La lechuza y la tórtola. No podemos gustar a todos

¿Quieres más?

¿Te gustaría estar siempre al día con las últimas tendencias, consejos y secretos?  Suscríbete a nuestro boletín mensual y sé parte de una comunidad exclusiva.

Una lechuza y una tórtola se habían hecho muy buenas amigas. Cierto día, la tórtola vió como su compañera se preparaba para hacer un viaje. Le preguntó:

– ¿Te vas, amiga mía?

– Sí, y todo lo lejos que pueda de aquí.

– Pero ¿por qué?.

– Porque a la gente de este lugar no le gusta mi graznido; se rien, se burlan de mí y me humillan.

Después de cavilar unos instantes, la tórtola dijo:

– Mira, amiga querida, si puedes cambiar tu graznido, no es buena idea que te vayas, porque ya no necesitarías hacerlo. Si por el contrario no puedes cambiarlo, ¿qué objeto tiene que te mudes? Allí donde vayas encontrarás también gente a la que no le guste tu graznido. ¿Qué harás entonces? ¿Volver a mudarte? Es mejor que permanezcas aquí y no pierdas tu serenidad ni equilibrio porque a algunos no les guste tu graznido.

REFLEXIÓN

Buda era a veces insultado y descalificado, pero jamás se inmutaba. En una ocasión advirtió: “Nunca ha habido, ni hay, ni habrá nadie que no sea insultado por unos y alabado por otros”. Del mismo modo que a unos gustamos y a otros disgustamos. No podemos pretender gustar a todo el mundo ni sentirnos agraviados u ofendidos si no nos consideran o si incluso nos menosprecian. Muchos nos aceptan, pero otros, no. Tenemos que aprender a aceptarnos a nosotros mismos y proceder como lo requieran las circunstancias.

Hay mucha gente aviesa, malévola o desaprensiva, y otra mucha que critica por criticar: tal es su afición, como si tuvieran por lengua una daga. Ante las críticas el ego se resiente, sí, porque en principio todos queremos ser afirmados, considerados y elogiados; pero en la medida en que uno va superando carencias emocionales y empezamos a dejar de ser unos mendigos del reconocimiento ajeno, porque aprendemos a reconocernos a nosotros mismos. Tenemos que empezar a confiar en nuestros recursos internos y nuestra capacidad para evolucionar conscientemente y no estar supeditados al juicio u opiniones de los demás. Como decía Buda: “Los demás me insultan, pero yo no recojo el insulto”.

 

Ramiro Calle

Escritor. Director del Centro Shadak

ramirocalle.com

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

Haz tu buena obra del día ¡Compártelo!

2 minutos de lecturaActualizado: 03/06/2024Publicado: 05/07/2018Categorías: Ramiro CalleEtiquetas: , ,