En los siglos II a III a. C., los médicos de la grandes dinastías asiáticas, concretamente lo que conocemos por China, conocían y experimentaban en el cuerpo humano la existencia de 14 meridianos energéticos principales, que reunían todos los aparatos y sistemas del cuerpo humano. Uno de los más significativos, el meridiano maestro del corazón, también llamado meridiano del pericardio, rige directamente la consciencia, la memoria, el sueño, la alegría y sobre todo las emociones.
En Osteopatía, las lesiones estructurales y orgánicas vinculadas al pericardio, dan lugar también a ciertas alteraciones emocionales, que condicionan el buen funcionamiento de otros sistemas del cuerpo: respiratorio, digestivo, musculo-esquelético, hormonal y también en los procesos somato-emocionales, es decir, cuerpo-mente-emoción, lo que se conocía por psicosomática.
Antes de explicar cómo las disfunciones del pericardio alteran nuestras emociones y por último nuestro cuerpo, me gustaría explicaros de manera sencilla y breve unos conocimientos mínimos de anatomía.
¿Qué es el pericardio?
Es un saco fibroseroso que mantiene, envuelve y protege al corazón. Es como una copa que contiene al corazón y permite que este realice de forma segura y flexible su función principal de bombeo de sangre oxigenada hacia todo el cuerpo, por medio de la arteria aorta, situada en la parte izquierda del mismo. Se encuentra envolviendo al corazón y está situado por encima del diafragma entre los pulmones y por debajo de las glándulas timo y tiroides. También se une a la base del cráneo, en forma de copa, a través de la vaina visceral del cuello.
En un sentido metafórico, podríamos decir que el pericardio es el guardián del corazón; posee la elasticidad suficiente para deformarse, desplazarse y amortiguar cualquier impacto externo que pueda amenazar al corazón. Debido a que está conectado a través de múltiples inserciones fibrosas, ligamentarias y nerviosas, anatómicas y fisiológicas a otras partes del cuerpo, cualquier reacción del pericardio va a afectar extensivamente a todo nuestro organismo. Es importante conocer cuáles son los elementos anatómicos de unión, o que están en relación directa con el pericardio, porque así entenderemos las disfunciones que se derivan de su alteración.
• En su conexión con el diafragma, a través del nervio frénico y la vena cava inferior, puede dar lugar a alteraciones del ritmo cardiaco como arritmias, taquicardias, tensión arterial descompensada, hormigueos en brazos y manos, hipertensión.
• Por su proximidad al esófago puede provocar hernias de hiato, acompañadas de reflujo y acidez.
• En su relación con los pulmones dará lugar, en caso de anomalía, a disneas, dificultades respiratorias, tos seca irritativa y a veces punzadas en el lado izquierdo al respirar, lo que a veces se confunde con afecciones cardiacas.
• En relación con el sistema musculo-esquelético puede causar dolores a nivel del tórax, es decir, de tipo esternal, como una sensación de comprensión a la altura del esternón, conocidos como dolores precordiales, que se manifiestan en la parte izquierda del tórax e irradian hacia el brazo y que a veces se confunden con un amago de infarto. También dolores intercostales y, por su relación con las vertebras cervicales a través del nervio frénico y vago, cervicalgias, dorsalgias, cifosis, que pueden derivar a medio plazo en desequilibrios posturales como hiperlordosis lumbar y falsas piernas cortas.
• Por su conexión con la glándula tiroides, puede dar lugar a síntomas de hiper o hipotiroidismo.
• Por su relación con la bóveda craneal, puede provocar cefaleas, migrañas rebeldes, vértigos y mareos.
• Los trastornos del sueño como insomnio, pesadillas, sueño ligero, también pueden ser debidos a disfunciones del pericardio, por su influencia en el sistema nervioso autónomo.
• Por su influencia en el sistema energético, también puede producir trastornos emocionales como: tristeza, depresión, angustia, ansiedad, ataques de pánico y miedo.
• Una mención especial, es la relación que tiene con un ganglio cervical, denominado ganglio estrellado por su forma, situado en la parte inferior del cuello, delante de la primera costilla, junto a la séptima vértebra cervical (C7), formando la articulación costovertebral (unión de la costilla-vértebra). Si esta articulación se ve subluxada (desajustada), crea una inflamación que produce a su vez una compresión del ganglio, que dará lugar a una alteración del sistema nervioso central, con trastornos respiratorios y trastornos emocionales.
Estudio de un caso
Luis a sus 45 años, era una persona con una vitalidad desbordante y unas ganas de comerse el mundo impresionantes. Siempre implicado en ayudar a todo el mundo, ya que, según él, lo importante era hacer las cosas desde el corazón, participaba en labores humanitarias con numerosas ONGs.
Luis trabajaba como guardia de seguridad en una entidad financiera y como él decía: “es lo que hay”, porque su verdadera pasión era la medicina natural, la cual, practicaba de manera gratuita en las ONGs.
Vino a mi consulta con un dolor a la altura de la 3ª y 4ª costilla, en el lado izquierdo, y una irradiación que le bajaba por el lado izquierdo, llegando hasta los tres primeros dedos de la mano. Había estado en el médico, porque creía o le daba miedo que fuera un amago de un ataque cardiaco. Pero su médico después de las pruebas pertinentes le dijo: “No tiene usted nada. Tranquilo, que ya se le pasará”.
Pero el dolor, a veces punzante, y la irradiación no cedían desde hacía varias semanas y su carácter alegre se iba agriando, a la velocidad con la que sus molestias no cedían. A parte, también presentaba un cuadro de miedo y ansiedad que se manifestaba con dificultades respiratorias. Según la visión de la Osteopatía, cuando es practicada de manera global, todos los problemas físicos tienen una vertiente emocional, y en este caso esto era también evidente.
En el tratamiento físico de Luis, hice una valoración previa para identificar cuál era el verdadero origen del problema, más allá de la sintomatología. Luis presentaba una lesión a la altura de las vertebras dorsales 3ª y 4ª y debido a la articulación que estas forman con las costillas, esto se reflejaba por delante del pecho, a la altura del corazón, en una sensación punzante que irradiaba hasta la mano, coincidiendo con el recorrido del meridiano maestro del corazón o pericardio. El tratamiento conjunto de la región dorsal y costillas, consistente en soltar primero la tensión muscular crónica, movilizar después la zona y por último normalizar la articulación costilla-vértebra dió sus frutos porque los síntomas desaparecieron completamente en pocas sesiones.
En cuanto a la parte emocional, Luis sufría una gran ansiedad, y miedo crónico cada vez que iba a trabajar, ya que, sentía que su potencial profesional como Naturópata se marchitaba cada día y resignado lo expresaba con un: “es lo que hay”.
El trabajo del corazón depende del pericardio, que lo envuelve y es quién recibe los impactos emocionales de este noble órgano, donde se registran nuestros sentimientos más arcaicos. Las situaciones de ansiedad crónica y miedo tienen sus efectos sobre el estado del corazón. El miedo, está relacionado con la evitación o escape de una situación y cuando uno intenta algo y fracasa, el miedo se convierte en ansiedad crónica y aparecen los problemas respiratorios; de hecho, “Me falta el aire” era una de las frases repetitivas de Luis. El miedo impactó en su pericardio y esto tuvo consecuencias a nivel del ganglio estrellado, que guarda relación con el pericardio y tiene un papel importante en la regulación del ritmo respiratorio y en los procesos emocionales como la ansiedad.
Tuvo su espacio y su tiempo para hablar conmigo sobre este tema, dejar su trabajo, ser capaz de afrontar ese miedo y esa angustia diaria. La liberación de la compresión de la articulación costilla-vertebra, a nivel de la 1º dorsal, permitió la estabilización de los síntomas del ganglio estrellado y por tanto poder ir abriéndose su proceso somato-emocional.
El pericardio, como se señala en la Osteopatía practicada de manera holística, es el código, la puerta de acceso al corazón a todos sus niveles: físico, emocional, energético y espiritual.
Eutiquiano Endje
Osteópata. Terapeuta Craneo-sacral
Reeducador postural
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