Después de una trayectoria de más de 14 años en el mundo de las Constelaciones y la Visión Sistémica, y habiendo visto, vivenciado y facilitado “unas cuantas” constelaciones en las que he podido trabajar diversidad de temas, incluido el de los Síntomas y la Enfermedad, he podido encontrar varios tipos de patrones de conducta en aquellas personas que vienen a resolver algo con esta herramienta:
1. Los Indecisos: Buscando Soluciones en Múltiples Frentes
El primer grupo incluye a aquellos que son indecisos ante cualquier asunto o problema de su vida. Buscan poder tomar una decisión constelando sobre un asunto concreto que no les funciona y, a menudo, constelan sobre múltiples temas, incluso repitiendo la misma constelación.
2. La Proyección de Problemas en Otros
El segundo patrón involucra a personas que, sin ser conscientes de la raíz de su problema, centran la constelación en la dinámica que sigue “el otro” (pareja, familia, amigos, trabajo) con ellos. Erróneamente, creen que la solución está en los demás y no en sí mismos.
3. Expectativas de Soluciones Mágicas
Hay quienes han oído hablar de las Constelaciones Familiares y buscan una solución casi “mágica” a su conflicto, pero vale recordar: ¡esto no es magia!
4. La Importancia de la Autoconciencia y la Responsabilidad
Como primera toma de contacto, cualquiera de estas actitudes puede ser útil si se usa como un punto de partida para interiorizar. Es esencial centrarnos en nosotros mismos, dispuestos a ver nuestra responsabilidad en los problemas. La Visión Sistémica de la Salud y la Enfermedad a través de las constelaciones requiere un compromiso personal para tomar conciencia de lo que somos, cómo nos sentimos y cómo vivimos los síntomas y enfermedades.
5. Escuchar a Nuestro Cuerpo: Más Allá del Dolor
La relación con nuestro propio cuerpo es un reto para muchos. Aprender a escuchar a nuestro cuerpo es vital, pues este refleja nuestros estados emocionales. A menudo, decimos que estamos “somatizando” algo, pero cuando no escuchamos las señales, el dolor puede intensificarse. Es fundamental escuchar no solo el dolor físico, sino también los “dolores del alma” que pueden no ser tan evidentes.
La racionalización de los síntomas, como lo que nos ha tocado vivir, puede llevarnos a evitar profundizar en el significado detrás de ellos. Necesitamos tener una mente abierta para relacionar nuestras vivencias con nuestro cuerpo y aprender de los síntomas.
En textos de Bert Hellinger, se menciona que al comprender un síntoma o una enfermedad, esta puede “retirarse”. Esto no implica un milagro, sino que implica aprender a convivir con la enfermedad de manera más positiva, dándole un sentido.
Por ello, es recomendable tener conocimientos básicos sobre Constelaciones Familiares al abordar la Enfermedad. Una conciencia profunda puede cambiar nuestra relación con los síntomas y mejorar la calidad de vida, tanto nuestra como la de quienes nos rodean.
Cada caso es único, y aunque existen patrones, es esencial no caer en las simplificaciones. Aprender a relacionarnos y a sentirnos es fundamental, y este conocimiento puede ser la base para sanar.
Os animo a profundizar en este tema, pues solo así podremos complementarlo con tratamientos físicos y espirituales. La enfermedad es un aviso de algo que sucede internamente, y es nuestra responsabilidad trabajar hacia un mejor bienestar.
Angel de Lope Alemán
Director de Desarrollo Sistémico Humano
Didacta y titular de la AEBH