Yoga, dominio sobre la mente

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Hay muchas clases de yoga y entre sus diversas ramas hay una que es muy especial, es tan especial que se llama Radja Yoga. La palabra radja es el mismo término que rajá y rajá en la India quiere decir rey. Se le llama Radja Yoga porque es el Yoga Real, el más elevado, el que apunta directamente a la mente para irla transformando y para ir consiguiendo actitudes que nos ayuden en el noble y sabio arte de vivir, y que podamos así encontrar un sentido a cada momento de nuestra existencia.

¿Es lo mismo Radja Yoga o yoga mental que meditación?

No. no es lo mismo. Es como comparar la medicina con las diferentes ramas médicas; la medicina es una pero hay muchas técnicas, especialidades y métodos dentro de la misma. Lo mismo sucede con el Radja Yoga: es mucho más amplio que la meditación. La meditación es el banco de pruebas del Radja Yoga, es la técnica por excelencia para aprender a integrar en nosotros todas las enseñanzas que el yoga mental nos transfiere.

¿Cómo podríamos definir el Radja Yoga?

Como un impresionante conjunto de instrucciones, enseñanzas, métodos y técnicas para que cada uno de nosotros podamos convertirnos en nosotros mismos, para que cada uno de nosotros podamos conectar con nuestro lado más sano y luminoso, e ir, en la medida de lo posible, superando el lado difícil, el lado neurótico, que también subyace en todos nosotros.

El Radja Yoga nos imparte un impresionante número de enseñanzas

Los radja yoguis han investigado en su mente como nadie, han conocido los planos y fases de la misma, sus distintas cualidades y sus mecanismos más ocultos.

Para ir poco a poco logrando que esta mente que genera infelicidad pueda producir dicha, que esta mente que tanto perjudica a los demás y a nosotros mismos pueda beneficiarnos, que esta mente que a veces es una enemiga se convierta en una aliada. Para todo ello contamos con un procedimiento único en la historia de la humanidad: la meditación, porque no debemos olvidar que los primeros meditadores del mundo fueron los primeros psicólogos prácticos de la autorrealización.

Estos primeros meditadores no investigaban en las mentes de otras personas como hacen los psicoanalístas o los psicoterapeutas, no, investigaban en su propia mente y lo hacían a través de todo tipo de técnicas, que abarcan las de concentración, examen de la mente, autoaveriguación, meditación y contemplación, técnicas de visualización creativa y un largo etcétera de métodos que, todos ellos, están comprendidos en ese término genérico, a veces confuso y difuso, que es meditación.

Muchas personas toman a la meditación como análisis o reflexión cuando en realidad la meditación ni es lógica, ni es reflexiva, ni es racional, porque trabaja en otros lados de la mente y del cerebro mucho más importantes como son la percepción, la atención y el discernimiento correcto. Hay que aprender a pensar y dejar de pensar en qué pensar; cuando haya que pensar se piensa, pero cuando haya que vivir, se vive.

Los pensamientos han usurpado el lugar de la realidad

El gran problema es que, en todos nosotros, los pensamientos han usurpado el lugar de la realidad y no vemos las cosas como son sino a través de nuestras pautas, esquemas, condicionamientos, viejos patrones, heridas psíquicas, complejos, en suma, no vemos lo que es sino lo que nos gustaría ver, lo que querríamos ver, lo que nos angustiaría ver, y al final en lugar de conectar con el alma misma o la esencia de las cosas nos quedamos en su superficie, en su apariencia, y eso es lo que en el Radja Yoga llamamos maya.

Maya es uno de los aspectos más misteriosos que puede haber en la naturaleza de todo lo constituido; de hecho, en la mayoría de mis relatos espirituales, desde El Faquir (de venta en ) al Templo de Hielo (de venta en ) o Las Siete Iniciaciones () siempre me he ocupado de este tema porque lo considero apasionante.

Maya es como una gran bailarina que danza ante nosotros y que a cada momento nos presenta un rostro diferente; tiene un gran poder para magnetizarnos, para hipnotizarnos y para confundirnos. Debido a esta bruma de la mente que es maya, tomamos lo real por irreal y viceversa, lo impuro por puro y lo puro por impuro, lo esencial por trivial y lo banal por sustancial; al final, nos perdemos el verdadero sentido glorioso de cada momento de la vida de tan enredados que estamos en esta jaula que es la mente.

Tenemos que resolver todos los autoengaños innumerables de la mente

Para salir de maya, para encontrar un canal de vacío y de luz que los budistas llaman “sunnya”, vacío, para poder ver las cosas como son, aprender a priorizar y a encontrar la realidad y el sentido en cada paso de nuestra vida. Tenemos que resolver todos los autoengaños innumerables de la mente y toda esa ignorancia que los yoguis de la India dicen que es tan larga que podría dar varias veces la vuelta al globo terráqueo. Maya es la ilusión, como una prestidigitadora que tiene la capacidad de hacernos ver lo que no es y, en cambio, nos escatima aquello que es.

Maya va haciendo que vayamos consumiendo, muchas veces, nuestra vida en preocupaciones y disgustos, en afanes, en toda clase de actividades inútiles y, al final, no dosifiquemos o administremos nuestra energía para conseguir abrir ese canal en la mente que nos reporte dicha, autoconocimiento, aceptación de la realidad, contento, satisfacción profunda y, finalmente claridad. Meditamos para que la mente vaya saliendo de sus trabas, frenos y autoengaños, y para que el corazón vaya volviéndose más tierno, más entrañable y más cercano a las criaturas que nos rodean.

 

Ramiro Calle

Escritor. Director del Centro Shadak

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

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