LA FUNDACIÓN VIVO SANO PRESENTA LA CAMPAÑA ‘HOGAR SIN TÓXICOS’
ELIMINAR DE NUESTRO ENTORNO LOS QUÍMICOS NOCIVOS PARA LA SALUD
Ftalatos, retardantes de llama, compuestos perfluorados, alquilfenoles, bisfenol A, metales pesados o compuestos orgánicos volátiles son ejemplos de sustancias tóxicas que se encuentran en productos tan cotidianos como los de aseo personal, cosméticos, limpieza y alimentos. A menudo, estos químicos están ocultos en etiquetas confusas que no revelan su verdadero impacto en nuestra salud.
Vivimos inmersos en un entorno saturado de sustancias químicas que pueden enfermarnos. Desde 1930, la producción química ha crecido exponencialmente, alcanzando centenares de millones de toneladas anuales. Muchas de estas sustancias son neurotóxicas, inmunotóxicas o cancerígenas, y los riesgos asociados al ‘efecto cóctel’ de su combinación son alarmantes. La Fundación Vivo Sano ha lanzado la campaña ‘Hogar sin tóxicos’ con el objetivo de generar conciencia sobre los peligros de estos productos y cómo afectan nuestra salud.
Carlos de Prada, el director de la campaña, enfatiza que, a través de www.hogarsintoxicos.org, los ciudadanos pueden acceder a información crucial sobre los riesgos de sustancias químicas en el hogar. En esta web, se pueden encontrar:
- Folletos descargables sobre productos con disruptores endocrinos.
- Información sobre contaminantes químicos vinculados a enfermedades como el cáncer de mama.
- Estudios científicos que demuestran la relación entre la exposición a estos elementos y problemas de salud como la obesidad o la diabetes.
Además, la Unión Europea ha reconocido a la industria como responsable de esta crisis. La normativa REACH requiere que los fabricantes evalúen los riesgos de sus productos, pero la falta de información clara genera una falsa sensación de seguridad entre los consumidores. Carlos de Prada menciona que por cada etiqueta que menciona ‘tensioactivos no iónicos’, pueden ocultarse sustancias altamente tóxicas, como los ftalatos.
Efecto cóctel de consecuencias imprevisibles
Sara del Río, de Greenpeace, destaca que el aumento de sustancias químicas en el mercado crea un efecto cóctel calamitoso que aún no comprendemos del todo. “La producción química ha aumentado desmesuradamente, pero la mayoría de estas sustancias todavía son ignoradas en términos de investigación y regulación”, advirtió.
Entre los efectos más preocupantes, el investigador Jesús del Mazo del CSIC ha encontrado un incremento en trastornos reproductivos en humanos y animales, relacionado con los disruptores endocrinos. Estos químicos afectan gravemente nuestra salud desde etapas embrionarias, y pueden tener consecuencias en futuras generaciones.
Un caso notable es el bisfenol A, cuya presencia en productos cotidianos como latas de comida representa un riesgo constante para la salud, especialmente en los más vulnerables como los niños. A pesar de la prohibición en biberones, su uso continúa en muchas otras aplicaciones sin que se informe al consumidor.
Para combatir esta problemática, los organizadores de la campaña han dirigido misivas a las instituciones responsables para exigir urgentemente medidas que protejan nuestra salud. Por tanto, es crucial que los ciudadanos también adopten un papel activo en la defensa de sus derechos y conciencia sobre la composición de los productos que utilizan diariamente.
Rosa Yoeste
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