Muchas personas me hacen esta pregunta. Es evidente que aquellos que desean dedicarse profesionalmente al Coaching, busquen una buena escuela para formarse en esta bella profesión. Pero ¿qué ocurre con las demás personas? ¿Tiene algún sentido formarse en coaching, si no quieres dedicarte a ello?

Para poder contestar a esta pregunta hay que comprender antes lo que es realmente el coaching. Esta palabra, ahora tan de moda, sigue siendo un gran enigma para muchas personas. Existen múltiples definiciones, unas más sencillas y otras más complejas enfocadas hacia el marketing y la venta, pero en definitiva, ‘coaching’ no es más que una palabra moderna para describir algo tan antiguo como el propio ser humano: su capacidad innata para aprender y desarrollarse. El coaching profundo es un arte milenario diseñado para liberar nuestro verdadero potencial y desarrollar el coraje interior que necesitamos para utilizar ese gran potencial en nuestra vida.

¿Y qué significa utilizar nuestro potencial con coraje? Significa atreverse a vivir la vida siendo mucho más de lo que creemos ser. La mayoría de las personas viven muy por debajo de sus posibilidades innatas, lastrados por múltiples miedos y creencias limitantes que les encorsetan, les empequeñecen y les mantienen atados a circunstancias y a modos de vida que en el fondo no desean. ¿A cuántas personas conoces que se permitan ser realmente ellos mismos? ¿Cuántos tienen el coraje para salirse de los patrones preestablecidos y vivir la vida en plenitud según sus propios anhelos y criterios? ¿A cuántos conoces que sepan realmente lo que quieren y que se sientan felices al mirarse en el espejo?

Todo el mundo quiere ser feliz, sentirse útil y que su vida tenga sentido. Pero ¿cuánto tiempo y energía invertimos realmente en esto? ¿Qué prioridad tenemos nosotros mismos, en nuestra propia vida?

Estamos demasiado ocupados tratando de ser aceptados por los demás. Estamos demasiado cegados por nuestros miedos, como para vivir esta vida con plenitud. Y con ello, no sólo nos herimos a nosotros mismos, sino también a todos los que nos rodean. Nuestros hijos aprenden nuestros patrones limitantes y los emulan, al igual que nuestros amigos y compañeros de trabajo. En el fondo, nos esforzamos entre todos para estar igual de asustados.

Pero no hemos venido a este mundo a estar asustados, sino a ¡estar vivos! Y eso significa crecer, aprender, probar, arriesgar, disfrutar y jugar al gran juego de la vida.

Cuando te permites salir de tus patrones limitantes y tener el coraje para ser tú mismo y vivir la vida según tu propio criterio, comienzas a conectar con la verdadera magia de la vida. ¡El universo conspira a favor de los que se atreven a estar vivos!

En cambio, cuando te encierras en tu urna de cristal o te agarras al sillón en el que te han sentado, lo único que consigues es empequeñecer tu espíritu y, con ello, tu pasión por la vida. Y sin pasión por la vida, es muy difícil que puedas comunicarte con los demás desde la sabia humildad de quién confía en sí mismo y en todo el Universo. Aprendes a crecer como jamás habías creído posible y a pilotar tu vida desde tu propia voluntad.

Y yo te pregunto: ¿Acaso tenemos algo más importante que hacer?

Es posible que tu mente te esté diciendo ahora, que todo esto no son más que fantasías e ilusiones. ¡A la mente le encanta decir este tipo de cosas! Pero esos pensamientos tan sólo son ruido en tu cabeza que pretende mantenerte preso en tu pequeña zona de confort. ¡La mente tiene mucho transpersonal como decimos nosotros, no es la única manera de incorporar esta sabiduría en ti, pero es una de las más potentes y rápidas que existen.

¿Tiene entonces sentido formarse en coaching? ¿Tú que crees?

Agustín Piedrabuena Alonso
Director de la Escuela Transpersonal de Coaching
Coach PCC de la International Coach Federation
www.coaching-transpersonal.com