Descubriendo el Jardín de la Juventud: Claves para Cultivar una Vida Vital

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4,4 minutos de lecturaActualizado: 14/02/2025Publicado: 14/02/2025Categorías: Salud NaturalEtiquetas: ,

Vivir jóvenes es un deseo universal que cada ser humano lleva en su corazón. Todos lo expresamos, lo imaginamos y lo anhelamos de diferentes maneras, buscando mantener nuestro cuerpo en su estado óptimo mientras la vejez se presenta lenta y discretamente.

La juventud es el eco de la vitalidad, fuerza, movimiento, alegría, poder, ilusión, deseos y retos a alcanzar, belleza, salud, capacidad creativa y una mente ágil. Por otro lado, la vejez podría evocarse como una experiencia de paralización, deterioro, enfermedad, debilidad, apatía, cansancio, falta de ilusión, estrés, rutina y perdida de memoria.

Es común pensar que la vejez está ligada únicamente a la cantidad de años vividos. No obstante, si reflexionamos sobre las palabras que asocian juventud y vejez, nos damos cuenta que muchas de ellas pueden manifestarse a cualquier edad, en diferentes intensidades. Este primer acercamiento nos recuerda que juventud y vejez no son simplemente medidas temporales, sino dos enfoques distintos para posicionarse ante la vida.

La juventud se asocia a la acción, una mente positiva, proyectos centrados tanto en el bienestar físico como en la consecución de metas externas. Por el contrario, la vejez se relaciona con la falta de dinamismo, una percepción negativa y la pérdida de energía.

Sin embargo, todos compartimos también la noción de que “la vejez física llegará, y no podremos mantener la misma vitalidad”. Y aquí es donde entran en juego las creencias sobre la genética. Aunque sin duda la genética juega un papel, es vital entender que nuestra genética emocional también influye enormemente en nuestra percepción y experiencia de la vida.

Al hablar de genética emocional y juventud, propongo que la juventud física es una posibilidad real al alcance de cualquiera que aspire a evolucionar emocionalmente y quiera elevar su vibración energética. Este camino implica un compromiso con nuestro cuerpo físico, nuestra principal herramienta para vincularnos emocionalmente con la vida. Nuestro cuerpo, cargado de energía, también vibra y emite un campo magnético único. Al iniciar este viaje utilizando nuestro conocimiento sobre la genética emocional, nos adentramos en el sendero de la eterna juventud, disfrutando de un cuerpo vibrante hasta el final.

Desmitificando los Estigmas de la Juventud y Vejez

Al nacer, llevamos en nosotros tanto el estigma de la vejez como el de la juventud.

El estigma de la vejez se manifiesta en nuestra forma física, representando las huellas de nuestros vivencias, la densidad de experiencias, el dolor, y los conflictos emocionales sin resolver. Esta carga puede provenir no solo de nuestra vida humana, sino también de una memoria colectiva que incluye nuestras existencias como minerales, plantas y animales. Estas experiencias densas se materializan en signos de vejez cuando nuestra conexión con el exterior se vuelve predominante.

A diferencia de esto, el estigma de la juventud se relaciona con la información que llevamos en nuestro campo magnético, que es la vibración de luz que nos rodea. Es aquí donde se encuentra nuestro potencial para darle vida y juventud a nuestras células, generando energía y magnetismo que atrae lo que anhelamos cuando hay armonía entre nuestro corazón y mente.

El Viaje hacia la Juventud: Cultivando nuestra Energía Interna

El proceso hacia la juventud comienza en el entendimiento de nuestra biología y espíritu.

Al hablar de genética, podemos definirla como un compendio de energía transferido de un estado intemporal a un cuerpo material. La evolución, a través de múltiples dimensiones, nos permite desarrollar nuestro potencial genético y conectar con la esencia de la juventud, que constantemente está en nuestra disposición.

Primero, el GEN pregenético se presenta como toda la energía potencial dentro de nosotros, en su fase de preparación. A medida que este GEN se materializa, se transforma desde lo inorganic hasta la concepción de lo vivo, como plantas y, finalmente, seres humanos.

La información avanzada en nuestro cuerpo y nuestra columna vertebral imprimen no solo nuestra forma física, sino también los mensajes emocionales que necesitamos trabajar para evolucionar y despojarnos de la densidad asociada a la vejez.

Ejercicios para una Mente Joven

Para rejuvenecer mentalmente debemos integrar la energía del “SI” que se comienza a reflejar a través de la conexión de nuestros sentidos y un cuerpo vibrante. Aquí comparto dos ejercicios prácticos:

  1. Cada noche, durante 30 días, dibuja con un lápiz de ojos un “SI” en mayúsculas sobre tu frente, asegurando que la “i” tenga una esfera en su punto.
  2. Al despertarte cada día, verbaliza las palabras “luz, oxígeno y sonrisa”. Así conectas cada parte de tu ser con el concepto de juventud.

Estos ejercicios buscan integrar la luz, el oxígeno y la sonrisa en nuestra rutina, revitalizando nuestro espíritu y nuestros genes.

Nota: Este profundo trabajo para alcanzar la juventud está siendo desarrollado por María Gemma Sáenz, creadora del Método TRCD. Los conceptos en cursiva se extraen de su obra La evolución del universo. Tomo I.

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