La Clave está en la Educación

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6,2 minutos de lecturaActualizado: 19/09/2024Publicado: 09/06/2015Categorías: FamiliaEtiquetas: , , , , , , , , ,

Educación en los jóvenes – Reeducar en los adultos.

“Una nación es una masa humana organizada, estructurada por una minoría de individuos selectos. …Su constitución viva, transjurídica, consistirá siempre en la acción dinámica de una minoría sobre una masa” (1)

Nos puede parecer muy duro este aforismo acuñado por José Ortega y Gasset, una de las mentes más preclaras del pasado siglo en España, pero no deja de ser cierto; las masas, dicho de forma no peyorativa, son volubles, fácilmente modelables si desde niños han sido educadas para ello.

Nuestro gran pensador, economista y escritor José Luis Sampedro, fallecido en abril de 2013, decía que “Uno de los grandes problemas es que nos educan muy mal. Nos educan para ser productores y consumidores pero no para tener pensamiento propio» (2)

Por eso resulta tan importante la educación de la persona desde su más temprana edad, para no convertirse en un instrumento ciego del sistema creado y mantenido por una élite dominante.

Vivimos en una sociedad muy peligrosa para el individuo que realmente aspire a vivir su individualidad con plenitud. Es fácil dejarse llevar por la corriente y no detenerse a meditar sobre aspectos clave para nuestra feliz existencia tal y como ha hecho la persona sabia desde los orígenes de la humanidad. ¿Quién soy; para qué; por qué; qué? Cuestiones vitales para aspirar a nuestro proyecto como seres humanos.

Por el contrario, al dejarnos arrastrar por la corriente creada, una voz interior nos dice que algo no va bien y que prestemos atención a lo que intenta comunicarnos. Pero nuestros sentidos están bloqueados para tal fin. Surgen las emociones que nos golpean con más contundencia ya que no atendemos a nuestra voz interior. Y como no comprendemos lo que nos está sucediendo, “nos sentimos raros”, nos dirigimos al botiquín y consumimos ansiolíticos, tranquilizantes y antidepresivos. Alcohol y drogas.

En la sociedad actual, os pregunto ahora, quién no conoce directa o indirectamente a alguien de vuestro entorno (puedes ser tú mismo) que no padezca cáncer, diabetes, depresión, suicidio, trastorno bipolar, esquizofrenia. Una larga lista de trastornos que sacuden violentamente a nuestra sociedad.

La clave está en uno mismo pero ¿cómo dar con ella si nuestros sentidos han sido inhabilitados para percibirla?

La clave está en la Educación (así, con mayúsculas)

La educación en los niños y la reeducación en los adultos.

El escritor y arquitecto Jaime Garrido dice que «les van a insertar [a los niños] millones de medias mentiras entre medias verdades, no tendrán piedad de la inocencia, les descuartizarán la realidad que saben y les implantarán a martillo la nueva espantosa realidad falseada.» (3)

La estructura organizada a la que aludía Ortega se encarga de que esto suceda en todo caso y las posibilidades de escapatoria son realmente pocas y difíciles. Todo pasa por escuchar y entender la voz interior y para ello es absolutamente necesario que nuestros sentidos estén abiertos a esa información; ser valientes y estar dispuestos a encender un fuego sabiendo que, siempre, hay que quemar algo, quizás los trastos viejos a los que tanto apego tenemos.

Aprender a razonar por encima de todo; volver a la esencia revolucionaria de la Francia dieciochesca en la que grandes pensadores como Voltaire, Rousseau, Diderot, D’Alembert y muchos más consiguieron una auténtica revolución en el pensamiento y la educación. España, por su idiosincrasia, quedó al margen de este movimiento que podría habernos beneficiado mucho a pesar de haber tenido oportunidad para ello; elegimos el “Vivan las cadenas”.

En el sistema educativo nos inculcan aspectos del ser que se alejan mucho de los que deberían de ser para alcanzar la felicidad y el bienestar; desarrollar la natural bondad del ser humano (Rousseau)

Competitividad; tienes que llegar muy alto y ganar mucho dinero para tener todo lo que quieras. No nos enseñan a disfrutar sino a poseer y de ahí la codicia y la avaricia que son el resultado de la ignorancia.

Desde que apenas desechamos los patucos nos colocan la etiqueta del equipo de fútbol de nuestros padres. Y crecemos con esos colores y sentimientos; siempre irracionales, atávicos. Resulta espantoso el escenario mundial del sistema futbolístico, alienante y dogmatizante. Nadie se detiene a reflexionar por qué grandes corporaciones a nivel internacional controlan este sistema que nada tiene que ver con la práctica deportiva, siempre beneficiosa para la salud.

Esfuerzo memorístico inútil. Debemos aprender de memoria una cantidad de información que jamás nos resultará útil a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, nos privarán de información válida para nuestro desarrollo personal; físico, mental y emocional como, por ejemplo la solidaridad, el amor y respeto por los demás, la compasión y la empatía.

Sociedad de la violencia, que nos rodea por doquier. Estos días anuncian por televisión una película en la que aparece un hombre disfrazado de “héroe” –lo llaman así, héroe- con una enorme maza cuadrada en la mano. Y, me pregunto; ¿cualquier persona, y si es niño o adolescente con más motivo, cuando ven a ese “héroe” con la maza, para qué la necesita; qué va a hacer con ella? Me aventuro a pensar que no la usará para construir un mueble, una casa o un puente, o cualquier otra cosa de esa naturaleza. Todo, absolutamente todo es así. Invito al lector a dar un paseo por las zonas comerciales y entenderá lo que digo.

Evidentemente nada de todo esto va a cambiar ni se espera que cambie sino que, por el contrario, se profundizará en esta terrible práctica para el individuo. Los responsables del sistema (stablishment) lo van a impedir porque son quienes lo controlan. En este sentido no hay escapatoria.

Pero se puede corregir poco a poco desde la consciencia individual (que genera una consciencia colectiva) y la reeducación de los adultos.

Como mayores, padres, abuelos, debemos renunciar a los males que están asolando a la humanidad y debemos proyectar nuestras acciones virtuosas sobre nuestros educandos. Así, renunciar a la avaricia, al gasto superfluo, a la envidia, el odio, la insana competitividad agresora de terceros, la pereza y la abulia. Dedicar nuestro tiempo a desarrollar la sabiduría a través del estudio, de la lectura y de las enseñanzas de maestros cualificados. Crear una atmósfera de equilibrio y armonía. Razonar y no dar acceso a la ira o al enfado. Y pedir perdón cuando seamos conscientes de haber cometido una falta.

Evitar conductas, en fin, que destruyen la capacidad del individuo para alcanzar la verdadera realización como ser humano; esto es, ser feliz y evitar el sufrimiento.

Es esta reeducación en los mayores la que producirá un cambio real en la insana sociedad que vivimos producto, como hemos dicho, de un sistema educativo destructivo.

¿Aceptas el reto?

(1) José Ortega y Gasset. España invertebrada.
(2) Entrevista Jordi Évole / Jose Luis Sampedro.
https://www.youtube.com/watch?v=ANvhGRT7EMk
(3) Cuarto Milenio – La conspiración de la educación*

Miguel Alameda.
Director del Centro de Masaje Manual (Madrid)
Maestro de Reiki.
www.cmasaje.com

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