¿Ciencia agnóstica o ciencia espiritual?

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«Un científico con las gafas sucias, acaba de descubrir seis nuevos planetas del sol». («El Mundo Today»)

Para los despistados, aclarar que «El Mundo Today» es un extraordinario blog de humor. Pero como siempre el humor inteligente es el que pone el dedo en la llaga.

Porque días antes de esta brometa, apareció la noticia seria de que dos matemáticos españoles, (Juan Carlos Gorostizaga, profesor de matemáticas de la Escuela Técnica Superior de Náutica y Máquinas Navales de Bilbao, y el matemático Milenko Bernadic, de la Univ. de Murcia), han publicado un libro, en el que demuestran que la Tierra es el centro del Universo y está fija y que no solo el Sol sino además el resto del Universo giran acompasadamente alrededor de ella.

Con un par. Para que luego digan que en España no se investiga nada.

Así no es de extrañar que también aparezcan comentarios en Internet, diciendo: «He llegado a la conclusión de que el mundo está lleno de tontos, que alguien distribuye muy bien y estratégicamente, para que te encuentres por lo menos uno al día».

Esto viene a cuento, de que muchas veces cuando se leen ciertos blogs, científicos, muy bien hechos y muy interesantes, adolecen muchas veces de cierto sectarismo: todas las posturas exclusivamente científicas son el paradigma de la inteligencia, y todos los planteamientos con hipótesis aún no comprobadas por la ciencia, son fruto de la burricie o peor aún de la perversidad de sus sostenedores.

Y claro que hay mucho burro suelto. Y también está claro que hay mucho vendedor de crecepelos y de bálsamos de fierabrás. Pero lo que está claro es que en todas las trincheras, ni son todos los que están, ni están todos los que son.

En la «guerra» ciencia-espiritualidad, tienen culpa los dos bandos, o mejor dicho, los tontos y la gente sectaria de ambos bandos. Todos somos conscientes de que en el campo religioso hay mucho sectarismo, pero sin embargo muchos no quieren ver el sectarismo en el campo científico. Y también lo hay. No hay nada mas que leer muchos blogs de divulgación científica y contra la superstición, para ver que en ellos abunda el ataque ad homine. Todo el que mantenga alguna creencia religiosa o espiritual se le considera, un irracional y un locatis.

Muchos cientificistas, no consideran la posibilidad de albergar una hipótesis intuída pero no suficientemente demostrada aún, cuando la ciencia avanza justamente así. Primero se lanza una hipótesis, y posteriormente se consigue demostrar o no.

Hay una frase muy certera que dice que cuando lo único de lo que disponemos es de un martillo, tenemos la tendencia de arreglarlo todo a martillazos.

Y eso se nota y mucho, con la cantidad de físicos cuánticos, que creen tener en esa parcela de la ciencia, la explicación final de todas las cosas y especialmente las mas complejas como es el tema de la espiritualidad.

Esto es un fruto perverso más de la especialización y la falta de multidisciplinariedad. El mundo es muy complejo, y ¡ay!, la mente humana demasiado corta.

Con la hiperespecialización, sucede como cuando un mal camarero reparte entre los comensales un cocido. En la olla del cocido, hay muchos garbanzos, varios trozos de carne, algunas verduras, algo de huevo cocido, y todo con mucho caldo. Pero si el camarero no es cuidadoso, y reparte al tuntún, a uno le pondrá toda la carne, a otros la verdura, a otro los garbanzos, y a otro solo caldo. Y así al acabar si preguntamos a los comensales, cada uno dirá que ha comido algo distinto a los demás.

Cuando se descubre una ley importante del conocimiento, hay una tendencia a aplicar los martillazos a todo lo que cae en nuestras manos. A la búsqueda de la piedra filosofal, o los mas modestos, a la del ungüento amarillo, que es un sueño universal.

Comentaba el historiador Rudolf Arnheim que cuando se formuló el concepto de la entropía, en el segundo principio de la Termodinámica, se empezó a utilizar para explicar todos los males de la sociedad, la decadencia social, la falta de disciplina generalizada, la disminución de la natalidad, el aumento de los problemas mentales y hasta de la tuberculosis y los problemas de visión.

Algo similar sucedió, con la teoría de la evolución, cuando muchos la extralimitaron a todos los campos.

Y lo mismo pasa con la historia. Karl Popper, en «La miseria del historicismo», definió a este, como «una aproximación a las ciencias sociales que asume que la predicción histórica es su objetivo principal, y que asume que su objetivo es alcanzable mediante el descubrimiento de los ‘ritmos’, o los ‘patrones’, las ‘leyes’ o las ‘tendencias’ que subyacen a la evolución de la historia». Popper criticó esta tendencia, practicada, según él, por filósofos como Hegel, Marx y Oswald Spengler.

Habría que crear un término, para aplicarlo al abuso y extralimitación de ideas y teorías fuera de su campo de aplicación. Esto constituye la aluminosis de las ideas, una degradación de la idea original, que acaba deshaciéndose entre los dedos.

Porque en la ciencia intervienen tantísimas variables, que ocurre, como decía el Dr. Mariano Yela, que casi siempre lo que vale la pena, no sabemos medirlo, y lo que sabemos medir, muchas veces, no vale la pena.

Isidoro García

Director Revista Quitapesares

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4,7 minutos de lecturaActualizado: 27/05/2013Publicado: 27/05/2013Categorías: QUITAPESARESEtiquetas: ,

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