La buena acogida que está teniendo mi ensayo narrativo Biografía del Silencio se debe, en mi opinión, mucho más que a las cualidades que el texto pueda tener, al hambre de silencio y de espiritualidad que existe en nuestra sociedad. Han proliferado en estas últimas décadas las terapias corporales y las psicológicas o mentales, pero no, o no con la suficiente claridad y sencillez, las del cuidado del alma o espíritu.
Biografía del silencio no es un recetario, pero sí el testimonio de una búsqueda sincera y apasionada, nos dice Pablo D’Ors con ocasión de la presentación de la 12ª edición de su libro, un hecho poco común en el mundo editorial.
Pablo D’Ors, un sacerdote católico, discípulo zen y escritor, nació en Madrid en 1963. Su búsqueda del silencio lo ha llevado a peregrinar a lugares emblemáticos como Santiago de Compostela, el desierto del Sahara, el Monte Athos y el Himalaya. Además, es fundador del seminario de entrenamiento espiritual Los Amigos del Desierto.
En su trayectoria literaria, ha publicado diversas obras, entre ellas: la colección de cuentos El estreno (2000), la novela Andanzas del impresor Zollinger (2000), finalista del Premio Herralde, así como El estupor y la maravilla (2007) y Lecciones de ilusión (2008). Su último libro, Biografía del silencio (2012) ha llegado a su 12ª Edición gracias a Ediciones Siruela.
El silencio como refugio espiritual
Si un libro se valora por la profundidad de dónde nace, Biografía del Silencio despeja dudas, confirma y estimula el paso de la especulación a la experiencia en materia de la contemplación. Los lectores que practican meditación-contemplación se sentirán identificados, mientras que los que han abandonado esta práctica, encontrarán motivos para regresar. Y aquellos que postergan su inicio, recibirán el empujón final.
E.H. Este libro ¿Es una autobiografía de su vivencia del silencio?
Pablo d’Ors: Sí, aunque escribir sobre el silencio sea una paradoja. A mí me han ayudado los libros de Simone Weil, Dag Hammarskjöld y Thomas Merton. Espero que mi experiencia ilumine a algún buscador.
¿Cuáles son las dificultades de la meditación?
Además de las molestias corporales y las distracciones, el miedo y la falta de aceptación de lo que somos son los mayores obstáculos. Vivir bajo el estigma del amor o del temor nos excluye de la verdadera experiencia.
¿Es necesario un maestro para aprender a meditar?
No es imprescindible comenzar con un maestro, pero resulta conveniente en ciertos momentos. La misión del maestro es despertar nuestro propio maestro interior, que a menudo permanece dormido.
¿Requiere mucha entrega el camino del silencio?
Por supuesto, sin entrega ni pasión, nada merece la pena. Aquellos sin la determinación necesaria serán expulsados de esta senda rápidamente.
La aventura interior ¿es aburrida?
No conozco otra aventura más apasionante. Esto no excluye atravesar largos desiertos, pero a mayor duración y sequedad de esos desiertos, más fructíferos serán los oasis que descubrimos después.
¿Por qué el momento actual es propicio para descubrir el sentido de la vida?
El dolor y el amor son dos caras de la misma moneda. Solo quienes amamos verdaderamente sufrimos. Sin oscuridad no valoramos la luz. Las adversidades son oportunidades que nos enseñan a crecer.
¿Por qué es difícil aceptar la realidad?
Estamos enfermos de ilusiones. Nos han engañado al sugerir que los sueños son más bellos que la realidad. El mejor de los sueños no se compara con la cruda realidad, que siempre es una invitación al crecimiento.
¿Aceptar lo que es significa dejar de intentar mejorar el mundo?
El mejor servicio a la humanidad es ser nosotros mismos. Muchas acciones solidarias esconden activismo y huida de uno mismo. La verdadera compasión surge del autoconocimiento.
¿Cómo nos afecta el bombardeo de estímulos culturales?
A no conocer nuestro hogar interior, a ser extraños a nosotros mismos y a confundir vida con vitalismo.
¿Son lo mismo meditación y oración?
No. Meditación implica conciencia de sí mismo, mientras que la oración es conciencia del misterio divino. Una puede llevar a la otra.
¿La meditación elimina el miedo?
No conozco un camino mejor para enfrentar el miedo.
¿Es la meditación natural para el ser humano?
Quedarse en silencio con uno mismo es natural. Sin embargo, nos hemos alejado tanto de esto que hemos creado complejas escuelas para redescubrir lo que es elemental.
¿Qué aporta el Zen que no brinda el Cristianismo?
Excluyendo los ejercicios ignacianos y el camino carmelitano, la pedagogía espiritual no está tan desarrollada en el cristianismo como en el zen. Mi experiencia con el zen ha reforzado mi amor por el cristianismo.
¿Cómo fue la reacción al meditar en la Iglesia Católica?
Lo compartí y obtuve apoyo, objeciones e indiferencia, como era de esperar.
¿Qué falta en la búsqueda espiritual?
A veces, rendirse dignamente es el verdadero triunfo; el consumismo devora incluso lo espiritual. Muchos buscadores no son más que turistas en lo religioso.
¿Cómo saber si estamos viviendo el silencio correctamente?
Un criterio infalible es si amamos más a quienes nos rodean. El camino que no lleva a la generosidad es falso.
¿Cuál es la diferencia entre tener experiencias y vivir realmente?
Vivimos mucho, pero experimentamos poco. La vida necesita ser filtrada por el silencio para convertirse en verdadera experiencia.
¿Cómo ayuda la meditación a recuperar la niñez perdida?
La meditación limpia nuestra mirada, permitiendo una mayor pureza de corazón. La perspectiva infantil ve la realidad con menos prejuicios y más sabiduría. Los verdaderos sabios son niños de espíritu, y esa es mi ambición.
¿Cómo transforma la meditación lo ordinario en maravilloso?
Lo común y pequeño es intrínsecamente maravilloso, y la incapacidad de verlo así proviene de nuestra visión limitada. Los místicos de diversas tradiciones han enfatizado la belleza de lo cotidiano.
¿Qué son los ‘Buscadores de la Montaña’?
Un seminario de entrenamiento espiritual que invita a todos. Al igual que se acude a un gimnasio para el cuerpo, buscamos crear uno para el alma. Después de dos años, la experiencia ha sido enriquecedora.
Gracias, Pablo d’Ors, en nombre de nuestros lectores, por su último libro.
Feliciana Garcia Gomez