Se dice que el cuerpo es el templo del alma y muchos de nosotros, al comenzar el año, tomamos la determinación de acercarnos a nuestra esencia, cuidando y atendiendo las necesidades de nuestro ser físico.
Para que nuestros proyectos puedan llevarse a cabo, es necesario un organismo sano, capaz de albergar y dar soporte. En definitiva, ser la base a partir de la cual podamos expresar todo nuestro potencial durante el resto del año.
La Osteopatía es una terapia manual, íntegramente natural, que puede ayudarte eficazmente a alcanzar el nivel físico adecuado que necesitas y, por ende, aportarte más energía.
Para aquellos que no conocen bien la Osteopatía, actúa sobre el sistema músculo-esquelético (articulaciones, músculos, ligamentos y las envolturas de los músculos llamadas fascias), así como en otros sistemas como el nervioso, endocrino y digestivo, abordando también los bloqueos somatoemocionales.
Su objetivo es aliviar el dolor, incrementar la movilidad y restablecer la armonía global del organismo. El cuerpo humano es un conjunto complejo, anatómico, fisiológico y psicológico, en el que todos los elementos son interdependientes. Por ello, la Osteopatía es una terapia que comprende al individuo en su totalidad, a diferencia de la medicina alopática, que segmenta el cuerpo en múltiples órganos sin reconocer sus interrelaciones.
La Osteopatía fue creada en 1872 por el médico estadounidense Andrew Taylor Still, tras la trágica muerte de tres de sus hijos por disentería. Este suceso lo llevó a desarrollar una terapia revolucionaria, diferente a la medicina clásica de su época, que postergaba su aceptación por décadas, hasta que a mediados del siglo XX se consolidó gracias a sus éxitos y