¿Cómo recuperar la forma de un diente sin tocarlo?
Actualmente reconstruir una pieza dental sin la necesidad de recurrir al tallado es posible. Gracias a la existencia de materiales biocompatibles como el composite o la cerámica, el desarrollo de las técnicas adhesivas, la implatación del equipamiento clínico adecuado y unos conocimientos cada vez más amplios del aparato estomatognático permiten a los dentistas recuperar la estética y, lo que es más importante, la funcionalidad de las piezas dentales desgastadas
Clásicamente la odontología, pese a ser una de las ramas de la medicina que más se basa en la prevención, ha tenido protocolos en los que han primado la sustracción del diente, lo que comúnmente denominamos “tallado”. El tallado o preparación dentaria ha sido utilizado desde hace milenios con propósitos rituales o estéticos, y en épocas más modernas como modo de tratar dientes con patología. La utilización de coronas o fundas que recubren todo el contorno del diente y su base metálica (que hay que esconder con gruesas capas de cerámica para dar naturalidad) hacen que los dientes tengan que tallarse con espesores que hoy en día no son asumibles, con el coste biológico que esto supone.
Sin embargo, no ha sido hasta estos últimos años cuando se han podido desarrollar materiales y protocolos que permiten recuperar la forma de los dientes desgastados, su estética y su funcionalidad sin tener que utilizar nuestras turbinas para ello.
El desarrollo de las técnicas adhesivas de materiales biocompatibles como el composite o las cerámicas, el conocimiento cada vez más amplio del funcionamiento del aparato estomatognático y las filosofías de trabajo de mínima intervención, no solo ha permitido desarrollar estas técnicas, sino que se han podido probar y validar científicamente para su utilización con garantías de funcionalidad y duración.
Este cambio de filosofía, de sustractiva a aditiva, ha supuesto una revolución en la odontología moderna, aunque la utilización clínica de la misma para nuestros pacientes precisa de unos requisitos, sin los cuales no se pueden llevar a cabo.
El extenso conocimiento del funcionamiento del aparato estomatognático y sus órganos anejos y su influencia en el resto del organismo es la base para poder implementar estas técnicas. Este conocimiento nos permitirá un diagnóstico preciso de las enfermedades orales y una planificación, que con las herramientas adecuadas, podremos trasladar de manera predecible y reproducible a nuestros pacientes.
El conocimiento de los tejidos y materiales con los que trabajamos es también crucial para el éxito de nuestros tratamientos. No es lo mismo trabajar sobre dientes prácticamente sanos que muy deteriorados, en pacientes con patologías gástricas o con trastornos del sueño que en pacientes que no las sufren, al igual que tampoco es lo mismo tratar con cerámicas o composites adecuados que con materiales con metales.
Por último, la habilidad del profesional y los recursos disponibles a su alcance también son cruciales para el éxito de estos tratamientos. La utilización de magnificación con microscopio o lupas, la planificación digital, las técnicas CAD-CAM para el procesado de materiales, el conocimiento de las técnicas de aislamiento y los protocolos adhesivos, y dedicar el tiempo necesario a cada tratamiento es fundamental para que el resultado sea adecuado.
La tecnología y el conocimiento han permitido desarrollar estas técnicas, para poder realizar tratamientos poco invasivos, predecibles y que nos permiten atajar patologías como la erosión o los desgastes. La elección por parte del paciente de un profesional adecuado, que estudie su caso con detenimiento, le dedique el tiempo que se merece y conozca estos procesos y tenga una filosofía biológica y biomimética es clave para la resolución de estos problemas orales.
Doctor Jesús Isidro
Odontólogo especialista en estética dental y ortodoncia invisible