La figura de nuestro padre es esencial para nuestro desarrollo como personas. De hecho, es quien inicia el movimiento de la vida en nuestra concepción, y propicia que uno de los espermatozoides llegue a fecundar el óvulo de la madre.
Este movimiento significa uno de nuestros mayores éxitos ya que somos nosotros, entre otros millones de espermatozoides, quienes logramos llegar a la meta para que la vida, nuestra vida, se abra camino.
Al poner en marcha este movimiento de inicio nuestro padre nos hace un gran regalo, nuestra existencia ha empezado con éxito, hemos tomado de él y permitimos que nuestra madre desarrolle, multiplique y alumbre nuestra vida.
En el proceso de gestación y nacimiento, la figura esencial es la de la madre, así como en los primeros años de vida. Sin embargo, a partir del quinto año la figura del padre vuelve a cobrar extraordinario protagonismo, ya que es quien ayuda a los hijos a abrirse al mundo exterior y a descubrir las distintas facetas de la sociedad en la que vive, y además, potencia su fuerza y compromiso y es el iniciador de las relaciones sociales, más allá de la familia.
Nuestro padre no es fruto de la casualidad. Su presencia en nuestra vida no se debe a la ley de probabilidades, sino a poner a prueba la capacidad de desarrollo de nuestras potencialidades. Todos hemos tenido el padre que necesitábamos para transformar los potenciales en hechos, las dudas en certezas, los objetivos en éxitos y las capacidades en metas conseguidas.
¿Y si nuestro padre fue un canalla, un asesino, un violador, un torturador, un estafador o una mala persona? Todo lo dicho anteriormente ¿es posible? sí, sin ninguna duda, nosotros podemos caminar hacia y la vida, haya sido nuestro padre como haya sido y haya sido nuestra relación con él como haya sido. Si no fuera así, volveríamos a las viejas ideas seculares de que los hijos deben pagar por los pecados de los padres. De nuevo, más inocentes al altar de la culpa y del castigo.
¿Y cómo podemos, haya sido como haya sido nuestro padre, tener la vida que realmente necesitamos y merecemos?
Las constelaciones familiares nos dan la respuesta. Son una herramienta terapéutica sencilla y eficaz para tratar todos los problemas que afectan a la persona. Cualquier tema de salud, personal, familiar, laboral, de dinero u otros puede ser abordado por las constelaciones. Los terapeutas que lo utilizan se sorprenden por la enorme eficacia de este método y cada vez son más los psicoanalistas, psiquiatras, médicos y psicólogos que lo utilizan por sus sorprendentes resultados y su probada eficacia.
Las dos figuras más importantes de todo ser humano son sus padres. Si una persona se encuentra en desequilibrio con su padre muchas áreas de su vida pueden estar descolocadas y los resultados pueden ser desastrosos, afectando a su equilibrio personal, familiar o empresarial.
La figura del padre, afecta el trabajo, la realización profesional, la salud mental, la relación con el mundo, la fuerza y el compromiso y las relaciones sociales entre otras.
A lo largo de mi trabajo con constelaciones familiares he ayudado a muchas personas a que mejoren todas estas áreas. Recuerdo algunos clientes que tenían una mala relación con sus jefes la cual mejoró de manera sustancial después de una constelación con su padre, o personas que mejoraron sus fobias al exterior honrando a sus padres, u otros en los que mejoró su salud mental y su compromiso con la vida. Haciendo un trabajo profundo con el padre puede mejorar nuestra relación con la vida en todos los aspectos.
Sergio Pi
Coach de Prosperidad y Abundancia
Licenciado en Ciencias Económicas y empresariales por la Universidad Autónoma de Madrid
www.sergiopicoach.com