No es nada nuevo que la sociedad no es estática, más bien se encuentra en pleno movimiento, justo igual que nuestro querido planeta tierra. Una premisa casi demasiado lógica, sobre todo, si tenemos en cuenta que al fin y al cabo, sólo somos seres vivos buscando sin límites una felicidad que cada vez se nos representa más difusa.
A toda esta lucha existencial, además habría que sumarle algo con lo que el Homo Sapiens no contaba en sus orígenes: el apogeo de la tecnología y las redes sociales. ¿Internet nos une o nos separa? Cabe destacar que para muchos de nosotros la Red de redes supone esa ‘Ventana Indiscreta’ al mundo que no podemos vivir; ya sea por falta de movilidad o por insolvencia económica.
La tecnología no es mala intrínsecamente. Sin embargo, el uso que decidamos hacer de ella sí. En este sentido, Federico Casalegno, director del Mobile Experience Lab del Massachussetts Institute of Technology (MIT), explicaba aquí la capacidad de Internet para desarrollar la inteligencia colectiva: “Existen muchas formas en las que la gente se une a través de distintas aplicaciones o páginas webs con la finalidad conseguir unos objetivos conjuntos. Por ejemplo, microfinanciaciones, compromisos cívicos, o crear Wikipedia, la enciclopedia más grande del mundo. Sin embargo, y el lado más negativo de este mundo, es la amenaza a la privacidad. Lo llamaría el reverso de la misma moneda. Es decir, si todo se puede compartir, deberíamos reflexionar sobre cuánto se puede compartir, o hasta qué punto podría hacerse pública una información que violara el derecho a la intimidad”.
De hecho, hasta el mundo de la justicia está teniendo en cuenta el derecho al olvido cibernético de sus conciudadanos. Así recogía la guía digital de 1and1.es el dictamen del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) de mayo de 2014: “En caso de que el usuario lo solicite, los motores de búsqueda como Google deberán eliminar las entradas que incluyan datos personales sensibles que se han convertido en falsos, irrelevantes, exagerados u obsoletos”.
No obstante, esto no significa que sea fácil borrar toda la información sensible que hayamos publicado con anterioridad, y es que el fallo, cubre únicamente a los resultados de búsqueda. La información en sí misma seguirá estando disponible en Internet, aunque no será tan fácil de encontrar por el usuario medio.
Por otro lado, y dejando de lado un poco a la tecnología, aquí dejamos unas pequeñas claves para alcanzar el ‘éxito’ en nuestra vida diaria. La clave está en recordar siempre este mantra con estos fantásticos ingredientes: objetivo, perseverancia y coraje. Las creencias limitantes nos bloquean y nos impiden conseguir aquello que anhelamos desde lo más profundo de nuestro ser. Es hora de no dedicarle tanto tiempo a las redes sociales, apostando por un yo más introspectivo, afinando con delicadeza nuestro pensamiento crítico.