Ante todo aclaremos un punto fundamental: la menopausia no es una enfermedad, que es la idea a la que prácticamente nos han acostumbrado en esta sociedad patriarcal. Esta concepción está tan arraigada que el primer título que pensé para este artículo fue: “Menopausia y perimenopausia: el viaje de una mujer hacia su nueva vida”. ¡Un momento! dijo una vocecita en mi conciencia, ¿Tratamiento? ¡Eso implica enfermedad!
Nada de enfermedad. La menopausia es una etapa más en el desarrollo de una mujer: después de unos 35 a 40 años de vida fértil, el cuerpo entra en otra fase donde la fertilidad ya no es prioridad. Es un momento propicio para liberarse de las preocupaciones sobre la descendencia y dedicarse a nuevos intereses y pasiones.
El inicio de esta transición ocurre alrededor de los 40 años, durante el periodo premenopaúsico. Este proceso puede extenderse por unos diez años, finalizando con el ciclo menstrual en la menopausia, que normalmente ocurre alrededor de los 50. Después de la menopausia, el cuerpo continúa su ajuste hormonal durante el periodo postmenopaúsico, que es igualmente significativo en la vida de una mujer. En total, la premenopausia, menopausia y postmenopausia constituyen lo que llamamos el periodo perimenopaúsico.
Transformaciones Hormonales: Un Cambio Natural
A nivel físico, los cambios que experimenta una mujer durante el periodo perimenopaúsico están relacionados con la variación en la cantidad y proporción de hormonas que produce su cuerpo. A pesar de que la visión tradicional sostiene que la menopausia implica un déficit de estrógenos y progesterona, la realidad es más compleja. Lo que ocurre es un reajuste en estas y otras hormonas, como la hormona luteinizante y la folículo-estimulante, que son igualmente cruciales durante y después del ciclo reproductivo. Para aquellos que deseen profundizar más en estos cambios hormonales, recomiendo el blog menobl.blogspot.com.es.
Los Síntomas: ¿Causas Biológicas o Sociales?
Se ha observado que muchas mujeres experimentan síntomas molestos durante esta transición. Los más comunes incluyen: sofocos, sudores nocturnos, insomnio, fatiga, sequedad vaginal y pérdida de libido. Es fascinante notar que la prevalencia de estos síntomas varía en función de la cultura. Por ejemplo, mientras que los sofocos son casi universales entre las mujeres occidentales, en las asiáticas son prácticamente inexistentes. Esta discrepancia sugiere que puede haber factores socioculturales y alimenticios involucrados en la experiencia de la menopausia, además de los cambios hormonales.
Pese a que estos síntomas pueden ser desafiantes, hay esperanza. ¿Qué se puede hacer?
Alimentación y Acupuntura: Caminar hacia el Bienestar
Primero, es esencial replantearse la alimentación, eliminando los productos industriales y aumentando el consumo de frutas y verduras, preferiblemente orgánicas. Desde la perspectiva de la medicina china, se pueden realizar ajustes a nivel energético que atenúen los síntomas y ayuden al cuerpo a adaptarse a la transición hormonal de manera más suave.
Sofocos, sudores nocturnos y sequedad vaginal pueden reflejar deficiencias tratables, como un déficit de yin de riñón. La fatiga puede sanarse con tonificación energética, mientras que la depresión, insomnio y disminución de libido requieren un enfoque holístico y de apoyo. La menopausia no es una enfermedad; es un cambio profundo. Y, como todo cambio, puede necesitar orientación y acompañamiento para que sea más llevadero.
Belén Benito
Licenciada en Ciencias Biológicas.
Acupuntora
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