Dicen que la solución de todos los problemas comienza por reconocer que existen. Vivimos en un mundo de locura, con una sociedad enferma ¿Cómo nos vamos a sentir?
Yendo directamente a la cuestión, al centro del problema. No dejamos de darle vueltas a los mismos problemas, esto produce un enorme gasto de energía, no en vano el cerebro es con diferencia el órgano de nuestro cuerpo que más energía consume: con el 2-3% del peso corporal consume un 20% de la energía que producimos. Un estudio de la Universidad de Zurich afirma que “El cerebro de un adulto consume lo mismo que toda nuestra musculatura en estado de reposo.”, esto nos ayuda a comprender por qué nos sentimos tan cansados.
El cerebro es con diferencia el órgano de nuestro cuerpo que más energía consume
Nuestro cerebro es una máquina maravillosa, pero la estamos sometimiento a unas exigencias sobrenaturales, a una presión y a un estrés que le superan.
El cerebro también necesita descansar, desconectar. Es cierto que, quizás, su principal función es lo que llamamos “pensar”. ¡Pero no de esta forma!
Comparémosla con cualquier otra parte del cuerpo, por ejemplo con otra tan importante como una mano. Una mano tiene entre otras funciones la de coger cosas. Ahora, imaginemos que estamos permanentemente cogiendo y soltando cosas, sin parar, utilizándola con la misma intensidad como hacemos como nuestro cerebro. ¿Cómo creéis que acabará la mano? ¿Cómo creéis que va a acabar nuestro cerebro?
Sé que no es nada fácil, sobre todo si tenemos que afrontar cargas de obligaciones y responsabilidades, pero debemos tomar consciencia de las consecuencias ya que con muchas posibilidades puede acarrear enfermedades, por la debilitación del sistema inmunológico al que le robamos toda la energía que necesita para consumirla torpemente en soportar y mantener el estrés diario. Si seguimos ignorando esta sobrecarga nuestro cerebro después de años de sometimiento a tanta presión terminará, probablemente, con deformaciones y degeneración neuronales. Es para tomárselo muy en serio.
¿Qué podemos hacer?
Todo depende del estado de cada persona, lo que se haya trabajado con anterioridad, su situación en este momento, el grado de estrés que padezca, etc.
Mi mejor propuesta es muy sencilla; si te fuese posible dejar de pensar unos segundos, aunque solo sea eso, bastará para empezar, no hace falta buscar más. Poco a poco estos segundos irán aumentando. Y al mismo tiempo dile a tu cerebro: “relájate, relájate” Simplemente, presta tu atención a la respiración, a los sonidos, a los olores, al espacio, al paisaje…
Si ya has practicado esta primera fase empieza a observarte desde dentro: los pensamientos que surgen y la inutilidad del 90% de ellos, en los que gastas tu energía y que te hacen sentir tan cansada, observa además todas las reacciones que te provocan.
A los pocos días, cuando consigas un mínimo grado de relajación, empezarás a sentir un pequeño cosquilleo en tu cerebro que te agradecerá con creces tu esfuerzo por permitirle relajarse, lo necesita, y te lo devolverá en forma de sensación de bienestar y clarividencia.
Por supuesto, existen muchas técnicas que también te ayudarán, algunas las utilizamos en nuestros programas como: meditación; yoga; música relajante; y realizar actividades relajantes, en particular las realizadas en la naturaleza; y en estas fechas frente al mar para descansar y desconectar. Todo eso ayuda, pero no es imprescindible, lo único imprescindible, y quien asumirá las consecuencias de no hacerlo, eres tú. Poco a poco, créeme, lo puedes hacer.
Juan Moreno
Coordinador del ProgramasDesconecta frente al mar