Todos llevamos dentro una lucha silenciosa contra carencias emocionales y oscuridad mental. Sin embargo, es fundamental reconocer que existen tres tipos de personas frente a esta realidad. Algunos prefieren ignorar su sufrimiento; otros se resignan, convencidos de que “uno es como es”; y finalmente, hay quienes entendemos que nuestro despertar espiritual es un viaje, un arduo esfuerzo por trascender la rutina del pensamiento ordinario.
Al enfrentar nuestra mecanicidad y la ceguera a la que nos somete, tenemos dos opciones: rendirnos o buscar respuestas más allá de lo superficial. La mayoría anhelamos un sentido en la vida, una conexión con lo que realmente somos. Esta búsqueda puede verse como un retador camino hacia el ser, un espacio elevado de consciencia que sentimos innatamente. Lo fascinante de este viaje es que, a menudo, la experiencia de búsqueda nos regala vislumbres de una realidad superior, una dulce sensación de libertad que nos motiva a seguir adelante.
Imagínate despertar en un campo de concentración; tu único objetivo sería escapar. Así sucede cuando nos damos cuenta de que hemos sido prisioneros de nuestras propias limitaciones y miedos. En el momento que tomamos conciencia de ello, comenzamos a anhelar la libertad emocional y espiritual.
La Búsqueda no es sencilla; es un camino lleno de desafíos y autoconocimiento. En este viaje, es normal experimentar momentos de paz junto a noches oscuras del alma. Pero la Búsqueda se vuelve insaciable; se convierte en un deseo de encontrar respuestas a las grandes preguntas de la vida y evitar que la existencia se reduzca a momentos efímeros de confusión.
A medida que buscamos respuestas, nos encontramos con incertidumbres y soledad, también con la necesidad de aprender de las enseñanzas que han dejado aquellos sabios que nos han precedido. Cada buscador es único, como una orquídea, siguiendo su propio camino. Aquí se presenta un dilema: ¿deberíamos ceder a la lógica de un líder espiritual? La verdadera espiritualidad debe situarse más allá de dogmas y creencias limitantes.
La esencia de la Búsqueda radica en el significado que le otorgamos a nuestras experiencias. Preguntarnos lo que realmente necesitamos y cómo podemos avanzar con plenas intenciones. Crear condiciones óptimas para nuestro trabajo interior se convierte en una herramienta esencial en este proceso. Esto es lo que se conoce como sadhana, una disciplina espiritual con métodos que facilitan nuestra evolución.
Desde tiempos inmemoriales, diversas prácticas han surgido para despejar la ignorancia básica de la mente. Lo que entendemos como maya, esa niebla que nos impide ver lo real, fue fundamental para guiar a generaciones enteras en su búsqueda de comprensión. La Búsqueda es un viaje retador, pero necesario, por el que han transitado muchos en su deseo de claridad y expansión de la conciencia.
Ramiro Calle
Director del Centro de Yoga Shadak y escritor