Principios de la Osteopatía

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6,4 minutos de lecturaActualizado: 19/09/2024Publicado: 25/06/2014Categorías: Salud NaturalEtiquetas: , , , , , , , , , ,

Todas las acciones que realizamos en nuestra vida atienden unas veces a razones, otras a intuiciones difíciles de explicar. Determinados actos nos permiten fluir con los cambios, otros nos mantienen fijos e imperturbables… y Osteopatía: estamos ante una terapia manual, que actúa sobre el sistema músculo esquelético (articulaciones, músculos, ligamentos y envoltorios tendo musculares llamados fascias), y otros sistemas como el nervioso, endocrino, digestivo etc…, así como en los bloqueos somato emociónales.

Su objetivo es aliviar el dolor, incrementar la movilidad de los diferentes tejidos entre sí y restablecer la armonía global y la salud del organismo. Considera que el cuerpo humano es un conjunto complejo, anatómico, fisiológico y psicológico, en el que todos los elementos constitutivos son interdependientes. Por ello, la Osteopatía es una terapia que entiende al individuo en su globalidad, a diferencia de la medicina alopática, que suele «segmentar» el cuerpo en múltiples órganos sin interrelación mutua.

Andrew Taylor Still (1818-1917 EEUU), creador de la Osteopatía a finales del siglo XIX, dio forma a esta ciencia-arte, en cuatro principios, que con los años de práctica diaria he podido constatar y humildemente aportar algunas cosas más.

Lo interesante de estos principios es como se plasman en la consulta diaria.

PRIMER PRINCIPIO: la estructura gobierna la función.

La Estructura es un término procedente del lenguaje de la arquitectura a la cual A. T. Still era aficionado. Significa construcción o constitución. La Estructura pues, hace referencia a las distintas partes del cuerpo, es decir huesos, músculos, fascias, glándulas , vísceras, etc. La función hace referencia a la actividad de cada una de estas partes; función articular, digestiva , de movimiento, respiratoria, etc.

El cuerpo es una «maquina biológica» muy perfeccionada, sólida y frágil a la vez. Cuando las partes que componen esta estructura están correctamente ensambladas , ajustadas unas con otras , bien lubricadas y nutridas , el conjunto funciona perfectamente, y si una de sus partes estuviera desajustada aparecería lo que llamamos «enfermedad». Esta relación estructura/ función es aplicable a cualquier parte del cuerpo.

Un caso real: tuve una persona en consulta donde la perturbación o desequilibrio de su vida emocional provocaba un cambio apreciable en su caja torácica que se mostraba hundida y por tanto provocaba la alteración de la función respiratoria, dando lugar a un cuadro de ansiedad fisiológica…»Me cuesta respirar, decía».

Otro caso : aquí es un esguince de tobillo que al ser recidivante, es decir repetitivo, altera la función del tobillo , en otras palabras el libre juego articular, para que tenga lugar la marcha. A la vez esta perturbación crea un desajuste en otras partes del cuerpo que se encuentran por arriba, por ejemplo la pelvis: lumbalgias crónicas.

SEGUNDO PRINCIPIO: Homeóstasis, la unidad del cuerpo como principio de autocuracion.

Este principio no deja de sorprenderme diariamente. Expresa que nuestro organismo tiene la facultad de encontrar su equilibrio después de sufrir una perturbación ya sea esta física , emocional, estructural o bioquímica. Esta cualidad se llama homeostasis, del griego homeo (igual) , stasis (estado).

En el plano biomecánico la homeostasis depende de la cabeza. La horizontalidad de la vista y de los canales semicirculares del oído constituyen la condición vital de nuestro sistema de equilibrio general. Es decir una perturbación ya sea traumática, un accidente, que implique por ejemplo una desviación de la cabeza fuera de su eje, dará lugar a alteración de la horizontalidad de la visión y de los centros de equilibrio del cuerpo. Para volver a la normalidad , a la unidad del cuerpo como un todo, este hará compensaciones para restablecer la verticalidad, no sin ciertos inconvenientes que afectan al esquema corporal, vértigos y desequilibrios posturales; pelvis desajustadas , cinturas escapulares – hombros- unos más altos que otros, pies cavos o planos, pierna corta, cuyos síntomas son: fascitis plantares, neuroma de morton, ciáticas, tortícolis y lumbalgias crónicas, etc.

Cabe señalar que las tensiones , por ejemplo por estrés, pueden dar lugar a contracturas del tejido visceral del abdomen y producir dolores lumbares y dorsales reflejos fácilmente detectables en un examen de la columna vertebral. Ejemplo: una fijación de las ultimas dorsales y primera lumbar (D12-L1) puede dar lugar a un espasmo del diafragma que altera la función digestiva o respiratoria.

TERCER PRINCIPIO: La vida es movimiento.

Este principio señala que todas las estructuras anatómicas desde la más blanda (músculos, fascia) hasta la más dura (los huesos) y las fluídicas (sangre, linfa y liquido cefalorraquídeo) se encuentran en movimiento unas con otras. Este movimiento es esencial para mantener el estado de la salud. Cuando el movimiento normal o fisiológico se pierde, se ve alterado, se dan las condiciones para la instalación de la lesión o enfermedad.

Un caso real: tuve un paciente, varón de 42 años, informático de profesión, con una fijación de las vertebras cervicales 4,5 y 6 que le producían un síndrome de túnel carpiano.

Otro caso: mujer de 52 años, secretaria, una fijación de la primera costilla que comprime los plexos nerviosos a su paso por debajo de la clavícula, procedentes del cuello , producía un síndrome de Raynaud (adormecimiento en guante de toda la mano).

En ambos casos la liberación de las restricciones de movimiento articulares y del tejido blando en sucesivas sesiones permitió recobrar la movilidad de la mano; DONDE HAY MOVIMIENTO HAY VIDA.

CUARTO PRINCIPIO: La ley de la Arteria.

Si la circulación sanguínea se efectúa normalmente la enfermedad o lesión no puede instalarse dado que nuestra sangre lleva y transporta todos los nutrientes necesarios para asegurar la inmunidad y luchar contra las enfermedades.

La disminución de la circulación implica una disminución de la capacidad de defensa en los tejidos que estarán mal irrigados y en un primer momento dará lugar a una alteración funcional reversible y si el estado disfuncional persiste una destrucción de tejido que provoca una lesión o enfermedad incurable, ya que el retorno venoso es más lento y hay acumulación de toxinas.

Ejemplo de esta ley de la arteria : en consulta es habitual tratar lumbalgias producidas por congestión venosa en mujeres durante la menstruación. También es habitual trabajar ciáticas en embarazadas por congestión venosa, debido a la presión que el sacro ejerce en su basculación anterior, sobre las arterias y venas que nutren los tejidos pélvicos.

Aunque estos principios se cumplen en la mayoría de los casos, cabe señalar un factor o variable que desde mi práctica hace 17 años vengo observando y es el carácter emocional de algunas lesiones. No solo somos huesos, músculos y órganos, sino también un campo energético, emocional que utiliza el cuerpo como vehículo de expresión. No hace mucho tiempo desbloqueé una pelvis y la paciente rompe a llorar, expresando así una emoción contenida, en este caso un rechazo afectivo ya que la pelvis expresa en determinadas ocasiones nuestra necesidad de sentirnos deseados, es en ella donde expresamos el deseo más íntimo.

Para terminar comparto contigo una famosa frase donde el padre de la Osteopatía, Andrew Taylor Still, expresa el resumen de su práctica: «Encuentra la lesión o enfermedad, repárala y deja que la Naturaleza haga el resto».

Eutiquiano Endje
Osteópata
www.cuerpozen.com

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