sin causarnos ni causar males peores. Hacer crecer nuestros recursos personales, nuestros valores y desarrollar estrategias creativas que abran oportunidades y puertas a la situación.
Saber que somos más grandes que nuestro propio dolor. Nuestra existencia está por encima y por debajo de ese dolor y la madurez está en acompañarlo sabiendo y haciendo consciente y presente que yo no soy ese dolor.

Cuando inicié este artículo quería que fuese una invitación a la vida y he añadido esta reflexión sobre el dolor para atender esa realidad presente en nuestras vidas desde un lugar abierto y cambiante.

Partiendo como punto de inspiración el título del artículo “Conexión con la Vida” quiero compartir desde el corazón y de forma literal una reflexión profunda que escribí, en un momento muy especial de comunión conmigo misma y que espero os invite a esa conexión:

Mi ser es vida. ¿Qué es para mí estar viva?. Es estar agradecida y consciente de mi humanidad. Soy un Ser Humano Vivo. ¡Vaya regalo inmenso!
Un Ser que se despliega para ser, para dar y para coger, para acompañarte y para reír contigo.
Un Ser que se repliega para descansar, para soñar, para escucharte, para dejarte paso.
Un Ser que da volumen a la belleza con una sonrisa, con una caricia, con un abrazo o simplemente compartiendo su merienda con un amigo o con otro ser hambriento.
Un Ser que guarda silencio para acompañar tu dolor, para no herirte porque sabe que ahora no me puedes entender.
Un Ser que se lanza hacia delante porque toca hacerlo, porque se lo pide el alma, porque confían en mí y porque formo parte de algo más grande que me impulsa.
Un Ser que se queda parado y espera a que sea el momento, que escucha las señales del aire cuando se avecina la tormenta y sabe que hoy no es el día.
Un Ser que vibra con tu mirada tierna y con los pétalos de las flores en primavera emocionándose de estar vivo un día más.
¡Qué importa el mañana! ¡Hoy soy capaz de sentirme conectado al Todo! ¡Hoy formo parte de esta maravillosa orquesta!

Un Ser que llora porque mis emociones resuenan con el dolor, con la pérdida, con la inconsciencia, con el desarraigo humano.
Soy capaz de vivir la vida sin perderme lo que pasa, sintiendo todos los colores y matices de este fantástico escenario que se muestra ante mí y en mí. ¡No me lo quiero perder anestesiada!.

Un Ser que baila, que deja que mi cuerpo se exprese en libertad, que juegue con la música y que la sangre fluya rápida al ritmo de una hermosa mazurka, mientras coordino mi cuerpo con la expresión humana y otro ser humano en movimiento. Dos seres humanos conectados por la composición creativa de otro ser que ha creado esa melodía en un momento mágico de su ser.
La vida es magia y no me la quiero perder. Vivir Consciente es ser libre, desde aquí puedo incluso trascender la vida con alegría.

Un ser que contempla, desde la quietud de su respiración. Todo pasa y todo vale. «Nunca pasa nada y aunque pase algo, nunca pasa nada». No se me ocurre mejor mantra que estas palabras para acompañar una vida plena. Una vida plena de todo y vacía de todo.
Un Ser que respeta su cuerpo, que bendice su salud y la cuida porque es un regalo muy preciado.
Un Ser activo que activa y se activa porque todo lo que se estanca se pudre y contamina.
Un Ser que respeta su entorno, los pájaros, los ríos, los árboles, la naturaleza porque sabe que todo lo que damos será lo que recibamos y lo que haces en tu entorno es un reflejo de tu alma. Este papel que tiras en el bosque nos hace daño a todos y tú eres parte de ese todo. No te hagas más daño a ti. ¡Conéctate a la Vida!.

Gracias por acompañarme con vuestra lectura.

Cristina Martín Martín
Psicóloga – Sexóloga
www.alimara.es

Comenta este artículo

Haz tu buena obra del día ¡Compártelo!