Ya en mi libro “Yoga, método Ramiro Calle” insisto, como en tantos otros, en la necesidad de no perder de vista las fuentes del yoga y tenerlas como referente, sobre todo en la actualidad, donde proliferan tantas formas de yoga que son puras desviaciones o todo tipo de pseudoyogas que dan la espalda a la verdadera esencia del yoga e incluso la traicionan sin el menor pudor. Por eso llevo tiempo insistiendo en la misma pregunta: ¿Por qué le llaman yoga a lo que no es yoga?.
No está de más recordar la médula del verdadero yoga
Cuando algo se pone de moda, tiene su lado indiscutiblemente positivo, puesto que llega a un número infinitamente mayor de personas, pero tiene otro que no lo es tanto, en cuanto que se falsean, desdibujan o malintencionadamente se tergirversa su sentido. Eso ha sucedido con el yoga. Y muchos se acercan al mismo sin el menor deseo o intención de autodesarrollo o, perfeccionamiento, sino, bien al contrario, para rendir un narcisista culto al cuerpo, exhibir su capacidad contorsionista o afirmar el ego.
Por todo ello no está de más recordar la médula del verdadero yoga; ese yoga que surgió hace siente mil años, surgido de la experiencia directa de aquellos primeros yoguis, que habrían de convertirse, aún ajenos por completo a ello, en los primeros psicólogos del mundo y, asimismo, los precursores de la ciencia psicosomática.
Pero el yoga nace, básicamente, como una técnica para la exploración y elevación de la consciencia, para el mejoramietno humano y para lograr desencadenar un especial tipo de sabiduría que permita percibir lo que está más allá de las apariencias o ilusorio. No es religión, sino espiritualidad en el más pleno sentido del término. Es adogmático y muestra todo tipo de solventes enseñanzas y métodos para acelerar la evolcuión consciente. Merece la pena indagar en el verdadero yoga, que es tan ámplio y rico que se torna inabordable. Por eso hay que dar la más calurosa bienvenida a todo intento serio por indagar en el auténtico yoga, como ha hecho Nicolas Gauthier, muy satisfactoriamente, en su documental “SHADAKA, LA SENDA DEL YOGA”.
Ramiro Calle
Centro Shadak