En busca del Verdadero Yoga

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Hay unas claves que el buscador del verdadero yoga debe tener muy presentes y no dejarse confundir, aprendiendo a utilizar un discernimiento claro y no permitiendo que las modas de los pseudoyogas le confundan y contaminen.

 Mi buen amigo José Pazó me pasa la noticia del lamentable espectáculo que van dando los del «yoga» Bikram compitiendo y haciendo campeonatos, en un paranoide impulso por afirmar el ego y rendir culto al cuerpo, a la estampa del campeón y al ego desmesurado. Por favor, antes que nada uno debe indagar en Google quién es Bikram y por las situaciones legales que está pasando, contemplar su aspecto (que no es precisamente el de un Ramana o un Krishnamurti) y examinar con rigor qué tipo de «yoga» aconseja, que además, por mucho que sus instructores digan que es terapeutico y beneficioso, es a todas luces perjudicial, pues practicar una sesión de asanas a cuarenta y dos grados de temperatura es como hacer footing en agosto a las tres de la tarde en Sevilla.

No parece muy recomendable, ¿verdad?, para los pulmones, el corazón, el cerebro y el sistema circulatorio.

Ya ha habido voces médicas que han asegurado que tiene muchos más inconvenientes que beneficios. Tiene razón José Pazó (escritor, japonólogo, profesor de la Universidad y asiduo practicante de zen) al escribirme alarmado para decirme hasta qué punto se puede desvirtuar, falsear y prostituir una verdadera Enseñanza. Me comenta: «Fíjate, Ramiro, hasta donde llega la ignorancia y tergiversación del yoga. Sin duda, es un sinsentido occidental que parece inocente, pero que no lo es».

Como dice el editor y escritor Álvaro Enterría (que lleva más de veinte años viviendo en Benarés) el yoga es desapego y no apego y egocentrismo. Dice: «Una labor muy necesaria es la de desenmascarar todos los neoyogas, que desfiguran la auténtica tradición. Hay una enorme confusión». Las claves del yoga son desapego, desasimiento, humildad, debilitamiento del ego, esencia espiritual y trabajo consciente sobre el cuerpo y no inútil y alienado contorsionismo. Es, básicamente, una técnica espiritual y no fitness, competición egomaniaca y estrés.

También el gran editor Agustín Pániker, notable escritor, alerta sobre el gran numero de caraduras y aprovechados que abundan en el ámbito del yoga y de la espiritualidad, aseverando «Ahora, con el dinero que se mueve, se ha convertido en el verdadero bazar de los ladrones, rebosante de charlatanes». Asimismo, me escribe Marcos Fernández Fermoselle (coautor del libro «Dividendos para el Alma») para decirme: «¿Has visto que ha habido una competición de yoga?. Es increíble, ¿no te parece? Si el yoga es competición y hay un ganador, no han entendido que es el yoga».

Por ello, hoy en día, es mas necesario que nunca saber distinguir entre la joyería y la bisutería, entre las gemas espirituales y entre los falsarios en el gran circo de este movimiento de la Nueva Era, que alienta no pocos mercenarios del «espíritu». Nunca pudo el yoga degradarse tanto en Occidente como para convertirlo en un espectáculo de acróbatas en busca de un título de campeón de contorsionismo barato.

Siempre he especificado en muchas de mis obras que lo peor que le pudo haber ocurrido al yoga es su paso por América, donde todo es sometido a un consumismo vergonzante y convertido un indecoroso negocio. Los «yogas» competitivos invitan al apego en lugar de al desapego y son en si mismos antiyoga, porque como dijera Krishnamurti: «el apego engendra ansiedad, temor, pesadumbre, celos y odio».

Ramiro Calle

Director del Centro de Yoga Shadak y escritor

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3,1 minutos de lecturaActualizado: 19/11/2018Publicado: 05/05/2014Categorías: RAMIRO CALLEEtiquetas: ,

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