Quien no tiene un gato no sabe lo que se pierde

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2 minutos de lecturaActualizado: 03/06/2024Publicado: 18/06/2018Categorías: Ramiro CalleEtiquetas: , ,

Si yo no hubiera enfermado de extrema gravedad con la bacteria que me asaltó en Sri Lanka, mi gato Emile no hubiera llegado a mi vida, puesto que Luisa ya me había propuesto traerlo a casa (pues su anterior dueño no le trataba adecuadamente) y yo me había negado para no añadir atadura a las ataduras, igual que el caballero Lanzarote del Lago se negaba a formar núcleo familiar para ser mucho más libre.

Pero aprovechando mi estadía en el hospital y sin poder ya Luisa resistirse a los maullidos de Emile reclamando atención y comida y que se escuchaban desde la calle, y ni siquiera con la certeza de que yo pudiera volver a casa (pues los pronósticos médicos eran muy desalentadores), Emile fue gloriosamente adoptado.

Desde que volví a casa, bastante maltrecho al principio, se convirtió en fiel amigo, asiduo compañero en mis prácticas de yoga, hijo, confidente y camarada de juegos acrobáticos. Todavía no he podido descubrir el sentido de sus más de cien registros de maullido ni descrifrar muchas de sus sorpresivas reacciones que parecen un koan. Así que a no dudar Emile me conoce a mí mucho mejor que yo a él.

Desde luego, quien no tiene un gato no sabe lo que se pierde, pero hay que practicar el noble ejercicio de nunca comprar un animal, sino recogerlo cuando lo necesite, evitando asi cooperar con el innoble, dañino e inexcusable tráfico de animales.

Los escritores siempre nos hemos sentido especialmente atraídos por los gatos y muchos de ellos han escrito emotivas narraciones sobre los mismos, como es el caso, por citar solo algunos, de Kipling, Mark Twain, Zola, Theophile Gautier, Doris Lessing o Jesús Fonseca. Bueno, amigos de este blog y de Facebook, como muchos de los que nos seguís teneis gatos, decidnos si estáis de acuerdo o no con aquello de «si los gatos y los hombres se cruzasen, ganaría mucho la raza humana y perdería mucho la gatuna».

Es broma, pero si hay un buen compañero en este mundo es un gato, que sabe amar sin atosigar ni reprochar ni almacenar rencor, sino solo caricias.

Ramiro Calle

Centro de Yoga Shadak

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

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