El Lazo Indestructible: Cómo un Gato y Su Dueño Enfrentan Juntos la Vida y la Enfermedad

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2,4 minutos de lecturaActualizado: 23/02/2025Publicado: 23/02/2025Categorías: Ramiro CalleEtiquetas: ,

¿Qué puedo compartirles sobre Emile, mi gato, ese compañero fiel que ha sido mi luz y sombra, siempre a mi lado mientras escribo o medito? Emile, al igual que yo, es un sobreviviente y un espíritu indomable.

Su edad siempre ha sido un misterio. ¿Tal vez once años? ¿O trece? Ha atravesado quirófanos y ha enfrentado enfermedades graves, pero su reacción es admirable: se recupera con una rapidez sorprendente y su alegría resuena en cada rincón de nuestro hogar. A pesar de su paso por el tiempo, en mi corazón es intemporal. Sin embargo, me gustaría saber más sobre su historia existencial y cómo era cuando apenas un cachorro.

Su historia no comienza en cautiverio, sino con un desplante cruel; un gitano lo abandonó en un descampado por la elección de un perro de presa y luego cayó en manos de alguien que lo desatendía. En un momento crítico de mi vida, Luisa intercedió y acogió a Emile, mientras yo luchaba entre la vida y la muerte en una UCI. Durante ese tiempo, él ya se empeñaba en estar a mi lado, subiendo silenciosamente al borde de mi cama.

Apenas regresé a casa, Emile se posó en mi pierna adormecida, un gesto de apoyo que duró horas. Nunca nos sentíamos como extraños, sino como si nos reconociéramos el uno al otro, formando un vínculo único y profundo que trasciende las palabras.

Cada vez que lo he visto pasar por una crisis, un nudo se forma en mi garganta al pensar en lo efímero de nuestro tiempo juntos. Aprendemos a sostener el dolor de la ausencia, sabiendo que todos los seres sintientes somos parte de esta vasta red de existencia. La conexión entre nosotros es inquebrantable.

Mi amor por los animales siempre ha sido incondicional; ellos son nuestra salvación en un mundo que a menudo pierde su humanidad. Emile se recupera tras esta última intervención, un verdadero rebelde, cuyo espíritu libre observa el cielo desde nuestros ventanales, admirando los claros días y dejando que la luz resplandezca en sus ojos amarillos.

Ramana Maharshi demostró su amor por los animales hasta sus últimos días, llorando por la muerte de su vaca Lakshmi, cuya memoria reverencio en su ashram en el sur de la India. Freud entendió las mentes de sus pacientes rodeado de sus amicuchos chow-chows. Mahavira caminaba con extremo cuidado para no lastimar a ningún ser vivo. La vida de todos los seres es sagrada; quitarle la vida a un animal por placer refleja una profunda desconexión con la empatía. Ojalá viva el día en que, como postulaba Leonardo da Vinci, matar a un compañero animal sea considerado un delito.

Ramiro Calle

Centro de Yoga Shadak

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