Hace mucho mucho tiempo, en un rincón olvidado de la historia, vivía una joven recién casada que cargaba un peso emocional que parecía eterno. Desde el inicio, se vio atrapada en la red de expectativas que la sociedad tejió a su alrededor, sintiendo el peso de ser mujer en un mundo que limitaba su sueño. Nadie le mostró un camino diferente, y esto la llevó a aceptarlo sin cuestionamientos, sintiéndose conforme con su destino.
Sin embargo, la llegada de una niña misteriosa, Nova, cambió las reglas del juego. La madre de Nova había caído en la desesperanza tras la muerte de su esposo, dejando a su hija como un pájaro huérfano. Fue llevada a la casa de la joven, quien, en un principio, solo pensó que era una carga más. Pero Nova era diferente: con su mirada brillante y curiosidad insaciable, comenzaba a recordar a la joven lo que significaba soñar. La crítica familiar hacia la educación de Nova se tambaleaba ante la luz de sus preguntas.
Cuando llegó la edad de casarse, la joven fue absorbida por la comodidad de un matrimonio “adecuado”, olvidando su conexión con la palabra impresa y la libertad que algún día anheló. La falta de libros se volvió su condena, y la reclusión de su mente se hizo evidente cuando, años después, redescubrió una biblioteca polvorienta en casa de la Mujer Arcaica. Pero la felicidad de leer llegó con un alto precio: la pérdida de su autonomía.
La relación con la anciana Sofía se convirtió en su refugio. En las horas nocturnas, mientras todos dormían, Nova encontraba consuelo en compartir historias, hasta que un día, el destino quiso que la anciana dejara este mundo en sus brazos, en un susurro de paz.
La tristeza de la partida de Sofía sumió a Nova en una reflexión profunda. ¿Por qué había vivido una vida tan limitada? Liderada por una fuerza interior inexplicable, decidió marcharse de la casa de la Mujer Arcaica. Así comenzó su verdadero viaje: un camino donde no solo enseñaría a leer, sino también a las mujeres que encontraba a mirarse con amor y a reconocer su propio valor.
Nova nunca se casó ni tuvo hijos, no porque no lo deseara, sino porque eligió preservar su libertad, incluso convirtiéndose en una herramienta para la realización de otros hombres. En su travesía, sembró palabras, latidos y sueños en el alma de cada mujer que conocía, esperando que, algún día, alguien le dijera:
-Yo te veo. Yo te honro. Yo sí tengo un sueño.
Cuando llegara ese momento, la Mujer Nueva le entregaría su hatillo, donde, al abrirlo, encontrarían su mayor fuerza y el sendero hacia su destino. La historia de Nova, así, nos recuerda que cada mujer tiene el poder de reescribir su narrativa, descubriendo un presente lleno de posibilidades.
Que tengas un feliz presente.
Pilar Rodríguez-Castillos
Terapeuta. Consteladora.
Profesora del Método Reiki
Directora del Liceo de Estudios
sobre Disciplinas de la Energía.
www.licestu.com