Cuando el silencio se adueña de la vida.

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«Estos textos brotaron en horas en que yo deseaba desaparecer, en momentos intensos en que desaparecía. Sólo cuando se desaparece hay encuentro verdadero. Y uno se vuelve nadie. Sin saber de dónde viene; sin saber hacia dónde va. Siendo nadie, sólo nada. Tan sólo yendo al ahora.

El silencio era entonces lo original, lo primitivo, lo artesanal. Él se convertía y me convertía en lo peatonal, en la calle, en la vida del ahora.

Y el silencio dejaba que el adentro fluyera, saliera fuera. Lo que me estorbaba era el ego, el impulso, la tendencia a la superficialidad, a esa periferia que nos vuelve opacos y ensombrece en lugar de dejar pasar la luz. El ego oscurece el mundo. El silencio es luz del mundo, clarividencia del cosmos».

La cosecha del Silencio. P. Moratiel. Escuela del Silencio

«Cada día me vuelvo más y más consciente de que soy un extraño en tierra extranjera, a todo, salvo al silencio, salvo a la luz, salvo al viento, salvo a las estrellas, salvo a la luna, salvo a los seres. Más y más extraño a las palabras. El diccionario, el vocabulario del silencio es el río, la montaña, el valle, el mar, el bosque. Extraño a todo lo que contamina la mirada de esta existencia frágil»

La posada del silencio. P. Moratiel. Escuela del Silencio

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1,2 minutos de lecturaActualizado: 14/11/2018Publicado: 13/05/2013Categorías: INSPIRACIONESEtiquetas: ,

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