Descifrando la Sabiduría de los Sentidos: El Mensaje Oculto Tras cada Malestar

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3,8 minutos de lecturaActualizado: 09/02/2025Publicado: 09/02/2025Categorías: Salud NaturalEtiquetas: , ,

Continuando con la línea de percepción del artículo “Los motivos del cuerpo”, profundizaremos en cómo los malestares que aquejan nuestros órganos de los sentidos poseen significados profundos y pueden guiarnos hacia un bienestar integral.

Conservar la salud de nuestros sentidos es esencial para disfrutar la vida con plenitud y claridad.

Empezaremos con el órgano de la visión, que tiene una influencia significativa en nuestro día a día. Cada síntoma ocular no solo representa un malestar, sino que puede indicarnos un conflicto emocional que requiere nuestra atención.

La composición del globo ocular incluye la esclerótica, la coroides y la retina. La retina, en particular, se relaciona con el nervio óptico y es clave en nuestra percepción. Cuando experimentamos una pérdida de la capacidad visual, estamos frente a una señal que puede estar ligada a un conflicto de miedo, sobre todo cuando ese miedo se origina en nuestro entorno inmediato. Por ejemplo, si la amenaza está cerca, los síntomas pueden manifestarse como hipermetropía, creando una resistencia a enfrentar lo que nos incomoda. Por otra parte, cuando el miedo proviene de un futuro incierto, podemos enfrentar problemas de miopía. Este último conflicto invita a la reflexión sobre nuestras decisiones y la forma en que enfrentamos nuestras inseguridades. Es fundamental no acudir a soluciones inmediatas como gafas o lentes sin primero preguntarnos qué mensaje nos envía nuestra visión.

Los problemas oculares comunes como orzuelos y conjuntivitis resaltan una necesidad de reconocimiento personal. Estos síntomas surgen como un llamado para que prestemos atención a nuestra autoestima y busquemos la validación desde nuestro interior, antes que de los demás. Para quienes trabajan con estas áreas, resulta esencial revisar la anatomía craneal y estar atentos a las necesidades emocionales del paciente.

Pasando al oído, se distinguen dos funciones clave: la coclear, que percibe sonidos, y la vestibular, que nortea nuestro equilibrio. La hipoacusia y acúfenos son frecuentemente respuestas a un conflicto de rechazo de lo que se escucha. Al crear un ruido de fondo, como un mecanismo de defensa, el ente busca aislarse del entorno sonoro que le genera malestar. Es importante recordar que aceptar estos ruidos como parte de un proceso de sanación puede ser liberador.

En los casos de mareos y vértigos, estos a menudo indican una incomodidad con el entorno. El cuerpo responde con signos fisiológicos para señalar que un cambio es necesario. Aunque no siempre podamos cambiar nuestra situación de forma inmediata, comprender esta conexión puede disminuir la sensación de inestabilidad.

Los niños a menudo enfrentan infecciones del oído medio, crisis que pueden derivar de ser ignorados en sus deseos o necesidades básicas. Esta conexión refuerza la importancia de la comunicación efectiva y el reconocimiento de la sensibilidad emocional durante el crecimiento.

Los problemas relacionados con el olfato suelen interpretarse como una forma de defensa contra estímulos desagradables. La naturaleza diseñada para protegernos, utiliza la congestión nasal como un mecanismo para combatir aquello que no queremos oler. Aquí, el papel de los terapeutas es fundamental para ayudar a los pacientes a entender y liberar sus conflictos subyacentes.

Las afecciones bucales, como aftas y gingivitis, a menudo surgen de la dificultad para procesar nuestras experiencias y comunicarnos adecuadamente. Este contexto resalta la importancia de escuchar no solo lo que decimos, sino también lo que sentimos en conexión con esas expresiones.

Por último, respecto a la pérdida de tacto y parestesias, estos síntomas pueden ser manifestaciones de conflictos relacionados con la autoeficacia y la habilidad para mantener el control sobre nuestras metas. Conocer y resolver esos conflictos puede llevar a un camino de sanación mucho más efectivo.

En conclusión, este enfoque no demanda que resolvamos todos nuestros conflictos para alcanzar la sanación; a veces, un simple reconocimiento del mensaje corporal es suficiente. #{La clave radica en cultivar una relación de confianza con nuestro cuerpo, que nos indica cuando algo necesita atención.

Espero que los conocimientos compartidos en estos “motivos del cuerpo” os inspiren a conectar más profundamente con vuestros sentidos y a aplicar esta sabiduría en vuestra vida diaria. ¡Recibid un cálido abrazo!

Michael Laloux Kodaewa
Diplomado en Osteopatía, Naturopatía, Terapia Cráneo-Sacral y
Terapeuta de La Nueva Medicina, Terapia Hormonal Craneosacral y Terapia Biológica Craneosacral.
Director del Centro Terapiasalus en Madrid.
www.terapiasalus.com

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