Generación de estados de alto rendimiento

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El alto rendimiento exige la superación de hábitos inconscientes, la desactivación del pensamiento limitante y un estado mental adecuado. Y su entrenamiento es posible… La generación de estados de alto rendimiento pone a nuestra disposición los recursos personales de que disponemos y posibilita la ampliación de la percepción. La combinación de ambas cosas produce eficacia, mejora la rentabilidad y aumenta la producción, a la vez que nos permite ser más felices.

El mundo que hemos generado, las sociedades en las que vivimos, nos exigen desde hace tiempo y cada vez más rendir al 100% desde criterios sobre todo de eficacia, rentabilidad, productividad…, y ello no sólo nos ha llevado a niveles de estrés jamás alcanzados, sino que, a la vez, nos hemos acostumbrado a vivir en niveles de atención muy bajos y dispersos. Esto resulta paradójico, pues desde esos niveles de atención la eficacia disminuye, la rentabilidad baja y la productividad empeora. Nos hemos acostumbrado a vivir desde la superficie, desde lo evidente, como si la vida fuera un iceberg y creyésemos que el iceberg es únicamente lo que se ve desde la superficie. En nuestro día a día damos solución a los acontecimientos que nos ocurren como nos muestra la siguiente anécdota.

Un viernes, a las cuatro y media de la tarde, una encolerizada mujer entró en un taller. Las luces de emergencia del panel del salpicadero no dejaban de parpadear, aunque ya le habían arreglado ese problema unas cuantas veces. «¿Quién quiere encargarse de un problema tan rebelde y enfrentarse a una clienta enfadada un viernes a las cuatro y media de la tarde?» Todo el mundo se quedó en silencio, salvo un mecánico que dijo: «Yo me encargaré de ello». Llevó el coche hasta el garaje, se metió bajo el salpicadero, quitó la bombilla de la señal y la arrojó a la basura. A continuación, abrió una lata de refresco y se encendió un cigarrillo. Después de un rato durante el cual la clienta creía que le estaban arreglando el coche, el mecánico regresó y le dijo a la mujer que su automóvil ya estaba listo. Entusiasmada al ver que la luz de aviso había dejado de parpadear, se fue feliz y contenta. Aunque la causa del problema no se había arreglado, el síntoma había desaparecido.

De forma similar caminamos por la vida: nos quedamos satisfechos cuando conseguimos eliminar los síntomas de situaciones desagradables en el trabajo, en casa, con los amigos… Sin embargo, la desaparición de los síntomas no devuelve la eficacia, ni aumenta la rentabilidad, ni mejora la productividad; no mejora las relaciones personales ni genera una felicidad duradera. Es preciso bucear para reconocer el resto del iceberg, reconocer las causas de nuestras vivencias y sacar a la superficie la cantidad de recursos que permanecen dormidos, apagados o que nunca fueron conocidos.

ALTO RENDIMIENTO

El alto rendimiento depende de la propia capacidad para poner en juego todos los recursos de que disponemos. Y esa capacidad aumenta y se desarrolla en la medida en que somos capaces de entrar en nosotros mismos para reconocer aquello que nos está limitando. Es frecuente pensar que es el jefe, la pareja, un hijo, las circunstancias, lo que impide que rinda al 100% o que sea plenamente feliz. No obstante, circunstancias las vamos a tener siempre. La clave para el alto rendimiento es poder determinar en cada circunstancia qué puedo hacer yo, personalmente, para rendir y poner todos mis recursos en funcionamiento y así alcanzar el objetivo que pretendo. Esto implica atención y consciencia, un estado mental adecuado y la superación de hábitos y pensamientos limitantes. ¿Cómo conseguirlo?

HERRAMIENTAS

La Programación Neurolingüística (PNL) ha conseguido identificar en qué consiste el proceso del aprendizaje, lo que nos permite reaprender y también aprender a aprender. Ello supone que podemos desprendernos de aquellos hábitos que pudieran estar limitándonos para adquirir otros nuevos más potenciadores. Asimismo, hoy está demostrado que los pensamientos construyen el mundo interno en que vivimos y que poco a poco van moldeando el externo. Por eso afirmamos con H. Ford que «siempre tienes razón: si crees que puedes, es verdad, y si crees que no puedes, también es verdad; en cualquier caso, siempre tienes razón». La PNL y el Coaching nos ayudan a tomar consciencia de todos esos pensamientos que pueden estar limitándonos en nuestras actividades y a saber cómo modificarlos para generar un pensamiento y un lenguaje internos más constructivos, eficaces y positivos. Junto a todo ello, es preciso generar un estado mental que nos permita integrar todo lo que somos: cognición, emoción, cuerpo, energía y espíritu. La meditación es una herramienta potentísima para alcanzar la deseada integración en nuestra vida, lo que posibilita la «Presencia» que hace realidad el milagro de la puesta en juego de nuestros recursos personales.

LIDERAZGO INTERIOR

El estado de alto rendimiento se puede alcanzar con procesos de desarrollo personal que potencien la mente consciente y que desactiven a la vez «el piloto automático» con el que caminamos por la vida, es decir, que consigan que no sean los hábitos de nuestra mente inconsciente los que nos dominen. Los actos de la mente inconsciente son de naturaleza refleja y no están controlados por la razón o el pensamiento.

Quizá conozcas a alguien que en determinadas situaciones o ante conflictos concretos con personas suele comportarse de la misma manera y considera que no es la que más le ayuda. Es posible que tú seas una de esas personas. Puede también que sepas de alguien, o que a ti te pase igualmente, que lo que piensa de sí o de las circunstancias le limita mucho a la hora de trabajar, de acometer nuevos proyectos, de adentrarse en novedades, de relacionarse con las personas: miedos e inseguridades se hacen presentes… Solemos decir muchas veces que todo eso se debe al carácter de cada uno y que el carácter no se puede cambiar o es tan difícil que en la práctica resulta imposible. Hemos aprendido que los genes nos condicionan mucho en la vida…, pero no es cierto. La epigenética nos dice lo contrario. Hacer conscientes los aprendizajes (hábitos) de la mente inconsciente nos permite introducir cambios en nuestra vida y en nuestro carácter que nos ayudan a conseguir los objetivos hasta ahora no alcanzados.

Hoy sabemos que el pensamiento modifica la percepción y el cuerpo. Si haciendo un ejercicio de liderazgo interior logramos gestionar de manera adecuada nuestros pensamientos, seremos capaces de ir más allá de las percepciones a las que estábamos habituados y de mejorar nuestra salud a la vez que gestionamos la energía de que disponemos para la consecución de los logros que pretendemos.

ENTRENAMIENTO

El entrenamiento para el alto rendimiento exige la superación de hábitos y aprendizajes inconscientes, la desactivación del pensamiento y creencias limitantes, la focalización de la mente y un estado mental adecuado para la expansión de la conciencia. Y este entrenamiento es posible… La generación de estados de alto rendimiento pone a nuestra disposición la infinidad de recursos personales de que disponemos y posibilita la ampliación de la percepción. La combinación de ambas cosas produce eficacia, mejora la rentabilidad y aumenta la producción, a la vez que nos permite ser más felices.

Gonzalo Serra Fernández

Fundador y director de Invita Instituto

Coach sistémico y Trainer en PNL

www.invita-instituto.com

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6,5 minutos de lecturaActualizado: 23/03/2024Publicado: 18/10/2013Categorías: Desarrollo PersonalEtiquetas: , ,

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