Las vacaciones son un tiempo que dedicamos a disfrutar y a aprovechar el tiempo libre del que no disponemos a lo largo del año. Un espacio para nosotros mismos que compartimos con otras personas.
Durante este tiempo pueden aparecer de improviso situaciones desagradables, que desencadenan emociones con las que no contábamos y que pueden amargarnos las vacaciones.
Si nos paramos a meditar sobre esas emociones que surgen nos daremos cuenta que son las mismas que aparecieron tiempo atrás, en otros momentos de nuestra vida. Son ellas quienes nos alertan de que hay algo que no anda bien en esa área de nuestra vida y que se repite de una manera recurrente. Es el modo en que el Niño Interior reaparece para pedirnos encarecidamente que le sanemos.
Desde el punto de vista del análisis transaccional creado por Eric Berne todas las experiencias emocionales desagradables que vivimos de mayores son el resultado de las emociones no deseadas que tuvimos de pequeños. Las tres preguntas que surgen seguidamente son: ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué aparecen situaciones o personas que hacen aflorar los mismos sentimientos del pasado? ¿Es el otro el culpable de lo que siento?
La respuesta es sencilla desde el punto de vista de la física cuántica: creamos nuestra propia realidad en base a las emociones que sentimos; por tanto, si una y otra vez sentimos las mismas emociones aunque cambien las situaciones o los personajes es porque dentro de nosotros malvive un niño herido y por tanto el otro no tiene la culpa de nada. Un niño que condiciona nuestra realidad estemos o no de vacaciones.
Por otro lado, la persona que siente lo que siente no es culpable en ningún modo, tan solo lo que sucede es que sufre estas emociones e ignora el mecanismo que las produce y que acabamos de exponer líneas arriba.
¿Cómo podemos entonces sanar a nuestro Niño Interior? Del mismo modo que cuando tenemos una enfermedad acudimos al médico, es necesario acudir a un especialista en la Recuperación del Niño Interior que a su vez haya realizado el proceso de sanación de su Niño Interior y por tanto sepa cómo acompañar a la persona que desea hacer lo mismo. No podemos dar una receta pues cada caso requiere un tratamiento distinto, aunque las bases son idénticas: la falta de amor por sí mism@, el modo inadecuado de entender el amor por uno mism@ y el desconocimiento de las herramientas para afrontar cada caso en particular.
Para recuperar el Niño Interior es necesario conocer los diferentes modos en que se expresa el inconsciente: en aquello que nos molesta de los demás, en aquello que envidiamos de los otros, en los dolores, enfermedades y accidentes que padecemos, en el modo de movernos y de relacionamos, en los sentimientos recurrentes desagradables que tenemos y en el modo en que realizamos las afirmaciones de lo que deseamos conseguir en la vida.
Recientemente una cliente se quejaba de las falsas expectativas que los demás le ofrecían a la hora de comprarle una propiedad que hacía años quería vender. La pregunté si de pequeña sus padres le habían dado falsas expectativas a lo que respondió afirmativamente. Le pregunté después si ella también daba falsas expectativas a otras personas a lo que me contesto también que sí. Hacemos y nos hacen lo que vimos y sentimos.
Al preguntarle para qué daba expectativas falsas a los demás y responderme que para que la tuvieran en cuenta y contarán con ella, pudimos detectar una gran herida en su niña interior, y es que de pequeña no la habían tenido en cuenta y menos aún habían contado con ella. Tras darse cuenta de este hecho, y haber tenido en cuenta sus deseos y contar con ellos para concretarlos, dejó de dar falsas expectativas a los demás y logró vender su propiedad al precio que ella deseaba. Como vemos, el primer paso para recuperar nuestro Niño Interior es hacer consciente lo inconsciente.
Javier de la Sen
Terapeuta especialista en la Recuperación del Niño Interior
javierdelasen.com