Baila el cerezo en mi jardín al son de la música del viento. Cantan sus ramas y hojas con palabras que agradecen mi mirada, y viajan por el cielo nubes grises que acuden, sin prisa pero sin pausa, hacia el lugar secreto donde habita el murmullo silencioso que las llama.
Y yo, sin saber porqué… me siento alegre.
Bailan mis cintas de colores, una roja y una verde, enlazadas al cerezo que las besa. En ellas mis deseos de amor y de unidad van dejando su sello en el espacio en que se mueven, y mis apasionados sueños de vivir el gozo compartido, escritos en las cintas, han sido bendecidos con la luna de Beltane y bautizados con la lluvia de sus dulces aguas blancas.
Mientras miro por la ventana a este árbol, descubro el reflejo de mi vida oculta en la promesa de una jugosa cereza que ya empieza a enrojecer. Me muestra hoy su rostro sensual y esplendoroso, y siento de la forma más consciente, «que en este instante presente está el futuro», que solo existe este momento que contiene en su interior todos mis momentos, y que ahora y solo ahora, puedo abrirme con confianza, amor y calma a lo nuevo que me abraza.
La Madre del Misterio me hace un guiño: «te estaba esperando. Enfoca tu mirada para ver de lejos y observa ese lugar en el que los sueños y deseos son lo mismo que la realidad. Observa y respira serena porque ese lugar ¡es en el que ahora estás!».
Tiempo de Renacimiento cuando se abre lo nuevo y ya estás ante ello, cuando puedes mirar hacia atrás y sientes que has cerrado una etapa, cuando el equipaje es ligero y todas las magias ya forman parte del pasado y no es necesaria la voluntad de cambio. El tiempo de renacimiento es el bebé que confiado se entrega hacia lo nuevo, el libro en blanco preparado para imprimir la nueva historia sin pasado, la que empieza ahora con el espíritu de aventura en cada paso, el tiempo en el que solo hay presente y asombro ante lo desconocido que existe más allá de las expectativas o deseos, cuando todos ya se han hecho realidad.
Aunque parezca mentira este tiempo existe. Nuestra vida está llena de estos instantes de plenitud que nos sorprenden después de cada cambio. La mayoría de las veces son tan fugaces que apenas nos damos cuenta, pero existen a lo largo del día, de los meses y los años. Los percibimos más en los cambios más drásticos de nuestra experiencia en el mundo medio. Si los vivimos de forma consciente podemos disfrutar de la transformación absorbiendo el néctar del presente en cada uno de ellos.
El camino de la mujer Sabia conoce las pautas de la Madre Misterio que nos lleva a su seno transitando en los cambios y pasando por vida, muerte y renacimiento. Si has elegido el camino de la Sabiduría de la tierra has de saber que tienes dos posibilidades: el camino de la magia y el de la aceptación.
En el camino de la magia es el misterio el que se pone al servicio de la voluntad personal. Todo su potencial para que manifiestes tus dones en un intento mágico.
En el camino de la aceptación, es la voluntad personal la que se pone al servicio del misterio. Todo tu potencial para entregarlo a la Madre vida y que solo sirva a sus designios secretos.
La mujer Sabia transita por los dos, sabiendo con la voz de su intuición cuando ha de tomar uno u otro. Magia para que la vida lleve nuestra impronta personal y aceptación o entrega para que nuestra personalidad se pueda fundir con el misterio. No existe uno sin el otro y no podríamos aprenderlo si no atravesáramos de forma consciente por los ciclos de vida, muerte y renacimiento.
Baila el cerezo en mi jardín para decirme que en este instante el tiempo de un gran cambio en mi vida ya se ha realizado. Pronto mi voluntad personal despertará para impulsarme a nuevas experiencias, y mientras eso llega, ahora vivo la plenitud de esta realización, y solo existe la voluntad de la vida en mí, pues ahora estoy en ese lugar en que mis deseos se han hecho realidad.
No hay nada que hacer. Todo está hecho.
Guadalupe Cuevas
Guadalupecuevas.com
