ANANDA, EL YOGUI ERRANTE, por Ramiro Calle
«Nací en el seno de una familia brahmín. Me llamo Devendrenath Das y mis más lejanos recuerdos me traen a la memoria mi propio imagen, débil y menuda, orando con hondo fervor ante el pequeño santuario que de la diosa Kali había en mi habitación. Por lo que sé, no fui un niño precoz para hablar, pero cuando por fin lo hice, comencé enseguida a recitar los mantras y entonar los himnos sagrados a la Divinidad».
Así arranca uno de mis relatos espirituales e iniciáticos más queridos y que mas interés han despertado en el lector junto con mi otra novela «El Faquir«. «Ananda, el yogui errante», lleva ya
numerosas ediciones y fue por primera vez editada en Argentina y luego con el mismo éxito en España.
Cada una de sus páginas han nacido de mi profundo interés por la genuina sabiduría de la India, país que he visitado en noventa y nueve ocasiones. Se ha dicho de este relato: «Una novela espiritual apasionante», «todo un texto de iniciación» o «La India en su máximo esplendor». Está escrita desde lo más hondo de mi corazón y recoge las más valiosas enseñanzas de la tradición yóguica.
Devendrenath Das nace en Benarés y aunque nacido en una familia acomodada y debatiéndose entre una vida material de éxito y la llamada del espíritu, decide abandonar su hogar para seguir en pos de la sabiduría milenaria de su país y poder hallar la tan anhelada paz interior, dedicándose por entero al cuidado de su alma, pero viéndose obligado a pasar por no pocas vicisitudes, dudas y contradicciones.
El protagonista busca sin tregua el sentido de la vida humana y una felicidad que está más allá del deleite ordinario. Se convierte en yogui errante para buscar la dicha propia y contribuir a la de las otras criaturas, poniéndose a los pies de numerosos maestros espirituales para recibir enseñanzas e iniciarse en la práctica del más elevado de los yogas, que conduce a una mente
clara y un corazón compasivo.
Sin las enseñanzas espirituales, la vida es nada
Me siento muy satisfecho y agradecido a los lectores, porque tanto «Ananda, el yogui errante» como «El Faquir» hayan vuelto una vez más a reeditarse. En ambos relatos se cuenta el afán que siempre me ha guiado por encontrar realidades suprasensibles y darle un verdadero propósito y significado a la vida. Como dice el antiguo adagio: «Sin las enseñanzas espirituales, la vida es nada«. Estas enseñanzas no son dogmáticas, son perennes, han florecido en todas las latitudes y no pertenecen a ningún culto institucionalizado.
Ramiro Calle
Director del Centro de Yoga Shadak y escritor
Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak
Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak