En el primer capítulo de Genética Emocional y Juventud se aborda el tema de los dos estigmas indisolubles de la memoria: el estigma de vejez y el estigma de juventud.
Al apostar por el camino de la juventud, nos comprometemos a desterrar la vejez que se encuentra arraigada en nuestro ADN Emocional, presente en la columna vertebral. La vejez se infiltra en nuestro cuerpo a medida que acumulamos bloqueos energéticos, resultado de conflictos emocionales no resueltos a lo largo de nuestra vida. Este ADN emocional, que activa tanto nuestro potencial como las huellas de nuestro KARMA, representa los desafíos emocionales que necesitamos superar durante nuestro tiempo en este mundo.
El karma, funcionando como base de la densidad “vieja” que compone nuestro ser físico, en combinación con las dificultades emocionales, puede contribuir a la manifestación de la vejez. Aquí es donde el ciclo del “engaño” emerge; en vez de absorber OXÍGENO de lo positivo a nuestro alrededor, nos quedamos atrapados en el AIRE del entorno y nuestras relaciones tóxicas.
“El aire nos autodestruye y afecta a la célula como envejecimiento físico. Cuando entramos en estados de envejecimiento físico, la célula se cierra aún más y pierde su capacidad de rejuvenecimiento. Debemos regresar al estado vibracional presente en nuestro campo magnético. Solo desde allí podemos revertir nuestro físico.”
Estas reflexiones pertenecen al libro “Los planetas en nuestra genética”, de María Gemma Sáenz, donde se profundiza en la teoría y en los ejercicios que nos ayudarán a vivir en el paradigma de la eterna juventud.
El objetivo de esta serie de artículos es claro: cambiar nuestra percepción emocional de que la vejez es algo inevitable. ¿Cómo? A través de la OXIGENACIÓN que fluye en nuestro campo magnético. Este campo, o “halo,” nos rodea en una forma ovalada, de pies a cabeza, y su oxigenación alimenta nuestra juventud, transformando así el cuerpo envejecido que habitamos.
Para fortalecer nuestro vínculo con el UNIVERSO, el cual se refleja en nuestro cuerpo, necesitamos potenciar nuestra conexión con él, ya que el universo se basa en la perfecta oxigenación.
Ejercicio de Conexión Universal.
Este ejercicio se realiza con una foto del universo. En el reverso, escribe en cursiva: “Recibo la plena oxigenación del Gen.” Recorta la foto en forma de doble pirámide (estrella de 6 puntas) mientras verbalizas la frase que has escrito.
Realiza este ejercicio a lo largo de 40 días. No es necesario que sean consecutivos, sino en ciclos de lunes a viernes, dejando sábado y domingo como días de descanso.
Este enfoque busca abrirnos a la energía del Universo de la cual todos estamos conectados, integrando conscientemente nuestro Gen.
PLANETAS, ASTROS Y NODOS EN NUESTRO CUERPO
Los planetas nos brindan oxígeno desde la intemporalidad; los astros, como motores de fuerza, se integrarán con nuestro ser junto a los nodos norte y sur.
Lo planetario opera bajo una frecuencia intemporal y una gravitación o energización constante que superan las capacidades de nuestro cuerpo.
La juventud está vinculada con el oxígeno que nos aportan los planetas que, al ser más corporales, ayudan a nivelar nuestra vitalidad, mientras que los nodos Norte y Sur equilibran nuestro campo sensitivo (los sentidos) y están conectados al elemento fuego.
El sol y la luna equilibran nuestro carácter y se relacionan con la manera en que interactuamos con los demás. El Sol se extiende desde la zona comunicativa hasta los pies y su color es el oro; la luna rige la parte mental, afectando nuestras neuronas y predominando el color plata.
Ejercicio con el Sol. Cada mañana, después de la ducha, visualiza un gran sol que desciende desde tu barbilla hasta tus pies, nutriéndote. Este gran sol eliminará el aire –el engaño– y potenciará tu oxígeno vital.
Al activar nuestra parte genética, nuestro cuerpo tiene la habilidad de seleccionar lo que realmente nos impulsa y automáticamente desecha lo que nos avoca a la vejez, haciendo esto al instante, sin necesitar procesar el pasado, ni siquiera el más reciente. Volver al pasado, incluso en pensamiento, nos arrastra a la inevitable vejez.
Ejercicio con la Luna. Cada noche, al prepararte para dormir, imagina una luna plateada que limpia tus neuronas y las llena de oxígeno. Esto garantizará que al despertar, tu rostro refleje juventud y vitalidad.
El nodo norte representa lo tangible y fuerte; comprende brazos, piernas y columna, reflejando lo masculino. Su color es plata.
El nodo sur, más femenino, engloba las zonas comunicativa, plexo y creativa, y su color es oro.
Mercurio está en el ombligo con forma circular y color oro.
Venus resplandece en el cuello, también con color oro.
Marte preside los pies con su color plata.
Júpiter abarca toda la espalda con color plata.
Saturno reside en el plexo solar con color oro.
Urano se sitúa en los brazos, color plata.
Neptuno se manifiesta en las crestas ilíacas con color oro.
Plutón se extiende por nuestro halo hasta los pies; a la izquierda es plata y a la derecha, oro.
Pronto, en próximos artículos, profundizaremos en la información de cada planeta y cómo podemos trabajar con sus energías a través de prácticas específicas.
Bibliografía. Los Planetas en nuestra genética. Volumen II de “La evolución del universo. Autora: María Gemma Sáenz.