¿Sabes cómo mejorar tu bienestar a través de la comunicación?
Nuestra relación con el mundo es a través de la comunicación. Nos comunicamos mediante el lenguaje, los gestos, el cuerpo y nuestra energía. Al decir lo que decimos, o elegir no decirlo, abrimos o cerramos posibilidades para nosotros y para otros. Creamos realidades.
Detrás de toda comunicación existe una serie de emociones y tipos de conductas que nos llevan a adoptar un estilo de comunicación específico, a veces llevándonos a situaciones difíciles que generan malestar en nuestro interior.
Explorando la Comunicación: Más Allá de lo Verbal
Un estilo de comunicación es más que una manera de hablar; es una manifestación de cómo nos percibimos a nosotros mismos, de cómo percibimos a los demás y de cómo respondemos ante las circunstancias. La forma en que nos comunicamos influye directamente en las percepciones de los otros sobre nosotros; es la imagen que proyectamos en nuestras interacciones. Esa imagen puede ser profundamente transformativa si aprendemos a gestionar nuestros estilos de comunicación correctamente.
Nos comunicamos desde un lugar muy diferente dependiendo de con quién hablemos, el tema de conversación y las circunstancias que rodean la interacción.
Estilos de Comunicación: Un Mosaico de Interacciones
- Comunicación Pasiva: Aceptamos órdenes y nos sometemos a los deseos de otros, evitando el conflicto a expensas de nuestras propias necesidades. Con el tiempo, esto puede conducir a la acumulación de rencor y resentimiento, ya que no expresamos lo que realmente sentimos ni pensamos.
- Comunicación Agresiva: Utilizamos la amenaza y la acusación para lograr nuestros objetivos, ignorando los deseos y necesidades de los demás. Este estilo tiende a alejar a las personas, dejando un rastro de aislamiento emocional.
- Comunicación Pasivo-Agresiva: En este estilo, sentimos dificultad para hablar de manera directa sobre nuestras necesidades; en cambio, recurrimos a la ironía o al sarcasmo, lo que puede dañar severamente las relaciones interpersonales.
- Comunicación Asertiva: Este estilo es el más saludable; se trata de expresar nuestras ideas y emociones de manera clara y directa, respetando al mismo tiempo los sentimientos de los demás. Un ejemplo podría ser: “Yo entiendo lo que dices, y puede que tengas razón, pero que llegues tarde media hora me hace sentir que no respetas mi tiempo”.
Cada persona tiende a usar una combinación de estos estilos según la situación. Entender nuestro estilo de comunicación es fundamental para mejorar nuestras interacciones y fortalecer nuestras relaciones.
Desbloqueando el Potencial de la Comunicación Asertiva a Través del Coaching
Mediante el coaching y la práctica, podemos cultivar la comunicación asertiva, conduciendo a nuevas realidades que promueven un mayor bienestar, entre las que se incluyen:
- Comprender y reconocer nuestros propios sentimientos.
- Ganar el respeto de los demás.
- Fomentar la confianza y la autoestima.
- Mejorar la comunicación y las relaciones interpersonales.
- Desarrollar habilidades para la toma de decisiones.
- Reducir la ansiedad social.
Practicando la Comunicación Asertiva: Pasos a Seguir
- Identifica tu estilo. Reflexiona sobre cómo te comunicas. ¿Tiendes a expresar o reprimir tus opiniones? Practica la autoevaluación con un ejercicio práctico:
Ejercicio de Evaluación del Estilo de Comunicación:
Imagina que una amiga te pide que recojas a sus niños del colegio. Si tienes que decir que no, ¿cómo lo harías?
- A. “O.K. Yo tengo mucho que hacer, pero está bien.” Pasivo
- B. “¿Tú estás loca? Yo estoy muy ocupada y tus niños son muy desobedientes.” Agresivo
- C. “Claro que sí, si no queda más remedio. Como tú siempre estás tan complicada…” Pasivo-Agresivo
- D. “Me gustaría, pero hoy tengo cosas que hacer. Quizás otro día pueda.” Asertiva
- Practica el arte de decir “no”. Es un poder que todos deberíamos cultivar; recuerda que no necesitas justificarte. Usa frases simples para establecer límites.
- Ensaya tus palabras. Visualiza la situación y practica lo que deseas expresar. Esto aumentará tu confianza a la hora de comunicarte.
- Cuida tu lenguaje corporal. La comunicación no es solo verbal—el contacto visual, la postura y la expresión facial son igual de importantes.
- Gestiona tus emociones. Tómate tu tiempo para procesar lo que sientes antes de comunicarte en una situación de conflicto, utilizando siempre frases que empiecen con “Yo” para expresar tu sentir.
Mónica Loureiro Dios
Coach personal, ejecutivo y de equipos.
Cofundadora de ON-Coaching
www.on-coaching.es