Hécate, la madre de los dioses

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El mundo de los dioses, los mitos y de leyendas se fusionan en mi mente y me acompañan como una brújula del alma que me alumbra en el camino hacia el descubrimiento de mí misma y de ese rostro oculto que no puedo ver con la conciencia del día. Detrás del velo, desde ese lugar en el que ellos nacen, me llaman y yo acudo sintiendo que vislumbraré un atisbo de mi verdad y que esa verdad puede ser absolutamente diferente a cualquier otra verdad. Por ello realizo mi viaje sintiendo que no existen para mí verdades absolutas, solo aquellas que elijo en cada instante, y que en cualquier momento las podría cambiar si desapareciese en mí el eco de la resonancia.

Con mi espíritu libre e imaginativo he decidido responder al mundo de los dioses, de sus mitos o leyendas solo por el hecho de que “lo que creo, lo creo”, y lo que elijo será mi verdad y alumbrará mi camino. Así que voy a recordar hoy mi primera llamada en la Diosa. Ella es Hécate y su historia escrita se mezcla con mi historia vivida y juntas crean mi mundo mágico.

Sus orígenes son preolímpicos. Se dice que era una Diosa extrajera que llegó ya vieja a Grecia y que, por tanto, su aspecto más conocido fue el de bruja y hechicera. Sin embargo, sin apenas mitos ni leyendas, a ella se la reconoció en el albor del tiempo como “madre del mundo”, madre de todos los dioses, madre del cielo infinito de la noche y del gran círculo primigenio que contiene todos los caminos y todos los destinos. Cuando escuché su nombre por primera vez, más allá de cualquier religión o cualquier creencia, solo pude sentir la fuerza insondable del espacio que se abría entonces ante mí y tuve la certeza de que esa fuerza impulsaría un viaje de descubrimiento desconocido hasta ese momento.

Con el paso del tiempo me doy cuenta de que fue la llamada para experimentar el universo de la magia con pasos inciertos, con errores, equivocaciones y también múltiples estados de gozo y agradecimiento. Hoy siento que las palabras, hechizos lunares, y todos los actos mágicos han sido creados solo para dar forma al misterio de la magia que la mente nunca llegará a comprender, pero son una parte muy pequeña de este misterio.

Si la física cuántica tomara un nombre de diosa podría llamarse Hécate y sería tan antigua como la conciencia mágica. Porque Ella, “la madre del mundo” en el espacio primigenio y en el tiempo del gran círculo, contiene en su interior todas las posibilidades de la creación.

Una elección hecha siguiendo la resonancia del alma abrirá para nosotras la frecuencia de la magia

Cada posibilidad, cuando se manifiesta,crea una línea de vida o dicho metafóricamente “el hilo rojo del destino” hecho de causas y consecuencias. Nosotros podemos vivir en uno de ellos y empeñar- nos en cambiar determinadas situaciones sin querer salir del camino trazado, que todo cambie como por arte de magia sin movernos de donde estamos. Sin embargo, Ella es la guardiana de todos los caminos y el don mágico que nos entrega es la libertad.

Elegir un nuevo camino puede ser el secreto de su magia, pero si no queremos hacerlo Ella de vez en cuando nos llevará a una de sus encrucijadas, una experiencia sin salida en la que todo se bloquea, o se para, o la vida se nos pone patas arriba. Entonces podemos recordar que entramos en el tiempo circular y que una elección hecha siguiendo la resonancia del alma abrirá para nosotras la frecuencia de la magia. Es el momento de hechizos o encantamientos: da igual lo que hagamos solo hemos de hacerlo con certeza de que el camino nuevo se abrirá. Y no olvidemos llamar a Hécate pues será ella la que alumbrará el nuevo camino con su antorcha. Ella es la alumbradora de la magia.

 

Guadalupe Cuevas

Escritora del libro «El

guadalupecuevas.com

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3,5 minutos de lecturaActualizado: 10/04/2024Publicado: 25/01/2019Categorías: Estilo de VidaEtiquetas: ,