De la Impotencia a la Autoridad Personal: El Camino Hacia la Transformación en Tiempos de Crisis

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La crisis que estamos padeciendo está afectando a lo más íntimo de nuestras vidas. Son muchas las personas que se sienten paralizadas o que han entrado en una espiral de conflictos que no saben resolver. Nuestra autoestima y nuestras relaciones personales están soportando una dura prueba. Se multiplican los cuadros de ansiedad y depresión, las parejas discuten más que nunca, no sabemos qué futuro tendrán nuestros hijos y es difícil saber en quién confiar. El desarrollo personal es la llave para abrir alguna posibilidad en un mundo donde tantas puertas parecen cerrarse; es además clave para recobrar la suficiente independencia como para dejar de ser empujados y volver a dirigir nuestras vidas.

Cultivemos nuestra capacidad de análisis y acción, lo cual es sinónimo de autoridad personal, para incrementar nuestra libertad y volver posibles algunos de los sueños que ansiamos. Hace falta pasión y disciplina para generar un pensamiento crítico y eficaz. Pasión porque todo nace de la curiosidad, del deseo de entender el mundo, del amor a la vida. Disciplina porque necesitamos alimentarnos constantemente de nuestro entorno y comprometer las acciones que realizamos con nuestras ideas. La autoridad personal se basará en gran medida en la capacidad que desarrollemos de obedecernos a nosotros mismos.

Si te has quedado atrás en esta crisis y solo deseas que las cosas vuelvan a ser como antes, pide ayuda. Mirar atrás y lamentarse por lo perdido es el camino directo a la depresión, además de un impedimento para generar alternativas que te puedan sacar del atolladero. Las personas nos salvamos a nosotras mismas, con ayuda muchas veces, pero no confiando ciegamente en nada ni en nadie, sino siendo acompañadas e inspiradas; nos salvamos aprendiendo un método, no una verdad.

Aprender a analizar y analizarnos maximiza nuestras oportunidades, porque nos ayuda a esclarecer nuestros deseos y encontrar el modo de volverlos posibles. Nuestro objetivo debería ser caminar hacia una mayor autoridad personal que nos posibilite ser más libres y por lo tanto menos manipulables.

Vivimos tiempos difíciles, donde la mayor tentación es caer en el desaliento ante la crisis. Sin embargo, lo que estamos llamados es a superarnos a nosotros mismos y luchar por la justicia. Ser ciudadano conlleva una responsabilidad que va mucho más allá de comportarse cívicamente, votar de vez en cuando y pagar impuestos. De nosotros depende la democracia; si no salimos ahí fuera con la total certeza de que nuestra decidida reivindicación es lo único que puede salvarnos a todos, habremos perdido nuestra dignidad.

Este transcurrir melancólico que solo espera que las cosas no empeoren no debería ser una opción. Solo tenemos una vida y somos quienes mandamos en ella. Si dejamos que definan lo más íntimo de nuestra existencia y que perviertan nuestra moral, también nos estamos definiendo como impotentes, es decir, personas crónicamente deprimidas.

¿Y qué deberíamos hacer para salir de la impotencia ante la crisis y ganar en autoridad personal?

Reflexiones clave para empoderarte:

Desarrolla tu pensamiento crítico: Busca fuentes de información que desafíen la narrativa convencional.
Por cómodo que resulte consumir la información que tenemos más a mano, es una pérdida de tiempo y, lo que es peor, una “desinformación”. La buena noticia es que los periodistas ya se han organizado para recuperar su libertad; tanto en internet como en la prensa escrita encontramos alternativas. Ser “alternativo” es más importante que nunca, dado que “la mayoría” está siendo sistemáticamente engañada.

• Revisa los valores que guían tus decisiones:
Edgar Morin propone una serie de valores necesarios para regenerar nuestra sociedad y son buenos consejos de vida:
1. Fomenta la ternura y la solidaridad.
2. Genera un estilo de vida menos dependiente del dinero.
3. Valora la creatividad y originalidad.
4. Desarrolla la empatía para convivir y colaborar.
5. Busca la belleza en la cotidianidad.
6. Recupera tiempo para ti y tus seres queridos.

Deja de quejarte y reivindica tus derechos con tesón.
Todos deberíamos tener una vida pública, la política pertenece al pueblo. Ser activista te mantiene activo; pocas cosas generan más vitalidad y autoestima. La queja como simple “desahogo” genera desesperanza y bloquea iniciativas.

• Únete a personas y grupos que fomenten la esperanza y mejore la vida de todos.
La soledad y el individualismo nos debilitan; encontrar personas afines nos permite sentir que formamos parte de algo, una necesidad psicológica fundamental. Cualquier cosa que logremos construir, será en unidad.

Vivimos un momento histórico que nos obliga al cambio. Recuerda: ¡Eres imprescindible!

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