El alcance de la Meditación

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En una de las excavaciones llevadas a cabo en Mohenjo Dharo (una de las civilizaciones antiguas más florecientes), se halló un sello de cerámica, de cuatro o cinco mil años de antiguedad, donde aparecía sentada en meditación una divinidad del yoga, seguramente Shiva. De una manera totalmente contundente, ello ya evidencia la enorme antigüeda de la meditación, que es una práctica de entrenamiento mental y psicológico que se ha perpetuado a lo largo de todas las épocas y en todas las latitudes y que en los últimos años ha tomado un incremento extraordinario, pues no se trata de un capricho o un lujo, sino de una necesidad específica para ir favoreciendo la evolución de la consciencia.

El término «meditación» es muy ambiguo y a menudo lleva a confusión, pues se le asocia a menudo con reflexión o análisis, pero es un término de conveniencia que utilizamos genéricamente para designar un nutrido grupo de técnicas para el cultivo de la atención mental, el desarrollo de nuestros potenciales internos y para ir, en suma, mutando la consciencia e ir superando la ofuscación, la avidez y el odio. Se va desarrollando la lucidez o claridad mental, la compasión y el desapego.

La meditación es un método práctico, perfectamente definido, y aunque es una, como tal, dispone de numerosas técnicas y procedimientos. Hay técnicas de percepción, de concentración pura, de observación penetrativa e inafectada, de visualización, de recitación de mantras, de interiorización y otras. Todas ellas exigen del esfuerzo consciente, la disciplina y la asiduidad, pues se aprende a meditar meditando. Es necesario mantener una posición física correcta, manteniendo la cabeza y el tronco erguidos, para ir consiguiendo estabilidad corporal. La respiración debe ser fluida y por la nariz, natural. La mente debe estar atenta y diligente. Se requiere motivación firme y paciencia.

Cada vez que la mente se aleja del ejercicio, hay que intentar, lo antes posible, retrotraerla al mismo. Hay que evitar tensarse o desesperarse. El dominio sobre la mente se gana de modo paulatino. Así pues detenemos el cuerpo, pausamos la respiración y durante unos minutos, tras seleccionar un ejercicio, bregamos con la mente para ir poco a poco encauzándola, dominándola y poniéndola bajo el yugo (yoga) de la consciencia. Le meditación no es facil y si alguien te dice lo contrario te está tratando de confundir o embaucar. Al principio, indudablemente y en la mayoría de los casos, aparecen dolores o molestias corporales, tedio, pereza o incluso tristeza o cierta ansiedad. Pero todo ello no se rechaza, sino que se instrumentaliza para ir desarrollando equilibrio mental, fortaleza interior, ecuanimidad y atención serena.

La meditación es una práctica para ir progresivamente modificando los viejos modelos de conducta mental que nos producen aflicción, conflicto, desdicha inutil y ofuscación. Es un método de transformación y va drenando y saneando la mente y ayudándonos a resolver el núcleo de caos y confusión que hay en la misma.

Hay que tratar de estar muy vigilante al ejercicio que se haya seleccionado y durante la práctica no dejarse llevar por ensoñaciones, pensamientos o reacciones. De ese modo, lenta pero inexorablemente, cambiamos las actitudes perniciosas de la mente y logramos que vaya eclosionando una energía de mayor cordura, claridad y sosiego. Hay que tratar de no perder lae cuanimidad y no dejarse arrastrar, pues, por tendencias de apego o aborrecimiento. De ese modo iremos forjando otra calidad de consciencia infinitamente más provechosa, más sana y por tanto más cooperante para nosotros y para los demás.

La meditación es un pasaporte hacia la libertad interior y hacia el mejoramiento real de la relación con nosotros mismos y con los demás, pues así como nos sentimos, así nos relacionamos. Podemos empezar por meditar quince o viente minutos diarios e ir ampliando posteriormente el tiempo de la sesión hasta alcanzar los cuarenta minutos Es también una práctica psicohigiénica, que nos centra y nos hace vivirnos de una manera más armónica y conseguir frutos importantes (quietud, claridad, atención consciente, contento interior, visión profunda, ecuanimidad) que podemos ir trasladando a nuestra vida cotidiana. Construímos una mente más estable y equilibrada, que nos ayudará a afrontar dificultades en la vida diaria y a no añadir complicaciones a las complicaciones, ni agregar sufrimiento al sufrimiento.

La meditación la convertimos en un arte de vivir. Nos ayuda a realizar el viaje hacia los adentros y al despertar de la consciencia. Veremos en el próximo trabajo cómo reorganiza nuestra mente y toda nuestra vida anímica y ofreceremos ejercicios prácticos para el cultivo y entrenamiento de la mente. Como incluyo en mi obra El Gran Libro de la Meditación, hay muchas técnicas y brindaremos parte de ellas al lector de «Espacio Humano».

Poco a poco la meditación la convertimos en una técnica de vida y aprendemos a vivir meditativamente, es decir con atención sosegada, compasión, lucidez y confianza en nuestros propios recursos, logrando conectar con nuestro más profundo yo y obtener una mente libre e independiente.

RAMIRO Calle

Escritor, conferenciante

Director del Centro de Yoga Shadak

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4,6 minutos de lecturaActualizado: 20/08/2017Publicado: 08/10/2012Categorías: Estilo de VidaEtiquetas: ,

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