El agua es el elemento fundamental para la vida; en ella se creó, en ella se perpetúa, y es el componente mayoritario de todos los seres vivos.
Microorganismos. Somos lo que somos gracias a que abrimos nuestras puertas a estos huéspedes, quienes se quedaron aportándonos nuevas capacidades y ventajas en nuestra evolución.
Al igual que las primeras formas de vida, nuestros primeros meses de existencia como mamíferos tienen lugar en un medio acuoso: el líquido amniótico de nuestras madres. En esos nueve meses de experiencia oceánica, nuestra existencia se liga a sensaciones de bienestar y placer, pues, sin esfuerzo, recibimos todo lo que necesitamos para crecer y desarrollarnos. Cuando hablamos del “paraíso perdido”, podría ser que nos refiramos a ese momento de nuestra existencia. ¿No sería maravilloso recuperar ese paraíso, aunque solo fueran pequeños momentos en nuestra vida?
La biodanza es un sistema que favorece la búsqueda y el reencuentro con nuestros orígenes. En su definición, el creador Rolando Toro la describe como un “sistema de reaprendizaje de las funciones originarias de la vida”. A continuación, profundizaremos en las maneras en que este reaprendizaje puede suceder.
Aunque nacemos sin haber completado nuestro desarrollo fetal, lo que requiere que nuestros primeros meses sean lo más parecido a nuestro entorno uterino, cálido y nutricio, no llegamos al mundo incompletos. Venimos equipados con todo nuestro potencial, esperando a ser desarrollado. Si recibimos la nutrición necesaria, nuestro cuerpo posee una sabiduría innata que permite la realización espontánea de todas sus funciones. Nutrición abarca tanto el alimento como el afecto, pues la falta de cualquiera de estos es incompatible con la vida.
La cultura, a menudo, impone normas que van en contra de nuestras necesidades fisiológicas y, por ende, en contra de la vida. Aprendemos a desatender las señales de nuestro cuerpo, comiendo y bebiendo no cuando lo necesitamos, sino en momentos predeterminados. Además, otras necesidades básicas, así como la expresión de emociones, son frecuentemente reprimidas, lo que altera nuestro equilibrio y puede dar origen a enfermedades.
La biodanza proporciona un espacio para permitir la sanación. A veces, es necesario retroceder para avanzar. Como dice Rol Carballo: “Si los sistemas biológicos no fueran capaces de regresar a una fase primaria del desarrollo, el organismo perdería uno de sus mecanismos de seguridad más cruciales”.
La biodanza induce un “trance integrativo” que permite acceder a un estado regresivo, propiciado por diversos factores, como música específica, movimientos que promueven la pérdida de control voluntario, así como la voz y las caricias. Sin embargo, una de las formas más directas y profundas de manifestar estos efectos es a través de la Biodanza Acuática.
Esta extensión se lleva a cabo en agua a temperatura corporal, simulando las condiciones uterinas y favoreciendo la experiencia oceánica que vivimos durante los primeros meses de existencia. El agua actúa como un amplificador de experiencias, intensificando todos los efectos de una sesión que se realizaría en sala. Por esta razón, quienes practican biodanza en grupos semanales experimentan una transformación significativa durante la práctica en el agua.
¿Cuántos de nosotros no hemos disfrutado de un baño caliente para relajarnos, aliviar dolores musculares o simplemente por placer? A esos beneficios podemos añadir los efectos de la biodanza lúdica para fomentar la
restauración del erotismo y una conexión más profunda con el placer.
Algunas personas han encontrado, a través de la biodanza acuática, la oportunidad de perder el miedo al agua o reconciliarse con ella. Para todos, esta práctica aumenta la capacidad de fluir, experimentar ligereza y sostener a otros. Su naturaleza disolvente ayuda a liberar tensiones y, dado que el agua es un elemento unificador, facilita la sensación de unión y solidaridad.
La biodanza acuática se convierte en una verdadera experiencia oceánica que ofrece la posibilidad de volver a sentir, aunque sea por breves instantes, un retorno al paraíso perdido. Así como hay un tiempo para cada cosa, y cada cosa tiene su tiempo, tal vez sea tu momento de sumergirte en esta experiencia de renacimiento.
Pilar Peña
Facilitadora y Didacta de Biodanza SRT
Doctora en Biología Molecular
www.biodanzamadrid.com