Jugando con la música en familia

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El sonido (la música) es inherente al ser humano. Entre otros muchos valores, constituye un vehículo de conexión y expresión de uno mismo, de introspección, de comunicación, de expansión, de relación con el medio, de exploración, de conocimiento y sobre todo de disfrute.

Jugando con la música en familia pretende abrir una puerta al universo del sonido. Donde, papás, mamás, abuel@s, hij@s tienen un espacio nutritivo y de convivencia en el que niños y adultos comparten su tiempo libre, de forma activa, enriquecedora y creativa. Y a la vez experimentan el silencio, como fuente de incalculable valor y conexión, potenciando la comunicación no verbal.

Percepción, identificación, imitación, expresión y creación intervienen en un entorno de grupo en el que pueden desarrollar los valores de la escucha propia y del otro, la articulación y respeto de las propias aportaciones y el respeto hacia las aportaciones del otro, el descubrimiento y exploración de las propias capacidades, y el enorme enriquecimiento de la colaboración grupal.

Todo ello, regado con el ingrediente principal, las semillas de la alegría y el disfrute que produce la música. Se contempla así la música como una herramienta excepcional para trabajar en todas las áreas de estimulación: motriz, socio-emocional, del lenguaje, estética-creativa y cognitiva.

La estimulación musical produce grandes beneficios y contribuye enormemente al desarrollo integral del niño. Además de las actividades que comprenden la estimulación, el ambiente en el que se desarrollan también es importante. Si el niño cuenta con la compañía de personas significativas para él, como es el caso de sus padres, se sentirá apoyado en su vínculo afectivo, en sus habilidades y destrezas. Por medio del acercamiento directo, simple y gratificante de sus familiares disfrutando, comprendiendo y conociéndole mejor, la estimulación será más completa.

En realidad, el proceso de estimulación / asimilación musical es totalmente comparable al del lenguaje. Al igual que el bebé entra en una etapa de balbuceo después de haber escuchado la lengua materna durante varios meses, lo mismo sucede cuando los niños están inmersos en un ambiente musical y los adultos interactúan con ellos con melodías, ritmos o movimientos.

Los niños, pasado un primer periodo, que varía para cada cual, comienzan a producir sonidos que en un principio no podrían tener sentido para los adultos, pero que podríamos calificar como balbuceo musical. Poco a poco el periodo de balbuceo se transforma y el niño alcanza estabilidad en la adquisición del tempo y un vocabulario melódico que se va ampliando cuando puede empezar a imitar lo que percibe.

Al igual que el niño aprende su lengua materna en el ambiente en el que vive, en los talleres de música en familia se crean ambientes musicales que facilitan sus propios aprendizajes.

Las canciones, los ritmos, los movimientos constituyen el ambiente musical en el que impregnarse, sin el requerimiento de realizarlos, sino con la intención de que observen y escuchen para que al tiempo puedan expresarse musicalmente desde lo que han registrado.

En todo este proceso siempre se considera al niño como sujeto activo en la actividad musical, independientemente de si participa o no directa y explícitamente.

 

Angélica de la Fuente Gómez
Pianista y Titulada Superior de Pedagogía Musical por el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid
Centro Wutang
www.taichimadrid.com

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3 minutos de lecturaActualizado: 02/02/2018Publicado: 20/01/2017Categorías: FamiliaEtiquetas: , , ,

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