Pilares de la Actitud Correcta

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Lo que caracteriza el noble arte de vivir es la actitud correcta, la que se ha venido en denominar la conducta impecable, aquella que han ejemplarizado todos los grandes maestros espirituales. Esa actitud vital es la que le da un sentido, un propósito y bello significado. Por eso es importante cultivar una actitud tal y pasar por la vida irradiando pensamientos nobles y siendo cooperante, aprendiendo a conciliar los propios intereses con los de las demás criaturas.

Los pilares de la actitud correcta son el esfuerzo o energía, la atención consciente, la ecuanimidad, el sosiego, el contento interior, la indagación de la realidad y la lucidez, que dan por resultado la genuina compasión.

 EL ESFUERZO CORRECTO: Nada es posible sin esfuerzo, sin energía o voluntad. Hay que saber dosificarlo y encauzarlo. Mediante el mismo se va consiguiendo la disciplina necesaria para armonizar las conductas mental, verbal y corporal, desarrollar lo mejor de uno mismo y actualizar las potencias anímicas. Era Buda el que decía: «No conozco nada tan poderoso como el esfuerzo para vencer la apatía y la pereza» Gracias al esfuerzo se puede seguir con éxito el sadhana o práctica espiritual. El valor del esfuerzo bien administrado es innegable. Hasta los más grandes iluminados tuvieron que recurrir al esfuerzo y quien diga lo contrario está mintiendo. El llamado sadhana-yoga o yoga natural sobreviene tras años de disciplina. El antiguo adagio reza: «Solo en la extremidad del esfuerzo aparece el esfuerzo sin esfuerzo».

LA ATENCION CONSCIENTE: Es la atención voluntario y provocada, que nos permite conectar con cada instante. Como señalaba Nisagardatta jamás hay que infravalorarla, porque en último término es amor. ¿Qué puede hacerse bien y con precisión sin atención? Hay que irla cultivando metódicamente, mediante la práctica de la meditación, por un lado, y estando más atento a las actividades diarias, por otro. La atención es un factor transformativo y liberatorio de primera importancia. Es poderosa en cualquier momento y circunstancia. Cualquier disciplina espiritual requiere atención, para evitar la mecanicidad y potenciar la consciencia. Mediante la atención uno se vigila mejor a sí mismo y está más atento de su ente, palabras y actos. La atención es el asilo de la mente y es la que permite guardar los sentidos para que no se dejen atrapar por el apego y el odio.

LA ECUANIMIDAD: Es la firmeza de ánimo y de mente, el equilibrio y la armonía. Nos ayuda a aceptar conscientemente lo inevitable y prevenir reacciones desmesuradas de apego y aborrecimiento. Nace de la visión clara, cuando entendemos que todo está sometido a la ley de la impermanencia. Es estabilidad, imparcialidad, fortaleza interior, comprensión profunda de la transitoriedad. Es el ánimo estable ante la ganancia y la perdida, la victoria y la derrota, el insulto y el halago.

EL SOSIEGO: Es una de las experiencias más ricas y enriquecedoras. Es quietud, apaciguamiento, calma; representa el antídoto contra la ansiedad, la agitación y la angustia. El mayor tesoro es la paz interior. Cuando estamos sosegados podemos afrontar de otro modo las situaciones difíciles y estamos protegidos contra los oscurecimientos mentales y las reacciones neuróticas. La atención consciente y la ecuanimidad van desencadenando el sosiego.

EL CONTENTO INTERIOR: Surge cuando uno interiormente se va armonizando y madurando emocionalmente. No depende de las circunstancias o situaciones del exterior. No es contento sensorial, sino gozo interno, bienestar real. Ese contengo se mantiene en toda situación, ante cualquier evento. Nace de lo profundo del ser en la medida en que nos vamos realizando. Se vuelve contagioso y transmisible, igual que el sosiego.

LA INDAGACION DE LA REALIDAD: NO es lo que vemos, sino lo que es. Se necesita mucha intrepidez para ver lo que es y liberarnos de modelos, patrones, condicionamientos, esquemas, es decir, para despojarnos de todo lo adquirido y ser nosotros mismos. Hay que purificar la percepción y la cognición para ver la realidad que se oculta tras las apariencias y que tanto nos aturden.

LA LUCIDEZ: Es la visión penetrativa y cabal, que no se estrella contra las apariencias y profundiza en el modo final de ser de todos los fenómenos. Es el pasaporte hacia la Sabiduría. Y de ella nace la compasión genuina, cuando entendemos en profundidad que todos los seres sintientes formamos parte de una gran familia y que al herir a los otros nos herimos a nosotros mismos.

Ramiro Calle

Centro de Yoga Shadak

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

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3,9 minutos de lecturaActualizado: 03/06/2024Publicado: 06/11/2013Categorías: Ramiro CalleEtiquetas: , , , , , , , ,

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