COMO TENER SALUD EMOCIONAL, Con COACHING PNL
No elegimos lo que sentimos. Cada día vivimos experiencias que detonan en nosotros tristeza, alegría, amor, satisfacción, decepción, miedo, enfado, orgullo, vergüenza, soledad, rechazo, por nombrar algunas emociones.
Si son agradables y placenteras deseamos que no acaben nunca. Pero, si duelen, queremos dejar de sentirlas inmediatamente.
Cuando sentimos emociones dolorosas tratamos de evitarlas reprimiéndolas, huyendo, bloqueándolas o controlándolas mentalmente. Buscamos vías de escape y distracción. Tal vez esto
nos ayude a no sentirlas con tanta fuerza, pero resultará en mayor dolor y sufrimiento ya que la emoción no desaparece, sólo la estamos enmascarando, ocultando.
Cuando tu pareja te dejó. Cuando te decepcionaste porque no lograste algo. Cuando las cosas no salieron como esperabas. Quizá trataste de ocultar ese dolor aparentando que no te afectaba, o
saliendo con otras personas, o consumiendo juegos, sexo, drogas, alcohol, comida, tabaco.
Cuando tenemos un problema detona una emoción en nosotros. Pero problema y emoción no constituyen una relación de causa efecto. Una cosa es el problema y otra la emoción, que se activa porque ya existe en nosotros la potencialidad por las experiencias vividas.
Te pongo un ejemplo. Si tuviste experiencias de pareja que te dolieron demasiado, en ti existe ese potencial para sentir dolor ante circunstancias similares. Inicias otra relación y, si el comportamiento de esta persona te conecta de algún modo con tus experiencias anteriores, entonces te sientes decepcionado y enfadado con esta persona.
El problema es que tendemos a proyectar en la otra persona o en la situación la emoción que sentimos. Esto es como tirar balones fuera.
Una cosa es el problema o la conducta de la otra persona y otra lo que tú sientes. Nadie dice si está bien o mal lo que hizo el otro o lo que sucedió; quizás no estuvo bien. Pero tú no lo puedes controlar. Sólo puedes hacerte responsable de lo que sientes. Entonces las cosas cambiarán.
En PNL decimos: “Cuando uno cambia, cambia el mundo que le rodea”
Mira esta historia:
En una ocasión cuando Buda estaba predicando su doctrina, un hombre se le acercó y comenzó a insultarlo, pero Buda se mantuvo en un estado de imperturbable serenidad y silencio. Cuando hubo terminado su acción, se retiró.
Un discípulo que se sintió indignado por los insultos que el hombre lanzó contra Buda le preguntó por qué dejó que lo maltratara.
A lo que Buda respondió con tranquilidad: Si yo te regalo un caballo, pero tú no lo aceptas ¿de quién es?
El discípulo contestó: Si no lo acepto, es suyo.
Entonces Buda le dijo: Bueno. Estas personas emplean parte de su tiempo en regalarme sus insultos, pero yo elijo si quiero aceptarlos o no.
Los insultos son como regalos. Si los recoges, los aceptas. Si no los recoges, quien te insulta se los queda en sus manos. No podemos culpar al que insulta de nuestra decisión de aceptar su regalo.
Por esa misma razón, esos insultos son para mí como un regalo que elijo no recoger. Simplemente los dejo en los mismos labios de donde salen.
Problema y emoción
Lo que sucede es que esa emoción potencial se activa por la presión del problema, saliendo a la superficie. Entonces hacemos que vuelva a bajar y se oculte para no sentirla.
Mientras permanezca en nosotros una emoción negativa, aunque esté oculta, afectará a nuestro plano mental con pensamientos negativos, al plano vital con baja energía y a nuestro cuerpo con enfermedades.
Una de las reglas sobre el funcionamiento de la mente dice: “Cualquier síntoma físico que ha sido inducido emocionalmente si persiste lo suficiente tiende a generar cambios orgánicos”
Por ejemplo, una úlcera puede surgir por un exceso de preocupaciones. Primero manifestándose con malas digestiones o gastritis. Y, si la emoción permanece puede acabar dañando el
órgano afectado.
Gestionar las emociones
Algunas personas tienen mayor dificultad para reconocer, sentir y comunicar sus emociones. Esto repercute en su salud. Al no expresar ni integrar las emociones es más probable que las somaticen.
Aprender a gestionar adecuadamente las emociones es fundamental ya que forman parte de nuestra naturaleza humana. Debemos hacernos conscientes y ser responsables de lo que sentimos.
Un acto exclusivo para valientes: Darse permiso para aventurarse, perdiendo el miedo a sufrir. Esta podría ser la principal clave.
Necesitamos tomar consciencia, aceptar e integrar para disolver la emoción. Así nos liberamos del sufrimiento en nuestro interior, aumenta nuestro entendimiento y nos predispone para el cambio.
Realiza este sencillo ejercicio para integrar la emoción:
1º RELÁJATE:
- Cierra los ojos y observa tu respiración.
- Hazte consciente de ella.
- Lleva tu atención a tu abdomen.
- Respira profundo y lento varias veces.
- Pídele a tu cuerpo que se relaje.
- Permanece unos minutos.
2º INTEGRA LA EMOCIÓN:
- Piensa en un problema.
- Pregúntate: ¿cómo me siento con esto?
- Permítete sentirlo.
- Hazlo poniendo tu consciencia en lo que sientes.
- Sin proyectarlo en la persona o situación.
- Si se hace muy intenso el dolor te repites a ti mismo: no creo en el drama.
- Permanece sintiendo-consciente-respirando profundo. Hasta que te des cuenta de que el dolor se va disolviendo.
3º SONRÍE:
- Imagina caras sonrientes, emoticonos ?
- Piensa en alegría y felicidad.
- Sonríe aunque te cueste.
- Date permiso para sentirlo en ti.
- Sonríe a la vida y ella se sentirá aceptada por ti.
Este artículo es una orientación. Si te das cuenta de que estás sufriendo demasiado quizá sea conveniente que acudas a un profesional para realizar una terapia.
María Alcázar
Directora Instituto Español de PNL
Coach & Trainer PNL
pnlspain.com
