Se ha demostrado que la liberó de las sensaciones terribles que le acarreaba tener una relación sado-masoquista con su madre y además se ganó un Nobel de Literatura en 2004 por “el flujo musical de voces y contravoces en sus novelas y obras de teatro”.
Y es que en eso consiste la magia, la alquimia de la mente. Cada acto creativo potencia nuestra actividad neuronal, liberando neurotransmisores como la dopamina, la norepinefrina, la histamina y la serotonina. Este cóctel químico no solo eleva nuestro bienestar emocional, sino que también fortalece nuestro sistema inmunológico, mejorando así nuestra calidad de vida. Al escribir, los dos hemisferios cerebrales entran en acción, facilitando la regulación del sistema límbico y promoviendo un equilibrio emocional óptimo.
El poeta Robert Graves afirmó: “Una bien seleccionada antología es un dispensario completo de medicina contra los trastornos mentales más comunes, pudiendo emplearse lo mismo para prevenirlos que para curarlos”. Si esto ocurre solo con la lectura, al escribir los beneficios se potencian exponencialmente. Escribir implica un trabajo cognitivo que aborda desde problemas de memoria hasta el insomnio.
Consejos para Iniciar el Viaje de la Escritura
Puede que lo más desafiante de este potente antídoto sea encontrar la disciplina para escribir con regularidad. Intenta comprometerte a hacerlo al menos una vez a la semana. Compartir tus escritos en un grupo puede enriquecer esta experiencia; te brinda la oportunidad de expresar en público lo que sientes, avanzando así en tu camino hacia la liberación. Puedes entregar tus textos de forma anónima y leerlos en grupo, lo que permitirá a tus compañeros ofrecer críticas constructivas. Este intercambio no solo mejora el contenido sino también el bienestar emocional de todos los participantes. Mientras escribimos, aunque sea sólo lo que tenemos en mente, al trasladarlo al papel comenzamos a actuar de manera creativa. Recuerda que al hacerlo, activamos nuestras capacidades, lo que se traduce en un estado de bienestar vigoroso.
Cuando dejamos salir lo que nos pesa, ya sea de forma literal o simbólica, comenzamos a reconocernos, a perdonarnos y a querernos. Este proceso de purificación se extiende a nuestras relaciones con los demás. Al dejar ir lo tóxico y abrir espacio a lo positivo, acercamos a nuestra vida la esencia de la felicidad.
Un Compendio de Beneficios para el Alma
Es evidente que la escritura es una herramienta potente para aceptar situaciones difíciles y buscar soluciones a problemas persistentes en nuestra mente. Nos ayuda a elevar nuestra autoestima, mejorar el descanso nocturno y tener claridad sobre nuestros deseos y necesidades. A través de la pluma, podemos trazar nuestra ruta hacia una vida plena y significativa.
El psiquiatra norteamericano Howard C. Cutler recopiló en su obra “El arte de la felicidad” conversaciones con el Dalai Lama, quien dice: “La estructura y función del cerebro permiten el entrenamiento sistemático de la mente, el cultivo de la felicidad, y el rechazo de los negativos. Al movilizar nuestros pensamientos, podemos reconfigurar nuestras células nerviosas y cambiar la forma en que funciona nuestro cerebro. Esta transformación interna empieza con el aprendizaje y implica la disciplina de sustituir lo negativo por caminos de pensamiento positivos”. Esta posibilidad de reconfigurar nuestra mente está al alcance de todos, a través de un simple papel.
Daniela Francis Centeno.
Licenciada en periodismo.
Master en prensa de calidad.
Profesora de Escritura Creativa y Terapéutica.
Jardín de Luz